Capítulo 2

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Al dia siguiente, por primera vez en mucho tiempo, me desperté antes que Hinami, por lo que decidí darle una sorpresa.
Rápidamente, preparé un completo desayuno: huevos, arroz, unas salchichas que corté en forma de pulpitos, como a mi hermanita le gusta y dos tazas de té verde, el suyo con mucho azúcar.

Tras comprobar que todo estaba listo, asentí y me dirigí al cuarto de Hinami, a despertarla, pero, cuando me acerqué...
No estaba.
La puerta, abierta, la cama, deshecha, ella, no estaba.
Me recorrió un sudor frío. Entré en pánico.
Frenético, me puse a buscar en su habitación algo que me indicase qué había ocurrido, y lo encontré.
Bueno, más concretamente, me encontró.

-Nee, Saito, hermano pervertido, ¡Que haces rebuscando en mi habitación idiota! (Empezó a caminar hacia mí enfadada, pero se sorprendió cuando de un salto me levanté y la abracé con fuerza).
-Hinami...(dije sollozando). Pensé que habías desaparecido, yo... cuando ví que no estabas...(dos lágrimas rodaron por mis mejillas). Me entró el pánico.
-Saito...(me rodeó con sus brazos). Solo había ido al baño...(apoyó su cabeza en mi hombro). Perdona por gritarte.
-Perdóname tú por fisgar sin tu permiso.(Me sequé las lágrimas y me separé de ella). Bueno... ¿desayunamos?. (Le dediqué una torpe sonrisa).
-¡Sí vamos, ya vi el desayuno de camino!.(Se le iluminó la mirada, noté una breve vacilación en su mirada, y me dió la mano, acto seguido, nos dirijimos juntos a la cocina).

Una hora más tarde, ya estábamos los dos listos para asistir a nuestras respectivas clases, cuando Hinami se acercó a mí y me dijo con tono cómplice:
-Oye, Saito, yo esta tarde quedé un rato con mis amigas, por lo que la casa estará sola...(me guiña un ojo). Y si cuando llegue, aún está Akane... recordaré que hay que ir a comprar...
-(Me puse rojo hasta las cejas). Hermana pervertida, no voy a traer a Akane a casa, por lo menos aún no...
-(Se rió) Tampoco esperaba que lo hicieses tonto, me estaba metiendo contigo.
-Bueno, pero vuelve pronto eh, y cualquier cosa llámame, yo quedé para estudiar con Kobayashi y los demás.
-¿Irá Akane?
-Sí, irá, pero antes de que comentes nada, te recuerdo que yo soy quien hace la cena... (la miré con los ojos entrecerrados, le sonreí y le dije adiós con la mano, dejándola pensando en todos los platos que no le gustan podría hacer).

Sonó el timbre por fin, hora de comer.
Al salir al pasillo, me encontré a Akane, que se dirigía a mi aula, y juntos nos fuimos a comer.
Cuando nos estábamos sentando, en un banco situado en una esquina del jardín, algo salió de repente de un seto, y pegué un gritito, cosa que hizo reír a Akane.
-Solo es un gato, Saito, no te comerá. (Comentó mientras se secaba una lágrima).
-No te rías, me sorprendió, nada más. (Abochornado, me acerqué al gato, y lo acaricié distraído) Oye, Akane, no te enfades por lo que voy a decirte pero, me siento igual que cuando no salíamos, es decir, no te veo como alguien diferente, sigues siendo tan genial como siempre a mis ojos.
- (Suspira abriendo su almuerzo). Me pasa lo mismo, pensé que me notaría distinta.
-¿Eso quiere decir que siempre estuvimos saliendo? (dije con una sonrisa)
-Eres tonto, Saito (se rió).
-Quizás un poco, Hinami también me lo dice a veces.
-(De repente se puso seria) Ven.
Con un poco de recelo me acerco a ella, me siento a su lado como me indicaba con la mano, y acto seguido, me besó.

Tras unos segundos de sorpresa, le correspondí en el beso, me acerqué mas a ella y la tomé por la cintura, acercándola más a mí, disfrutando del suave terciopelo que formaban sus labios...

Hasta que me di cuenta de que tenía público.
Me separé un poco de Akane y se lo susurré al oído, y ella entre irritada y avergonzada escudriñó a su alrededor, hasta que vió sobresalir de un arbusto un pelo reconocible a kilómetros.
-Nomiya, serán doscientos yenes por el espectáculo.
Unas risas salieron del arbusto, y Nomiya, con su teñido pelo fucsia, se acercó a nosotros.
-Perdonad por molestaros chicos, se os veía... entretenidos, y no quería molestaros, por eso me escondí (Se le veía el arrepentimiento en la mirada). Por cierto, ¿como me descubristeis?
Le señalé el pelo, y ella nos miró sin comprender, y Akane y yo nos empezamos a reír, e instantes después, Nomiya se rió con nosotros.

Después, los tres empezamos a comer, manteniendo una animada charla sobre los pelos que no valen para el espionaje.

Te amo, onii-chanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora