“No vendrán a rescatarnos, no vendrán tropas de intervención. Debemos salvarnos solos. Conocen a personas influyentes en el extranjero, deben llamarles. Tienen que decirles lo que nos va a pasar, despídanse, pero cuando se despidan digánselo como si desde el otro lado del teléfono estuvieran agarrando su mano, háganles saber que si sueltan esa mano, morirán”.