Prólogo

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El viento frío de la noche entraba por la ventana, a lo lejos el sonido de las sirenas, los vidrios rotos y el de las pistolas retumbaban por las calles; seguidos de gritos desgarradores y gemidos ahogados de sufrimiento. Empujé la calibre 23 en mis manos temblorosas hasta pegarla a mi frente. El acero helado me estremeció, abriendo los ojos jadeé desesperado por la falta de aire, mirando de reojo a cada lado de la habitación en que me encontraba. Retrocedí sin dejar de estar alerta al mínimo sonido o crujido que escuchase. Al toparme con pared me dejé caer al suelo y respirar profundamente, al fin estaba a salvo; aunque fuese unos minutos.

Un grito desgarrador me sobresaltó haciendo que mirará a la ventana con vidrios rotos, se escuchaban cerca, muy cerca. Sin esperar más saque una caja con balas nuevas de mi uniforme, cargué el arma y me levante de un salto. Cerré los ojos unos segundos "Todo estará bien, sólo tienes que regresar a la base y todo acabará", trataba de auto convencerme.

-Claro, sin contar que unos asquerosos e infectantes zombis están afuera esperando a que salga para comerme entero.

Suspiré con pesar y revolví mi cabello azabache, metiendo la mano en uno de mis bolsillos traseros extraje una fotografía un tanto arrugada y gastada.

-Sólo espera un poco más Eren. Pronto llegaré...

Toque el rostro del joven de la fotografía, sonriente como siempre; sus ojos esmeralda irradiaban alegría y entusiasmo. Delineé con mi dedo sus cabellos rebeldes color castaño. Sonreí de lado y guardé de nuevo la fotografía.

Salí de aquel departamento, con la pistola en mano y un objetivo en claro. Centenares de zombis babeantes se abalanzaron hacia mi persona. Los disparos de la pistola calibre y los gruñidos de los zombis llenaron la calle, chasqué la lengua al notar mi uniforme manchado de su sangre; mirando a ambos lados para asegurarme que no faltará ninguno por matar. Avancé hasta la entrada de la base militar.

A unos metros de poder entrar un gruñido me detuvo en seco, volteé con la pistola cargada y lista para disparar. Mi dedo en el gatillo junto con mi respiración y mi cuerpo se paralizaron.

Unos cabellos castaños se agitaron mientras caminaba hacia mi; negué con la cabeza, debía ser mentira.

-¡Apártate Jäeger!

Eren gruñía mientras restos de sangre escurrían por su boca, mantuve la mirada en esos ojos blanquecinos y esa piel grisácea a causa del virus que había infectado su cuerpo.

Retrocedí tembloroso y negando en voz baja, perdí la calma. -No tú...¿Por qué?

Tenía que matarlo pero era imposible, recuerdos del pasado inundaron mi mente, lágrimas saladas escurrían por mis mejillas y los labios me temblaban. Mi voz se volvió temblorosa.

-Vete, por favor. No quiero matarte.

Eren seguía avanzando y yo baje el arma. Mire un momento el suelo y al levantar la mirada, aquel castaño que tanto amaba se encontraba frente a mi: cara a cara. Su mirada era perdida, no podía distinguir si estaba enojado, feliz, triste...nada...

Toque su mejilla helada y sonreí con tristeza, él por su parte gruñía y babeaba acercándose a mi cuello para morderlo.

Apreté el arma en mi mano y le apunte. Con un gran dolor en mi pecho y el dedo en el gatillo disparé.

Hola! Traigo historia nueva, sé que debo actualizar mis demás historias pero ¡no podía resistirme a esta idea!

Espero les agrade, tengo el 1er capítulo y el 2do ya escritos. Si veo que les gusta subiré los otros dos. Si no, borraré la historia y continuaré escribiendo sólo para mi amiga y yo.

Un dato raro, me gusta mucho el Ereri más que el Riren. Lo curioso es que escribo más Riren que Ereri :v Aún así no me desagrada pero no me había dado cuenta hasta ahora jaja.

Nos leemos luego!

By: Fer:3

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