La cena
Parte I
...
Mientras Ethan y su padre permanecían sentados en la apacible sala, Barnaby continuó leyendo para sí mismo mientras esperaba alguna pregunta o queja de parte de Ethan quien desde que había llegado a casa no paraba de pensar en las cosas que habían pasado en su día.
Sin embargo se sentía más pensativo por el hecho de saber lo que había pasado con su madre, es decir, ¿no le interesaba en lo absoluto su muerte? ¿ser vampiro afectaba en sus sentimientos o no sentía nada por el desapego que, desde pequeño, tenía con ella?
De pronto, Ethan se levantó de su lugar casi queriendo huir de ahí y olvidar todo por un momento, Barnaby lo notó y se aclaró la garganta llamando la atención de su hijo.
— ¿Te vas?—pregunto el padre.
—Solo quería sentir un poco más de aire—dijo acercándose a la ventana.
Barnaby dejó a un lado el libro que leía, se levantó y, pensando bien en sus próximas palabras dijo.—Si no sabes formular tus preguntas, simplemente te puedo contar la historia.
Acto seguido Barnaby volvió a su lugar y empezó a hablar:
—Conocí a Eduviges cuando tenía quince años, en ese tiempo tenía un aspecto y una forma de ser diferente a la de ahora—contó con un aire de nostalgia—. Acudí a ella porque el pueblo entero decía que era una bruja, todos le tenían miedo y nadie se acercaba a su casa en el bosque, a mí eso no me importó porque yo quería su ayuda. Ahora, antes de decirte algo más debes saber que mi etapa de vampiro empezó muy joven, tenía catorce y fue un cambio tremendo, era un chiquillo asustado y cuando a mi cabeza llegaban un montón de imágenes de mí atacando a alguien más, era una tortura, yo no quería ser un asesino—dijo acordándose de él mismo en ese tiempo.
«Mi santa Eduviges apareció en mi camino cuando más lo necesitaba, recuerdo pensar que, si era verdad lo que el pueblo decía de ella sobre ser una bruja, entonces tal vez tendría un hechizo especial que revirtiera aquello en lo que me había convertido, pero no fue así. Al llegar a su cabaña me dejó entrar sólo porque prácticamente me puse de rodillas pidiéndole ayuda, luego de eso le conté lo que había pasado y cómo es que de pronto me había convertido en aquello, al principio, cuando terminó de escuchar mi historia casi me corrió de su casa alegando que las brujas jamás ayudarían a uno de los míos pues no estaba dentro de su "política", al final creo que me dio una oportunidad por lástima ya que no tenía familia y era un niño sin consciencia, así que accedió a cuidarme y con el pasar de los años me enseñó algunas cosas sobre mis poderes, por supuesto sobre los más inocentes como correr rápido o leer la mente. En cierto momento de mi vida pensé que el aspecto de niño que tenía jamás se iría, entonces ella me ayudó una vez más, alguna magia hizo que me dejó crecer hasta la edad y apariencia que tengo ahora, pero se olvidó de algo, la magia tiene sus pros y contras sobre todo cuando ayudas a alguien que se supone no debes. Sus ancestros la castigaron volviendo su enorme melena negra y rizada a una descuidada color gris opaco, y donde antes había piel fresca y joven, apareció una llena de pecas y arrugas llevándose su belleza y dándole un aspecto digno a lo que era, una bruja. A pesar de eso se quedó a mi lado y siguió cuidando de mí, sin embargo yo cambié, crecí y pude ir a lugares a los que antes no podía entrar por ser un niño, conocí a mucha gente y después de mucho tiempo, mientras viajaba por el mundo, conocí a un vampiro más, Antonio, el más viejo de la historia vampírica. No tardé mucho en hacerme su amigo y ganarme su confianza, luego, cuando supo que mi cuidadora era una bruja, me castigó dejándome muy en claro que ellas no eran de fiar y lo único que buscaban era terminar con nuestra especie o simplemente torturarnos, yo le dije que ella no era así, que de hecho se había encargado de mostrarme mis poderes y además mi alimentación, entonces Antonio me pidió que le dijera cuáles eran mis poderes, tan pronto le mostré se burló de mi y negó repetidas veces mientras en voz alta maldijo a las brujas de todo el mundo, yo me molesté y quise irme, él me detuvo y me enseñó a mi verdadero yo, alguien fuerte y salvaje, un pobre alma retenida con décadas y décadas de hambre guardada. Cambié mi dieta de animales por unos cuantos cientos, tal vez miles de personas y de un momento a otro me había convertido en lo que era, un vampiro y no una versión inocente de ello. Tiempo después decidí regresar donde Eduviges, ella se sorprendió tanto de verme que me abrazó y también me reclamó por haberme ido tantos años, yo estaba enfurecido por la versión que ella había hecho de mí por tanto tiempo y por los muchos secretos y talentos que me ocultó, quise atacarla pero algo me interrumpió, una niña, mi santa Eduviges había tenido una hija, una pequeña bruja muy linda; cuando la vi supe lo qué debía hacer, y así pasó, recuerdo haber tomado a la niña violentamente entre mis brazos con tanta fuerza que escuché algunos huesos crujir, Eduviges se sorprendió e intentó detenerme con magia pero yo era alguien más hábil y vil, así que hice lo que tenía que hacer... La convertí en aquello que ella tanto odiaba porque sabía que sería mil veces peor que matarla. No hace falta contar más detalles, cabe decir que después de eso todo su odio cayó sobre mí, luego volví con Antonio, seguí con mi vida y tiempo después conocí a tu madre y a ti, eras un bebé a punto de nacer y aunque no eras mi hijo de sangre te acepté.»
ESTÁS LEYENDO
Tras los ojos de Ethan Green
VampirosTenía veintitrés cuando mi padre cometió lo que parecía ser para mi madre la peor de las maldiciones hacia un humano. Al principio, la idea de tener una vida eterna sonaba increíble, pero con el paso de los años, tras saber los secretos que mi padre...