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Imaginémos una rosa.
El primer día,
sus pétalos son fuertes.
Y su color,
es muy intenso; como el de la sangre.
El segundo dia,
sigue igual.
El tercer día,
sus pétalos,
se ven con menos fuerza.
Pero su color es el mismo.
El cuarto día,
sus pétalos se ven como si ya no les quedara fuerza.
Su color,
se está apagando; se ve menos roja.
El quinto día,
se le van cayendo pétalos.
Su color a disminuido en intensidad.
El sexto día,
Solo quedan un par de pétalos arrugados.
Su color se torna de un ocre rojizo.
El séptimo día,
Ya no hay pétalos agarrados al sépalo,
se hallan en el frío suelo.
Y su color es marchito.
Así,
me hallo yo.
Porque fuí,
como una rosa.
Que,
acabó marchitandose.
Perdiendo la fuerza y el color.

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