PRIMERA PARTE
Llegó un día en que de pie entre flores esplendorosas que colgaban sobre las paredes como nubes flotantes dentro del Palacio Taichen, cubierto de Bodhi, Donghua pensó en la primera vez que se encontró con Fengjiu.
En ese momento él no tenía ninguna impresión de ella. Al ser el la deidad que se quedaba aislada en el Palacio de Taichen no se enteraba de nada más allá de los cambios de las estaciones, del ascenso y la caída de la luna y del sol, o de las fortunas y percances de la creación.
Tianjun le recordó incesantemente dejar el Palacio de Taichen para ser el escolta nupcial del príncipe heredero Yehua, pero no estaba particularmente interesado en este asunto.
Por esa razón, no recordaba muy bien a la doncella que salió de entre las olas del Lago Wangsheng, ni su voz tan clara como la lluvia de primavera. Tampoco recordaba aquella linda voz forzándose a reír cuando se volvió para preguntarle a Siming: -¿Esa Señora Qin del monte Zhonghu realmente le gustaba mi tío?
La verdadera primera impresion de Donghua sobre Fengjiu fue en la boda de Yehua.
El Príncipe Heredero de la Corona del Cielo se iba a casar. Además, se estaba casando con la Alta Deidad Bai Qian, a quien todos respetuosamente llamaban 'Lady'. Era natural que su boda fuera diferente de las otras. Los inmortales en el cielo se dividieron en nueve filas. Contando los miembros de la familia de los Cielos, aquellos afortunados de ser invitados incluían desde el quinto rango, solo diez Zhenhuangs (eminencias verdaderas), Zhenrens (hombres verdaderos), y cerca de treinta Lingxians (inmortales divinos). El Palacio de Ziqing estaba inundado de luz. La fiesta estaba ahora a medio camino.
El titular Tianjun era bastante pretencioso. Independientemente de qué partido, él siempre se excusaba después de tres bebidas, citando la poca tolerancia como razón; Incluso la boda de su propio nieto no fue una excepción.
Por otra parte, el novio Yehua siempre había tenido poca tolerancia; Esa noche fue especialmente baja. Todavía no habían llegado a la tercera ronda cuando un joven asistente tuvo que apoyarlo de vuelta al Palacio Xiwu. Donghua, sin embargo, pudo ver que el Príncipe heredero casi desmayado todavía fue capaz de caminar con un equilibrio admirable.
Poco después de que estos dos salieran del Palacio Ziqing, varios Zhenhuang también buscaron razones para excusarse. La atmósfera rígida en la habitación instantáneamente se sintio mas relajada. El Señor Donghua giroó la copa de vino vacía en su mano y tenía también la intención de irse para que los jóvenes nerviosos pudieran finalmente beber.
Colocando la taza y levantándose de su asiento, vio desde la entrada del vestíbulo la repentina aparición de una maceta de sumo. Una doncella vestida de blanco podía vagamente ser vista detrás de ella, con la cabeza inclinada mientras trataba de levantar su falda con una mano mientras ella se aferraba a la maceta con la otra. Inesperadamente, se encontró camino a lo largo de las columnas de la esquina, haciendo todo lo posible para maniobrar entre las mesas de banquete sin llamar la atención sobre sí misma.
Donghua se apoyó en su brazo, buscó una posición más cómoda y se sentó de nuevo.
Los bailarines en el escenario estaban llegando a un intermedio con su actuación. La doncella de blanco continuamente chocaba contra una persona tras otra cuando al fin encontró un asiento vacío. Miró cautelosamente a su alrededor y rápidamente se arrastró detrás de la maceta. Aprovechando la multitud que aplaudía, se sentó y se unió con las palmas, al mismo tiempo enganchando sus pies detrás del bote de sumo para ocultarlo debajo de la mesa.
No podía esconderla y otra vez, la pateo.
Aun no podia esconderla y una vez mas, la pateo.
Ella dio una patada demasiado fuerte en el último intento y envió a la volando desventurada maceta a través de los bailarines en el escenario, dirigiéndose directamente hacia el mismo Donghua Dijun que no había llegado a salir.
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Tres Vidas Tres Mundos, El libro de Almohada
FantasíaEsta es una traducción de fans sin fines de lucro. Todos los derechos de autor originales pertenecen al autor, Tangqi Gongzi. Había sido nuestra intención minimizar tantos errores y omisiones como fuera posible, y presentar la obra original con la m...