Capítulo 4

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Al día siguiente entré en la clase, esta vez si que estaba Blanca y me senté a su lado.

A lo largo de la mañana no estaba atenta a las explicaciones de los profesores, estaba pensativa, esta vez no era por Víctor, sino por mi madre, por mi padre con la foto y del porqué, no entendía nada, hace ya cuatro años que nos abandonó, creí que ya lo superó, pero no.

La última clase, ahora estaba pensando en Víctor, ¿me estaba esperando fuera?, ¿qué le iba a decir?, ¿me gusta de verdad?, ¿iba a salir verdaderamente con él? Muchas preguntas aparecieron por mi cabeza pero ninguna sin respuesta, lo que sabía es que al salir iba a cambiar parte de mi...

Esperaba en el árbol y él apareció dándome un susto. Me puse la mano en el pecho y cerré los ojos, los abrí y Víctor se estaba riendo. Sabía que en alguna parte estaba mi mejor amiga espiándome pero me daba igual. Llegaba tarde, normalmente estaba él esperando a que saliera, pero esta vez me dijo que le habían castigado.

Nos miramos a los ojos.

-Y, ¿entoces? -me dijo.

Me quedé paralizada, no podía hablar, no podía moverme y me quedé mirándole a los ojos, verdes, son muy bonitos pero no me atrevía a decirle que sí, era una sensación extraña. De repente sentí que mi corazón empezaba a latir más y más rápido, más y más fuerte, solo estaba escuchando mis pulsaciones, me pude mover y me heché hacia atrás, choqué contra el árbol y después sentí pequeños movimientos en mi interior que fueron aumentando, miré mi cuerpo y luego el abdomen, parecía como algún insecto batía sus alas en mi estómago, ¿una mariposa?, una no, varias. ¿Pero qué es esto? Me preguntaba. Asustada dije no y me fui corriendo.

-Pero, ¡Estela! ¿¡Dónde vas!? -gritó mi amiga y después me siguió.

Me alejé hasta perderle de vista, con una lágrima en mi mejilla paré en una esquina, me apoyé en la pared y fui bajando poco a poco al suelo.

Blanca, sin aliento, se sentó a mi lado. Me pidió explicaciones, me sequé la lágrima y se lo conté.

-Dispuesta a decirle que sí, nos miramos a los ojos y sentí...

-¿Sentiste mariposas? ¿Sentiste como una flecha te atravesó el corazón? -me interrumpió.

-Si, pero ¿por qué?

-Tonti, eso es que estas enamorada, me habías asustado jajajaja.

-¿Eso es lo que sientes? -le pregunté.

-¿Es que nunca te has enamorado?

-Pues por lo que parece no.

-¿No?

-No

-¿Y qué vas ha hacer ahora? -me preguntó.

-No lo sé.

-¡Ves allí y dale un beso nena!

-No ahora no, ni después, ya hablaré con él mañana, seguro que me estará esperando en el parque, en nuestro árbol.

Normalmente le hago caso a mi amiga, es muy sabia y sabía como hacerme reír, pero esta vez se precipitó.

Mañana será otro día...

Abandonada ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora