21. Calder

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Me quedo viendo la televisión pero ignoro la película que supuestamente iba a ver. Jan me pidió permiso de quedarse a dormir en la casa de uno de sus amigos de la escuela. Lo deje por qué estoy harto de siempre decirle que no. El es un niño, tengo que entender eso y no hacer que crezca igual de rápido que yo. Debo dejar que tenga una buena infancia y no una terrible como la mía.

Nunca había estado tanto tiempo solo. Los sábados en la noche siempre éramos Jan y yo viendo alguna película tonta. Pero esta vez estoy solo, en pijama y comiendo palomitas mientras espero a que sea el siguiente día.

Realmente ni siquiera parezco un joven de dieciocho años ¿Que clase de adolescente soy yo? Uno que se queda un sábado en la noche en su casa en lugar de ir a fiestas.

Miro el mensaje de Dex por tercera vez y suspiro levantándome del sofá. Iré a hacer algo de adolescentes por primera vez.

Me dirijo a mi habitación y me doy una ducha para luego ponerme unos pantalones, una camiseta blanca y mis converse negros. Cuando termino de peinarme me coloco mi chaqueta de cuero. Me veo en el espejo y hago una mueca, desordeno mi cabello y sonrío. Mucho mejor.

Apago la televisión y cuando salgo del apartamento cierro la puerta con llave. Corro hacia dónde siempre dejo estacionado mi auto y lo enciendo para dirigirme a la discoteca.

***

Al entrar a la discoteca hago una mueca por el volumen de la música. Camino entre las personas que bailan, algunas me empujan por el poco espacio qué hay y cuando encuentro un asiento libre en la barra corro a sentarme. Suspiro pasando las manos por mi cara. ¿En qué demonios estaba pensando? Debí quedarme en casa viendo esa película tonta.

-¿Quieres algo de tomar?-pregunta el barman y lo miro indeciso.

-No, no tengo identificación-le respondo y el se sorprende al escucharme. Sonríe lentamente y niega con la cabeza.

-Te propongo un rato. Tú me dices cómo le haces para derrotar a todos tus oponentes y yo olvido que eres menor de edad-me dice sonriendo y yo lo miro sin saber que decir-Si, una vez fui a una de tus peleas y fue increíble hombre-el comienza a hacer una bebida y cuando la tiene lista me la entrega-El tipo era el doble de tu tamaño y no te toco ni las puntas de tu cabello, eso es sorprendente-me sonríe esperando a que pruebe la bebida-Vamos, yo invito-asiente insistiéndome y suspiro llevándome la copa a la boca.

Hago una mueca al sentir el ardor en mi garganta y el calor bajando por mi estómago, cuando pasa, logro percibir el sabor. No es tan malo. Le doy otra probada y a la tercera, ya no siento el ardor. Cuando termino la bebida el barman alza las cejas.

-¿Otra?-pregunta el y asiento. No se que es lo que me hace descontrolarme pero a la hora mi sistema esta repleto de esa bebida rosa y me río a carcajadas por los chistes que el barman y el hombre que está a mi lado cuentan.

Puedo saber que estoy ebrio pero no quiero dejar de estarlo. Esta es la primera ves que me descontrolo y se siente bien. Me siento relajado por primera vez en mucho tiempo.

-Creo que es suficiente por hoy-dice el barman y hago puchero rogándole por una más. Cuando ve que saco dinero de mi billetera el vacila pero lo agarra y me advierte que es la última copa pero cuando le voy dando más y más dinero, se le va olvidando.

Giro mi asiento para ver a las personas bailar y me agarro de la barra para no caerme. Parpadeo varias veces y abro bien los ojos para saber si es cierto lo que estoy viendo o si solo es el efecto de la bebida.

Una chica alta de cabello negro está parada frente a mi. Ella viste un vestido negro con brillos, pegado a su cuerpo acompañado con unos tacones grandes y plateados. Ella se voltea y esta vez me quedo sin aire al reconocerla. Su cara está repleta de maquillaje pero definitivamente es Carrie ¿Que hace ella aquí? Frunzo el ceño sintiendo el odio en mi pecho cuando veo que toma la mano de un hombre. Líonas. El está como siempre, mirándola con deseo. No me gusta esa mirada, como si Carrie fuera un postre que deseaba probar y está prohibido pero haría lo que fuera para probarlo.

Una Familia Inesperada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora