Capítulo 50: "Una parte de él"

278 15 1
                                    

Después de un par de horas de viajé, Aaron aterrizó el Helicóptero en un gran hotel qué estaba a la orilla de una gran playa con una hermosa vista.

- ¿Nos quedáremos en esté hotel? -Pregunté mirando cada hermoso detallé de la gran playa.-

- No... -Lo miré con una ceja elevada.- Nosotros nos quedaremos en ésa casa.

Me señaló una casa grande que estaba a la orilla del mar, podía versé desdé aquí que era una casa privada con acceso al mar sin que nadie te dijera nada.
Lo miré aún más sorprendida, debió gastar una gran suma de dinero por darme todas éstas sorpresas...

- Aaron... -Sé puso detrás mío con una sonrisa en sus labios.- Esto es demasiado...

Sentí mis ojos arder, no era un gran momento para derramar lágrimas ahora. Así que respiré profundo para tranquilizarme un poco.
Me tomó de la cintura para darme la vuelta y poder vernos frente a frente. Me dio una pequeña sonrisa de lado mientras acariciaba mi mejilla con su pulgar.

- Todo esto lo hice sólo por ti...

- Debiste haber gastado bastante dinero por todo esto...

- Cada centavo valió la pena. -Plantó un beso en mi cabeza.- Me gusta ver el brillo de tus ojos cuándo te hago sorpresas cómo estás...

- Sabés algo... -Susurré.- estás logrando qué me clavé contigo, Lawrence.

- Me encanta saber eso, Collins.

No pude evitar sonreír.
Me dio un beso en los labios y nos dirigimos a la casa que Aaron había mencionado antes. Al llegar a la entrada de la playa, me di cuenta qué no podría caminar con tacones sobre la arena. Estuve apunto de quitarmelos para poder caminar cuándo de golpe sentí que me elevaban en el aire. Mire a Aaron quién me tenía entre sus brazos con una sonrisa de oreja a oreja, suspire al ver que comenzaba a caminar sobre la orilla del mar con extremo cuidado.

- ¿Por qué no dejaste que me quitará los tacones para poder caminar yo misma?

- Por qué no quería que te molestaras en hacerlo. -Miró hacía el mar.- Además, estoy siendo caballeroso por primera ves. No arruines el momento.

Comencé a reír por su comentario. La verdad es que tenía razón, nunca era caballeroso, es todo lo contrario.
Cuándo llegamos a la entrada de la lujosa casa, entramos sin problema alguno. Comencé a inspeccionar cada rincón de ella, a primera vista se podía contemplar una sala de estar de cuero color negro, tenía una mesa de centro pequeña del mismo color que está. Aaron me bajo al fin, camine lentamente tratando de descubrir una gran parte de la casa, en la primera puerta pude ver una cocina el doble de grande que la mía.
Volví a la sala de estar, ví un reproductor de música en un mueble. Sonreí y conecte mi móvil a él.

Comenzó a sonar por toda la casa "Eres mía" de Romeo Santos, una de las cosas que mejor me sale bailar es bachata. Sin poder evitarlo mis caderas comenzaron a moverse al compás de la música. Volteé a ver a Aaron quién me miraba con una ceja elevada y una sonrisa en su rostro, me acerqué hasta él con pasos lentos y cuidadosos. Tomé sus manos y las coloqué en mi cintura para yo llevar las mías hasta sus hombros, al parecer captó mi idea rápidamente y comenzó a mover sus caderas de un lado a otro junto con las mías, me sorprendí un poco al principió. Él sabía bailar perfectamente este tipo de música, podría decirse que hasta mejor que yo. Apegó mi cuerpo al suyo aun más, al igual que nuestras frentes. Ambos nos miramos a los ojos de una manera excitante.

De un rápido movimiento me dio una vuelta haciendo que quedara de espaldas a el, me pego lo más que pudo a su cuerpo mientras seguíamos bailando al compás de la musica.

- "Eres mía... Mía.. Mía..." -Susurró mientras cantaba el coro de la canción en mi oreja.-

Me estremecí por completo al sentir su aliento en mi cuello. No supe cómo reaccionar a esto.
Lo primero qué hice fue sonreír mientras acariciaba su mano y el plantaba un beso en mi hombro. Tomó mí mano, finalmente me dio una vuelta para volver a quedar de frente a él. Nos miramos a los ojos por un par de segundos, me tomó desprevenida y me dio un beso en los labios.
Mí corazón parecía qué quería salirse de mí pecho, palpitaba tan rápido qué parecía qué no me dejaba respirar. Esto y más es lo que Aaron podía causar en mí cada qué estábamos juntos...

Tal ves no sea tan malo enamorarse después de todo...

- Qué me has hecho Alex... -Susurró con la voz cortada.- Me tienes perdidamente enamorado...

Sonreí sin mostrar los dientes.

- Él sentimiento es mutuo...

Plantó un beso en mi frente, nos separamos y ambos comenzamos a caminar a lo qué parecía ser nuestra habitación...

- Cada ves me impresionas más...

- Ésa es la idea. -Rió.- Estoy cansado...

- ¿Cansado? -Sé me cortó la respiración.- ¿Cansado de qué...?

- Del viajé. -Solté todo él aire qué sostuve por unos segundos.-

- Vamos a acostarnos...

Tomé él cierre de mí vestido y lo baje hasta él topé. Me lo quité cuidadosamente, lo recogí y lo doblé. Lo dejé en una mesa qué estaba en la habitación, me senté en la grande y cómoda cama para quitarme los tacones y dejarlos en el mismo lugar del vestido. Aaron me imitó y ambos quedamos en ropa interior, nos acostamos mientras yo tenía mí cabeza en su pecho y nuestras piernas estaban entrelazadas. Yo no podía ver su cara, pero sabía qué no estaba durmiendo.

- Alex...

- ¿mh?

- He estado pensando en nuestras últimas discusiones y... Bueno al grano, preguntame lo que desees. Está noche estoy dispuesto a entregarte más de lo qué cualquier chica sabrá jamás. -Susurró de la nada.-

Lo miré en la oscuridad. La verdad es qué tengo muchas dudas sobré Aaron... Pero no sabía cómo preguntar. Por primera vez Aaron estaba dispuesto a entregarme una parte de él.

- Piensa bien lo qué vas a preguntar. -Hizo una pausa.- sólo te contestare un par de preguntas.

Comencé a pensar con detenimiento todas las cosas qué hemos pasado desdé qué lo conocí...

- ¿Cuál es él motivó de tus pesadillas...? -Susurré con la voz temblorosa.-

Sentí cómo su cuerpo sé estremeció bajo él mio. Tal ves no éste listó para contestarme ésa pregunta...

- Sí no estás...

- Vivía con mis padres... -Me interrumpió.- mí padre siempre estuvo metido en problemas, tenía bastantes enemigos en ése entonces. Mí madre siempre intentaba protegerme, Pero un día...
Mi padre no estaba, solo eramos mi madre y yo. Tenía como seis o siete años cuándo mucho, unos desconocidos entraron a mi casa en busca de él, mi madre dio su vida por protegerme. -Sentí mi frente humedecerse, a lo cuál lo único qué hice fue abrazarlo e aferrarme más a su cuerpo.-

Iba a voltear a verlo pero me abrazó rápidamente haciendo que yo quedara arriba suyo, me tomó completamente desprevenida. Me quedé en shock unos segundos, escuché unos leves sollozos de su parte...

- No me mires... -Susurró.-

Sentí mis ojos arder. No me gustaba ver a las personas llorar, me ponían demasiado sentimental.
Lo abracé con todas mis fuerzas, no sabía como reaccionar a todo esto.
Es nuevo para mí, podría decirse que no soy tan buena dando consejos...

- No me dejes, nunca... -Susurró.- Te lo suplicó...

•Evitando El Amor•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora