Comencé a pensar en mi pasado. O comencé a recordarlo, por un segundo pensé que había desperdiciado mi vida en tener miedo, pero en realidad solo estaba sobreviviendo, como todos en algún momento.
A mis 12 años comencé la secundaria, con entusiasmo y nerviosismo, el entusiasmo se esfumo cuando me di cuenta de la porqueria que era la secundaria, no académicamente, sino la vida social en ella. Teníamos entre 12 y 15 años, intentando ser "adultos", fumando, alcoholizándonos y drogando nuestros cuerpos, sintiéndonos las personas más importantes, los más geniales y superiores. Éramos demasiado estúpidos, niños jugando a ser "adultos" simplemente, no un juego de cuando tienes 5 años y quieres imitar la vida de tus padres, un juego en el que apartas la realidad y piensas que lo que haces es lo mejor. Éramos tremendamente idiotas.
La realidad me golpeo tan fuerte en la secundaria que me hizo abrir los ojos, no es que haya odiado la secundaria, sino que odie como fue que la viví. Es una experiencia y nada más. Amigos, novios, maestros...
¿Qué chingados nos hacía pensar así? De una manera tan pendeja, de una manera en la que queríamos crecer rápido. Siendo supuestamente adultos, pero ni siquiera sabíamos lo que esto significaba.
Obviamente también hubo momentos geniales, inolvidables, en los que realmente éramos nosotros, nuestra forma más pura, éramos una bola de idiotas puros. Riendo hasta llorar, platicando de grupos, de series, de anécdotas, de regaños...
Pero algo sucedía, algo nos cambiaba y volvíamos a ser los niños que juegan a ser adultos.
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Partes de la vida escritas
De TodoAquí donde solo escribo. Me cuesta expresarme en voz alta. Me gusta leer y escribir. Escribo aquí donde no hablo, pero me leen. Aquí donde solo escribo, es mi vida y las vidas que he visto a lo largo de ella. Comienza por donde elegí empezar. Son...