7. SHIRYU EL SOMBRERERO Y SHUNREI LA LIEBRE.

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Glupp...Glumm, Glupm, Glump.

Tomaban el té, tan alegres como siempre.

- ¿Con dos de azúcar, verdad mi amor? - decía la chica con altas orejas cafés y vestido magenta...

-¿Otro pedacito de pastel, mi liebre hermosa?- le sonreía el sombrerero de largos cabellos.

Se miraron una eternidad, tan románticamente, que no vieron que el camino amarillo se prendía, venía el cazador de conejos en él.

Y los miro...vio extrañamente a la liebre y entro al jardín de fiestas del sombrerero.

-¡Mhnmm!- dijo.

-Oh...-la liebre se lanzó a darle un abrazo. -Sabía que ibas a llegar, toma asiento.

El sombrerero le sirvió pastel al invitado, observando curioso como sus ojos azules brillaban por su liebre.

-¿Qué hace un niño como tú, en un mundo como este?- preguntó el sombrerero.

-Pues...vine por un conejo blanco. - la liebre le miro a los ojos.

-Yo, soy la liebre...y, además, a tengo a mi sombrerero.

-¿No es, entonces un conejo?

-¡Oh, no! Ese conejo es muy aburrido. - contestó ella. -Siempre que le invitamos al té, responde que tiene que ir a ver al rey y que es mucha pérdida de tiempo, celebrar su no cumpleaños.

-¿No cumpleaños?

-¡Feliz, feliz no cumpleaños! ¿A ti?- el sombrerero le acerco el pedazo de pastel.

-¿A mí?

-¡A ti!- gritaron ambos, felices.-Al fin, alguien viene a celebrar con nosotros.- ¡Anda! - le acercaron el pastel.

-Yo...- pero se veía demasiado delicioso, con merengue blanco encima y unas chispitas verdes, se imaginó al conejo blanco... se sonrojo lo bastante para negar con la cabeza que quería el pastel.

-Anda...- sonreían.

-No, necesito buscar al conejo.

-Pero, porque lo buscas.- el sombrerero se sentó a su lado, lo miraba atentó.-Yo también enloquecí, por mi liebre.- sonrió.-Seguro que también sientes lo mismo, por ese conejo blanco.

-Que se la pasa viendo su tonto reloj.- comentó la liebre que sorbía muy ruidosamente el té.

-El conejo, Shun, se la pasa saltando y huyendo de los otros, si no, el rey...

-¡Mandará cortar su cabeza!- y los dos rieron, pero a Hyoga esto no le causo gracia, se puso pálido.

-Además, porque lo buscas...si este es el camino al castillo...siempre pasa por aquí .- dijo el sombrerero apuntando el camino amarillo que se iluminaba.

-Excepto el día de su, si cumpleaños...como odio esos días.

El sombrerero tomo el pastel de merengue blanco y se acercó a la pequeña rejita de madera, entrada a su jardín de fiestas.

¡Era él! ¡El conejo blanco saltaba, preocupado...mirando el reloj, sin ver delante de él....¡Un pastelazo le cubrió el rostro!

-No se diga más.- el sombrerero empujo al pequeño conejo que estaba aún viendo el reloj, sin importarle el merengue en su rostro.-Ya tenemos un invitado para su no cumpleaños, señor conejo.

Pero Shun solo veía el reloj dorado entre sus manos...Hyoga se levantó a su encuentro, estando frente a él, lamio el rostro del conejito, quien seguía viendo el reloj dorado. Hasta que, su nariz, nuevamente en un beso conejo, chocó con la nariz del rubio...Aun teniendo algo de merengue en el rostro, se sonrojo, aquellos tonos rojos daban la apariencia de un pastel delicioso...

Hyoga en el país de las MaravillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora