Capítulo 1.

62 2 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

...


Londres, Inglaterra, año 1895.


— ¿No tiene idea?—preguntó, cansado de escuchar siempre la misma respuesta.

—Lo siento, Barnaby—dijo el doctor.

—Pensé que era uno de los mejores doctores de por aquí—susurró Barnaby—. Ya veo que no.

Antes de que el doctor pudiera decir algo en su defensa, Barnaby dio la vuelta y salió de la oficina, se acercó al ventanal de las enfermeras y pidió que le dieran una silla de ruedas para poder llevar a su hijo de vuelta al coche, en un principio la enfermera que lo atendió se negó, pero ante el soborno del Sr. Barnaby dejó de lado la política del hospital y accedió a darle la silla.


...


—Escúchame bien, Ethan, no tienes porqué tener miedo, yo me voy a encargar de llevarte con el mejor doctor del mundo, no importa cuando dinero cueste, te voy a salvar—juró a su hijo.

—Me duele—se quejó el joven, cerrando los ojos.

— ¿Cómo la última vez?—preguntó Barnaby.

Detuvo la silla cuando ya se encontraban frente al auto y luego se posó frente a su hijo para poder escuchar con mayor claridad la respuesta.

—Es peor que la última vez—habló al fin—. Tengo frío—dijo casi inmediatamente.

Barnaby decidió ignorar las agonizantes palabras de su hijo y en su lugar lo ayudó a meterse en el auto. Guardó la silla de ruedas en la parte trasera y luego se metió en el asiento del piloto. Abrió la boca para hablar con su hijo pero se guardó sus palabras cuando se dio cuenta de que ya estaba dormido; la respiración de Ethan era agitada, sus labios estaban entre abiertos y tenían un aspecto descuidado, su frente estaba llena de sudor y, por primera vez, se dio cuenta de que su aspecto físico era terrible, cada día se notaban más los huesos en su anatomía.

Esta vez era mucho peor y Barnaby lo sabía.


...



—¡Estás diciendo disparates!—gritó el doctor.

—Es mi hijo, no dejaré que muera—respondió serenamente.

Hacía más de quince minutos que el Sr. Barnaby y su buen amigo, el doctor Alfred, se encontraban discutiendo sobre el comentario que, minutos antes, se atrevió a decir Barnaby.

Tras los ojos de Ethan GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora