Capítulo 1

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Tres años después.

11/02/2017

"Sólo me queda una semana para recorrer y fotografiar Marruecos. He aprendido mucho acerca de la cultura y costumbres, pero lo más importante de todo es que he podido ver la belleza en los detalles y cosas pequeñas, algo que nunca soñé siquiera en poder apreciar.

Aquí he podido distraer mi mente y aplacar los demonios que me persiguen. Decidí irme un tiempo de Los Ángeles para aclararme. Siento que es lo mejor. Todo era tan agobiante, en especial mis padres. Creían que una buena forma de consolarme era darme regalos cuando en realidad lo único que necesitaba, y aún sigo necesitando, es su apoyo y cariño.

Ha estado rondando en mi cabeza si quiero ir a la universidad y he decidido que lo haré, eso hubieran querido ellos, que siguiera adelante"

19/02/2017

"Hoy le digo adiós a mi pequeña aventura. Mi vuelo sale en horas de la madrugada. Ha sido muy grato venir y poder conocer, pero ya es momento de retomar mi vida. Justo mañana a las 8:00 inicia mi primera clase en la universidad y ruego para que todo salga bien"

Corro apresuradamente por los pasillos del aeropuerto intentando encontrar al escolta de mi padre. El Sr. Burke sonríe al verme mientras acelera su paso para ayudar con mi equipaje.

— Buenos días, señorita Desmond —me dice con una sonrisa en su rostro.

— Oh, vamos, John. Ya te he dicho que me llames por mi nombre —suelto devolviéndole la sonrisa.— Qué tal si vamos por algo de comer, estoy hambrienta.

— Lo lamento, pero no será posible —mira su reloj— Son las 7:46 am.

Le miro sin entender, pero luego comprendo.

— Vaya mierda, lo olvidé por completo —digo tomando mi mochila y dirigiéndome a la salida.

Cuando estoy por salir, John me detiene y me entrega las llaves de del auto. Acelerada ni siquiera le agradezco.

Reconozco perfectamente las calles de esta ciudad, Adele y yo solíamos venir mucho con mis padres en vacaciones. Decido bajar las ventanas del auto sólo para sentir el viento golpear mi rostro mientras conduzco. Recuerdos invaden mi mente y me regaño a mí misma por eso, deseo un cambio, un respiro, algo que me haga mantenerme aquí, y no quebrarme en mil pedazos como lo hice hace dos años.

La Universidad se va haciendo visible ante mis ojos y decido concentrarme en este nuevo comienzo. Quiero dar una buena impresión, pero mi aspecto está asqueroso. No me he bañado en casi un día debido al retraso del vuelo, y no he probado bocado. Me pongo un poco de bálsamo labial y maquillaje en los ojos para disipar las ojeras y bajo del auto.

Avanzo por los pasillos tratando de buscar mi aula, pero recuerdo que falté al recorrido por la UCLA así que me encuentro totalmente pérdida. Al fondo veo un par de chicos y decido acercarme.

—Disculpen, ¿saben dónde está el aula 503? —pregunto a los jóvenes que me miran de reojo.

— Seguro es su primer día —murmura el pelirrojo— Vamos, te llevaré —me dice mientras caminamos, no sin antes despedirse de su amigo.

— Gracias. Ya llevo... —veo mi reloj de mano— veinticinco minutos de retraso.

El paso lento con el que vamos me permite ver mi alrededor y observar al pelirrojo. Mide aproximadamente 1.80 de altura, es de tez clara, posee unos singulares ojos color verde y su rostro tiene facciones angulosas con pómulos cubiertos por una ligera capa de pecas. Pero luego se detiene dando fin a mi escrutinio y me mira.

— Es esa —señala una puerta en madera con una pequeña ventanilla en ella.

— Muchas gracias, por cierto, me llamo Addison —tiendo mi mano.

— Y yo Sander —dice estrechándola— pero entra ya, se te hará más tarde —suelta mientras abre la puerta y me empuja dentro de ella— nos vemos luego.

Cuando fijo mi vista al frente me doy cuenta de que todos se han pausado y están mirándome.

— ¿No cree que es un poco tarde? —exclama el que supongo es el maestro. Tiene una ceja alzada mirándome despectivamente.

Lo miro sin saber que decir. Estoy algo nerviosa por tanta atención. El maestro logra notar mi incomodidad y me perdona no sin antes darme una advertencia de que esta sería la primera y última vez que me dejaba pasar una tardanza.

Llego hasta el único lugar vacío que está al final del aula y tomo asiento.

La clase o parte de ella fue muy interesante. Nos dieron una pequeña introducción de lo que daríamos en ese año. El maestro que ahora sé que se llama Tanner tomó mi atención, se nota que es exigente y no se da por satisfecho con cualquier cosa, él va por lo mejor y le exige eso a sus estudiantes.

La clase está por finalizar y Tanner quiere decir unas palabras.

— Muchos de ustedes están aquí por un sueño, pero a medida que pase el tiempo se darán cuenta de que no todos tienen lo que se requiere para este trabajo, tendrán talento, pero esto no es lo único que se necesita, se necesita pasión, compromiso, entrega y al final veremos quienes serán capaces de sobrellevar todo lo que venga —concluye el maestro.

La sala se llena desilencio y en ese momento la clase se da por culminada.


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