VIII

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Moonbin se cruzó de brazos y se apoyó contra la pata de la cama.

-Pruébalo.

Eunwoo frunció el ceño profundamente. En realidad no había mucho que pudiera hacer para probar su historia. Ni siquiera era capaz de hacer milagros en el cielo, mucho menos en la Tierra. Desesperadamente esperaba que Sanha de repente apareciera y lo ayudara a probarlo, pero no tenía tanta suerte.

- No sé cómo puedo probarlo. Tú dime cómo hacer para que me creas.

- No lo sé. Tú eres el ser celestial. - Las palabras de Moonbin goteaban sarcasmo y agitó su mano furiosamente- Pide una guía divina. Diablos.... saca tus alas y vuela por la maldita habitación.

- ¿Por qué estás tan enojado? -Eunwoo preguntó con un gran puchero- ¡No puedo evitar ser lo que soy!

- Entonces, ¿por qué estás haciendo este estúpido cuento? Te dije que no me importa lo que eres, o incluso lo que hayas sido. Pero no... No me mientas - Su voz se quebró un poco al final.

- ¡Ya te dije lo que soy y simplemente no me crees!

- ¿Me dices que eres un ángel y luego esperas que te crea? - Moonbin se pasó una mano por el cabello y caminó hacia el frente de la cama- ¡Dios, eso es ostentoso!

Eunwoo le dio a Moonbin esa mirada, la que decía más que las palabras que el más alto le había dicho.

- No me sorprende que utilices esa frase.- Moonbin se congeló

- ¿Qué tiene de malo?

- ¿Quieres que te responda eso? ¿Honestamente? -Eunwoo lamentó las palabras tan pronto como salieron de su boca. El chico angelical sabía que si iba por este camino, no había vuelta atrás. Si comenzaba la lista de las faltas de Moonbin, las cosas se pondrían feas. Toda la frustración, toda la confusión, todo lo que él sentía, saldría. Eunwoo nunca fue bueno en ocultar sus emociones, y sabía que no podría aunque lo intentara.

- Eres el ángel. - El empresario escuchó la crueldad en su propia risa - Tú dímelo.

- Está bien. Quieres la verdad, te voy a decir la verdad, la dolorosa verdad. Tú piensas sólo en términos de dinero ¡Todo es dinero para ti! Me ofreces dinero para escucharte, para entrar en tu coche. Tratas de comprar todo. A todos.

Moonbin se quedó allí, viendo a Eunwoo, escuchándolo decirle cosas que no le importaba escuchar, sobre todo de él.

- Ni siquiera me puedes dar un cumplido, Binnie. Dijiste, ¿"Eunwoo, te ves precioso"? No. Dijiste, "Luces la riqueza bellamente"

Eso hizo sonar a Moonbin increíblemente presuntuoso.

- ¿No sabes que hay cosas más importantes que el dinero o el oro?

Moonbin estaba rígidamente silencioso, pero profundamente en su interior se estremeció ante la sinceridad en la voz de Eunwoo. Era como si el chico estuviera diciendo estas cosas porque se preocupaba verdaderamente por su persona, porque realmente se preocupaba por él.

- ¿Es tan difícil que entiendas, Binnie? La gente no debería ser comprada. Deben ser respetados. Incluso la persona más harapienta y pobre de Seúl sigue siendo un ser humano ¿No puedes encontrar en tu corazón el ayudarlos, incluso uno de ellos, por tu cuenta?

Moonbin se quedó en silencio, con la mandíbula apretada, y el mentón levantado.

-Y mira tu casa. - Continuó el más bajo.

- ¿Qué hay de malo en mi casa? -Preguntó Moonbin, por fin encontrando su voz una vez más.

- Coleccionas cosas.

El Sonido De Una Campana.『 Binwoo 』; adaptación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora