Pero el destino juega sucio.
Clase tras clase, hora tras hora ese sentimiento no desapareció.
Una sonrisa, una mirada, cualquier cosa era suficiente para ambos.
Pero él no se aprovecharía de ella.
Y ella no lo pondría en peligro.
Era lo que cada uno se debía recordar cada día para evitar saltar a los brazos del otro, aún con la incertidumbre de los sentimientos del otro, los cuales desconocían.
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¿Estaremos Juntos?
Short StoryCuando el profesor Catriel entró aquel día por la puerta, tal vez habría sido mejor que Ania no lo hubiera mirado y tal vez habría sido lo correcto que él no se percatara de la presencia de la joven. Pero el destino es caprichoso. Y siendo el joven...