PRÓLOGO

769 50 22
                                    

El sonido de mi celular me hace maldecir entre dientes. Intento pasarlo por alto y tapar mis oídos con la almohada, pero la llamada no cesa. Un número desconocido ilumina en la pantalla y me pregunto que será tan importante como para interrumpir mi profundo sueño a las 11:49pm.

Descuelgo. Las sirenas se escuchan, de fondo, al otro lado de la llamada.

⎯ ¿Sí? ⎯ murmuro adormilada.

⎯ ¿Es usted Addison Desmond? ⎯ habla un hombre voz gruesa y un poco fría.

⎯ Sí, soy yo. ¿Qué pasa? ⎯ La seriedad en su voz me inquieta.

⎯ Su hermana, Adele Desmond, ha tenido un accidente automovilístico, estaba acompañada de dos personas más. ⎯ las lágrimas corren por mis mejillas antes de darme cuenta ⎯. El conductor ha fallecido. Estamos en camino hacia la clínica central, puede acercarse...

Pero ya no lo estoy escuchando. No me muevo. Estoy sentada en la cama, con las mejillas mojadas, intentando creer que no es verdad, que ha sido un mal sueño del que debo despertar, pero, lastimosamente no es así. Como puedo me levanto, voy hasta el armario y me visto con lo primero que aparece. Tomo mi celular y me dispongo a bajar por las escaleras hacia la cocina, en busca de las llaves del auto, pero no obtengo éxito. Mis padres han salido de vacaciones por cinco días en un crucero y deciden dejarme sola, en el apogeo de mis quince años, en compañía de mi hermana mayor. Justo mañana es mi cumpleaños número dieciséis. ¿Qué estarían haciendo afuera a estas horas de la madrugada? ¿Se habrán enterado mis padres ya? ¿Quién conducía el auto?

Intento buscar un medio para llegar a la clínica lo antes posible. Me decido por tomar un servicio de taxi. Tarda lo que para mí son siglos, pero finalmente llego a mi destino. La luz de las sirenas me hace pestañear un poco pero luego me acostumbro a ellas. Entro a la clínica conteniendo las lágrimas por los pensamientos que pasan por mi cabeza. Diviso un punto de recepción y me dirijo rápidamente hacia él. La enfermera me mira con desdén y sigue en su trabajo.

⎯ Disculpe, necesito información sobre la paciente Adele Desmond. Soy su hermana, ha ingresado debido a un accidente automovilístico. ⎯ Ella asiente y busca, en lo que parece ser un registro, lo que le he solicitado.

⎯ La joven de 19 años ya se encuentra fuera de peligro­ ⎯suelto el aire que no sabía que contenía⎯ Su brazo derecho tuvo una fractura, pero ya le hemos hecho las radiografías necesarias y debe permanecer en reposo debido a una rotura muscular.

⎯ Y... ¿Y los demás? ¿Cómo se ...? ¿Están bien verdad? ⎯ Consigo articular palabra en medio del susto por saber la respuesta. La enfermera me mira con cara de compasión ⎯. ¡¿No me ha escuchado?! ⎯hablo con fuerza al notar su expresión ⎯ ¡Le he preguntado cómo se encuentran los demás! ⎯ siento la mirada de todos en mi nuca, pero realmente no me importa.

⎯ La paciente Camila Brown está en graves condiciones de salud. Se encuentra en estado de coma. Tiene una lesión cerebral traumática. La ruptura de las costillas ha perforado varios órganos importantes provocando una hemorragia interna ⎯oír eso me hace llorar, en silencio. La enfermera mira el registro⎯ Adam Davis, por un derrame cerebral, ha perdido la vida de manera inmediata. No pudimos hacer nada por él. Le estaré informando sobre cualquier novedad.

No puede ser. No puedo pensar con claridad. No corre la suficiente cantidad de sangre por mis venas, empiezo a marearme y decido tomar asiento. No asimilo lo que acabo de escuchar.

Cami se encuentra en estado de coma. Es mi mejor amiga desde segundo de primaria. Mi primer día en ese instituto era horrible hasta que vi su cabello cobrizo correr hacia mí. Se presentó muy entusiasmada y me invitó a jugar rayuela en el patio de la escuela. Desde ese momento es a quien le comento todo lo que me pasa. Es ella la que me saca de los libros los viernes por la noche para meterme en una de esas fiestas donde todos bailan y las casas están atestadas de adolescentes. Por suerte, siempre, hay chicos lindos en esas dichosas fiestas, y fue en una de ellas donde conocí a Adam. Conversamos mucho acerca de cada uno de nosotros y luego me invitó a salir. Cuatro meses después éramos novios. Nuestra relación era verdadera y llena de amor. No discutíamos usualmente, y era detallista y caballeroso conmigo. Teníamos muchos destinos que conocer y soñaba asistir con él a muchos festivales. Ahora a lo único a lo que asistiré será a su funeral. Está muerto. Saber que solo estuvo en mi vida un año y cinco meses me rompe aún más el corazón. Mi vida sin él no será la misma.

Despierto con los pequeños golpes que siento en mi hombro.

⎯Addy, cariño ⎯solloza la Señora Brown, abrazándome.

⎯Lo siento, lo siento mucho ⎯las lágrimas ya afloran nuevamente en mis ojos nublándome la vista.

⎯Los padres de Adam están devastados, yo...⎯su voz se rompe, apreciaba mucho a Adam⎯ sé como te sientes, Addy, estaré aquí para ti mientras todo esto ocurre.

Y le agradezco abrazándola mas fuerte. Este apoyo es todo lo que necesito en este momento.

Tres días.

Llevo tres días llorando desconsoladamente. Mis padres volvieron de su viaje, pero luego del funeral, han retomado sus respectivos trabajos. Me regalaron una tarjeta de crédito con mucho dinero por mi cumpleaños y me dijeron que no debía preocuparme teniendo tanto por gastar. No he probado bocado en los últimos días. Tampoco he dormido y los semicírculos debajo de mis ojos son prueba de ello.

El funeral fue lo peor. Recibir esas condolencias y palabras de ánimo tan falsas de todos los presentes me provocaban arcadas. Yo solo quería estar recostada en mi cama, pensando en cómo sería mi vida sin él, sin mi Adam. No pude ver como la tierra cubría su cuerpo sin vida, como lo que quedaba de él estaría a tres metros bajo el suelo. Quise que la última vez que le viera fuese feliz. Quiero guardar lindos recuerdos. Ahora, sienten lastima de mí. Me privilegian ante cualquier situación como si necesitara de ello para no hundirme más en este dolor que siento. No saben lo difícil que es intentar pensar en el futuro cuando solo tienes dos personas con quien compartirlo. Y una de ellas lleva tres días inconsciente. Camila y Adele son mi única esperanza para no desfallecer. Son ellas la razón por la que he soportado muchos "Lamento tu perdida″ o "Debe ser doloroso″ llenos de hipocresía e indiferencia por parte de los que me rodean.

El accidente ha sido mi culpa. Sé que no conducía el auto y que no fui yo el conductor ebrio que manejaba sin control en la madrugada del 18 de abril, pero ellos tenían una sorpresa por mi cumpleaños. Amo los osos de felpa y fue justo lo que me entregaron los padres de Camila días después. Me contaron que la cajuela contenía un oso de peluche de un metro setenta aproximadamente y de su oreja colgaba una tarjeta con mi nombre escrito por Adam. Luego de lagrimear un par de minutos, con el oso entre mis brazos, me dieron un pequeño paquete. Una pulsera con un grabado y un álbum lleno con fotografías de nosotros me hicieron llorar con fuerza y derrumbarme una vez más. Todos se encuentran en mi habitación y espero poder agradecerle a Camila y Adele sus maravillosos obsequios. Ya le he agradecido Adam en sueños.

Estos últimos días he estado todo el tiempo con Adele en la clínica. Mis padres vienen luego de su trabajo y conversamos un poco antes de que deban irse nuevamente. Según los médicos ya Ade puede ser dada de alta y continuar su reposo desde casa, lo cual me llena de ilusión. Nuestros planes en esta clínica se resumen en pasar la mayor cantidad de horas posibles en la habitación de Camila, recordando anécdotas y conversando con ella como si nos escuchara, y sé que lo hace, ella sabe que estamos aquí. Sus padres hacen lo mismo, y todos tenemos la esperanza de que ella despierte y nos haga reír como solo ella sabe hacerlo.


Seis días después Camila murió. Y gran parte de mi se fue con ella. Me siento incompleta, como si faltara algo para continuar. Mi fuerza es Adele, ella ha estado dándome ese apoyo y consuelo que necesito para no desfallecer. Estoy muy agradecida de que haya logrado salir con vida de ese horrible accidente, no sé qué haría sin ella porque todo en esta ciudad ha cambiado. Ya no la soporto, no quiero seguir viviendo un día más aquí. Al salir de casa me señalan o murmuran sobre mí. No ha pasado ni un mes y el dolor aumenta cada día más. Volver al instituto ha de ser lo peor, no quiero hacerlo, pero, si termino mi secundaria,podré irme de la ciudad a prepararme profesionalmente. Y eso es lo que más deseo en este momento. Tengo que alejarme de aquí, de todo esto que me destruyó y que acabó conmigo y tal vez, solo tal vez, vuelva a reencontrarme a mí misma.


Holaa, regresamos. Casi un año después desde que publicamos los primeros capítulos, pero hemos vuelto con correcciones y con las ganas de terminar lo que iniciamos. Tenemos ideas increíbles y no saben lo emocionadas que estamos de reiniciar esta linda aventura. Esperamos recibir de ustedes ese mismo apoyo y amor que nos brindaron desde el comienzo. Gracias por esperarnos. 

Los amamos un mundo, D&M.

INCIERTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora