Capítulo 3.

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...





Ethan salió de su casa a mitad de la noche y sin tener control sobre sus deseos mató a diez personas. No le importó que en su pequeña lista estuviera incluida una niña, así como tampoco interesó aquel anciano indefenso, lo único importante era saciar su sed de sangre.

Sacó los dientes del cuello de la mujer, lamió el restante de sangre que había quedado alrededor de su boca y se sintió un poco mejor. El hambre había disminuido y con ello la ansiedad.

Pensó que ya era tiempo de volver a casa y dormir, tan pronto dio la vuelta, olvidándose de los cadáveres y de la voz en su cabeza advirtiéndole, una presión dolorosa en el pecho lo hizo doblarse abruptamente y de un momento a otro ya se encontraba tirado en el piso, hiperventilando y vomitando toda la sangre que había probado.

El entumecimiento en sus brazos y piernas iba cada vez más en aumento y pronto llegó la desesperación. En un intento por querer salvarse pensó rápidamente en su padre, pidiéndole ayuda mentalmente.

Segundos después, los cuales pasaron como minutos, Ethan no pudo evitar ir cerrando poco a poco los ojos y entre lo que parecían ser visiones e imágenes inconexas sintió como alguien lo levantaba, para ese momento no fue capaz de ver quién era y lo único que alcanzó a observar fueron unos ojos amarillos y una bufanda color vino, después de eso se dejó caer sin saber qué más había pasado.




...




Una luz blanca inundó la habitación, una música lejana se hizo presente en los oídos de Ethan y con mucho esfuerzo intentó abrir los párpados, cuando al fin lo consiguió se encontró con la mirada que había visto antes de desmayarse. Una chica de unos veintitantos lo veía con curiosidad, esperando a que despertara por completo para poder hablarle.


— ¿Dónde estoy?


No hubo respuesta, en su lugar la chica tomó agresivamente una navaja y la colocó sobre los labios de Ethan, obligándolo a mostrarle la dentadura y provocando que el vampiro se pusiera tenso.


— ¿Quién te creó?—preguntó mientras hacia más y más presión sobre los dientes—. ¡Responde!


—B—barnaby—alcanzó a decir el vampiro.


La chica quitó la navaja sin creer lo que Ethan había dicho, acto seguido hizo un ademán y dijo:


— ¿Qué dijiste?


—Barnaby es mi padre, él me creó—explicó.


Ethan ya no pudo decir más, su cabeza explotaba y sentía como si estuviera sobre un barco lleno de turbulencia, mientras que sus huesos parecían moverse constantemente incrustando un dolor indescriptible sobre todo su cuerpo. Jamás se había sentido igual y por un momento pensó que tal vez iba a morir, después de todo no conocía nada sobre la anatomía de un vampiro.



— ¿Qué me está pasando? ¿Voy a morir?—preguntó con esfuerzo.


La chica se apresuró a tirar un par de cosas y a guardar otras más, parecía apurada por querer irse y a la vez desesperada por no saber qué hacer.


—Espero que no—respondió.


Una voz lejana comenzó a susurrar en la cabeza de Ethan, era su padre, lo sabía perfectamente, lo que no sabía era qué tan real era la voz, a este punto podía ser sólo una ilusión.


Tras los ojos de Ethan GreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora