Nothing In My Way ~Darren Criss y Tu~

Capitulo 20: Dos opciones.

Entré al salón pero tampoco estaba allí. ¡Maldita sea! ¿Dónde demonios está metida esa maldita rubia oxigenada? Escuché que alguien entraba y giré a ver con la esperanza de que fuera ella. Pero no, no era la muy arrastrada…
—Ni lo intentes Grant, porque voy a golpearte por meterte —le advertí. Él negó con la cabeza y soltó un suspiro.
—¿Acaso no te estás metiendo tú? —me preguntó.
Lo miré… él, él simplemente tiene razón. Yo me estoy metiendo y en verdad este no es mi asunto. Pero es… es que me dio tanta rabia. No se dan una idea de la rabia que me causó.
—Tienes razón —admití y me senté sobre una de las mesas. Grant se acercó hasta quedar frente a mí.
—¿Cómo fue que te enteraste? —me preguntó.
—¿Desde cuando lo sabes? —le pregunté sin prestar atención a su pregunta.
—Desde que comenzó a pasar —dijo y se sentó a mi lado. Lo miré sin poder creerlo.
—¿¡Y no has hecho nada para que dejara de hacerle eso a Dianna?! ¡Grant de verdad no puedo creerlo de ti!
—¿Y qué podía hacer yo, eh? —dijo nervioso y me miró —¿Golpear a Darren como lo has hecho tú? ______ he intentado millones de veces hacerle entender que no estaba bien haciendo lo que hacía —vi la sinceridad en sus ojos verdes —Yo se perfectamente todo lo que Dianna ha dado por él, y de verdad no se merece nada de lo que él ha hecho.
—Heather no es la única, ¿verdad? —él no dijo nada —El que calla otorga, Alex.
—Bien… —soltó un suspiro —No, no fue la única. Pero si la oficial.
—¿La oficial?
—A lo que me refiero que es la otra oficial.
—Ya entiendo —dije y sentí ese nudo de impotencia bajar por mi garganta —Esa perra…
—Oye, que buena derecha tienes —dijo divertido.
Lo miré extrañada ante su repentino cambio de tema, pero reí ante su expresión.
—Muchas gracias.
—Oh, ¡ahí estás! —chilló entrando con al salón. Me giré a verla y la rabia que había sentido cuando vi a Darren, volvió el doble al verla a ella —¡¿Quién te crees para hacerle algo así a Darren?!
—Heather creo que va a ser mejor que te vayas —le dijo Grant mientras se ponía de pie y me miraba atento
—¡No, no me voy a ir! —le dejó bien en claro y me miró —¿Qué te pasa, niña? ¿Te enteraste de que Darren anda conmigo y te pusiste celosa? ¿Es eso?
Oh no, ella no puede estar hablando enserio.
—Heather, por tu bien… mejor cállate —le aconsejó Grant.
Rápidamente me puse de pie y de la misma manera comencé a acercarme a ella, pero sentí unos brazos tomarme de la cintura impidiendo que llegara del todo a ella.
—¡Suéltame, Grant! —le dije mientras forcejeaba con él.
—¡Heather vete, antes de que se suelte! —le dijo él sin soltarme.
Ella soltó una estúpida risita y se paró bien colocando sus manos sobre sus caderas.
—No le tengo miedo a esta, niña —dijo divertida.
—Pues deberías —musitó Grant pero lo escuché.
—¡Suéltame Gustin! —volví a forcejear pero él no me soltó —¡Perra oxigenada cuando logre liberarme de él voy a arrancarte todos los pelos! ¡Eres una arrastrada! ¡Y te haces llamar amiga! ¡Eres una puta!
—Oye, oye —dijo con tono indignado —Mis asuntos personales nada tienen que ver contigo. ¡Así que no te metas en lo que no te importa!
—Ya vas a ver… ya vas ver, perra… ¡Grant déjame!
—¡No, ______! ¡Vas a matarla!
—¡Esa es la idea! —le aseguré. Ella volvió a reír.
—Déjala Grant, ya te dije que no le tengo miedo —lo desafió ella.
—No sabes lo que dices —le dijo él entre nervioso y divertido —Vete Heather porque no voy a poder retenerla por mucho más tiempo…
—Está bien me voy a la cafetería, si me necesitan estaré allí —dijo con una sonrisa burlona y salió de allí.
—¡Ven aquí! —le grité y seguí forcejeando con el agarre de Grant —¡Perra voy a dejarte pelada!
—¡Ya ______! —me ordenó. Entonces decidí obedecerlo. Me quedé quieta pero aun él me seguía sosteniendo por la espalda —¿Vas a quedarte quieta? —me preguntó.
Un escalofrió bajó por mi espalda al escuchar su voz cerca de mi oído. Asentí levemente con la cabeza y entonces sus manos comenzaron a aflojarse. Cuando ya estuve liberada me giré a verlo. Él sonrió levemente y levantó su mano para acomodar una mecha de mi cabello.
—Lo lamento —le dije.
—¿Lo lamentas? ¿Por qué? —me preguntó entre divertido y extrañado.