Capítulo 8

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Después del beso pensé en Javi, me sentía un poco incómoda, me aparte de Victor y seguí corriendo, él se quedó allí. Corrí y al mismo tiempo me estaba arrepintiendo, ¿qué me había pasado? ¿Por qué lo había hecho? En fin, dejé de comerme el coco y seguí con mi música.

Abrí la puerta, entré y la cerré, me quité la coleta y me fui a mi habitación. Le dije a mi hermano que ya estaba aquí y entré en mi cuarto. Cojí mi pijama porque ya no iba a salir y me fui a mi cuarto de baño. Llené de agua caliente la bañera y puse las sales de baño que me regalaron en mi cumple, me des vestí y me puse en la bañera, cojí mi teléfono y vi que tenía mensajes, lo dejé a un lado, no los iba a leer, ahora no.

Salí de la bañera, cojí una toalla para el cuerpo y otra para el pelo. Estaba completamente en blanco, me daba igual todo en ese momento. Me tumbé en la cama y me puse el pijama.

Mi tía vino a mi casa y empezó a a preparar le cena. Después vino mi padre y nos llamó para cenar. Yo no tenía hambre, asi que no bajé, me quedé en mi cama y poco a poco fui cerrando los ojos.

Escuché un ruido que me despertó, provenía de la ventana, miré hacia arriba y lo escuché otra vez, era una pequeña piedra que chocaba contra el cristal. Me levanté, miré el reloj, las cinco y cuarto, extrañada abrí la ventana. Adormilada miré hacia abajo, no me lo podía creer, ¿qué hacía aquí y a estas horas?

-¿Te he despertado?

-¿Qué quieres Víctor? -dije molesta.

-Estar a tu lado.

No me esperaba que fuera así, me sorprendió.

-Pero si son las cinco -dije somnolienta.

-Lo sé, ¿y?, nunca es pronto para visitar a tu novia -me dijo convencido.

¿Novia? ¿Cómo que novia? ¿Estamos saliendo? Aunque, es normal que se piense eso después de lo de ayer.

-Mira ya hablaremos más tarde, después de clase, ¿vale?

-¿No puedo subir y darte un beso de buenos dias?

-No, mi padre estará a punto de levantarse -era verdad, mi padre se levantaba entre las cinco y media, se iba a trabajar a las seis y venía muy tarde, la verdad nunca he sabido en que trabajaba- Venga vete a dormir.

-Vale, te quiero -me lo dijo con ternura pero yo no le contesté, cerré la ventana y me volví a dormir.

Al día siguiente, escuché un rumor de que iba a venir una nueva chica, no me lo creí pero todos estaban hablando de eso, todos. En ese día mis amigas se volvieron a separar de mi, me sentí un poquito mal, ¿qué nos había pasado? Incluso Blanca, eso ya me hundió. Habían cambiado todas, parecía que Blanca también, me había quedado atrás, no sé qué iba hacer, me molestó que me dejaran de lado, entoces decidí hacer lo mismo, me iba a alejar de ellas y de Blanca.

Al salir de clase, él estaba allí esperando, le quería dejar bien claro tres cosas. Me acerqué a él, Víctor sonrió al verme, se acercó y me besó, no me dio tiempo a apartarme pero rápidamente le alejé con un empujón.

-¿Qué pasa? -me preguntó frustrado.

-Haber, te tengo que decir tres cosas -dije- La primera es que no estamos saliendo, la segunda es que no te quiero -mentí- Y la tercera es que no quiero salir contigo -volví a mentir.

-¿Y por qué me besaste? -dijo un poco incómodo.

-Pues porque... -lo estaba pensando.

-Mira déjalo, si es posible no me hables ni estés conmigo, ¿vale?

Se fue, se había enfadado, le había manipulado un poco, tenía derecho ha enfadarse conmigo, le dejaré en paz por un tiempo.

Me fui a casa de mi tía, comí, me fui a mi casa y como siempre empecé a pensar, estaba harta. Decidí visitar a un amigo, Alberto, no había venido al insti en estos tres días y empezaba a preocuparme.

Cojí las llaves y dejé una notita a mi peque.

Toqué el timbre y allí estaba él.

-¿Dónde te habías metido? -le pregunté.

-Ya sabes, he estado en Barcelona de vacaciones. Volví ayer y no me apetecía ir hoy al insti.

-Es verdad, no me acordaba -reí

Él era mi mejor amigo, me había apoyado en todo y yo también, me gusta estar con él, siento que me entiende y por eso le conté que mis amigas se estaban distanciando, le pedí que él no hiciera lo mismo y me hizo caso, menos mal. Siempre me hacia reir y yo intentaba hacerle reir también, en resumen nos ayudabamos mutuamente.

No quería irme de su casa, estaba comodísima y muy agusto con él. Le pedí que si podía quedarme a dormir a su casa, me contestó que si y yo llamé a mi tía para avisarla.

-¿Y tu pijama? -me preguntó.

-Me pongo uno tuyo, ¿no? -como la otra vez que me quedé en su casa con Blanca, ella y yo en su cama y él en el sofá.

-Sí sí, y ¿dónde vas a dormir?

-Dormimos en el suelo tu y yo, ¿no?

-Vale.

Su madre, un encanto de mujer, nos preparó las camas en el salón y llamó para pedir una pizza. Hablamos y hablamos, tocaron el timbre, la pizza...

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Espero que os haya gustadoo

Abandonada ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora