Una luz blanca le daba la bienvenida, podía escuchar los murmullos pero no entendía mucho realmente, no sabía donde estaba, en su naturaleza comenzó a llorar, cambió el entorno y escuchó más murmullos cada vez más nítidos, incluso comenzaba a sentir sensaciones, sintió dolor, se quejo y más murmullos, sentía que no podía abrir los ojos aunque realmente quería hacerlo, el llanto de un bebé, la azotaron recuerdos, de ella misma, imágenes raras, no comprendía nada.
Y abrió los ojos, miró todo borroso y le dolía ligeramente la cabeza, cerró los ojos nuevamente para sentarse y abrirlos, habitación de un color marrón, un cuadro en la pared y una mesita al lado, ella se encontraba en la cama. Aún un poco desorientada se levantó descalza y caminó hasta la puerta, recordaba al tipo de su antigua casa, si él la tenía, se marcharía en ese momento. abrió la puerta e inmediatamente vio a Abottford, se sintió ligeramente aliviada, aunque probablemente ellos lo mandaron.
-¿Debbie? Debes estar en cama, no puedes ir corriendo por ah...-
-Necesito irme Abottford, alguien trató de matarme y los plan...- ni siquiera sabía lo que decía, a dónde quería ir, no tenía hogar ya, no tenía amigos, pero estaba acelerada.
-No hables más, sabemos lo que te pasó, ahora, recuéstate, te administramos teak, estarás curada en dos horas más.
-¿teak? Creí que sólo los silius tenía derecho a eso
-Tú ya sabes como somos, no necesitábamos su autorización-le guiñó el ojo- ahora recuéstate. - La ayudó a recostarse, ella sentía que quería resistirse y después marcharse pero también sabía que no podía moverse, además, tenía muchas dudas con lo que había pasado.
Abottford le trajo todo un tarro con agua, el cual Debbie aceptó con un poco de orgullo, él sólo se sentó y limitó a observar, tenía la piel morena clara, ojos color hazel y el cabello castaño y corto, claro que también tenía algunos rasguños en el rostro, se miraba simplemente tan humana, vulnerable, pero el rostro serio apareció de nuevo y demostró que no era ninguna débil, todo lo contrario.
-¿Qué me pasó?- preguntó ella notando que él la observaba, por lo cual trató de girarse hacía el otro lado.
-Te dispararon- dijo él tratando de encontrar su mirada de nuevo, necesitaba saber que podía confiar en ella, después de todo, no la conocía.
-No juegues conmigo, ¿Quién?, ¿por qué?, ¿Se llevaron los planos? ¿Cómo me encontraron? - y un dolor de cabeza
-Tranquila, te contaré.Después de que te dejamos en tu hogar le ordene a algunos miembros que te vigilaran..
-¡¿Con que causa?! - dijo levantando la voz, pero se arrepintió pues el dolor de cabeza fue más severo
-Shh, tranquila - dijo pasandole un trapo mojado para su cabeza - Les ordene eso porque somos algo prevenidos, no podemos confiar en cualquiera, tampoco somos mercenarios no asesinamos a alguien por saber de más, en fin, ellos no se acercan mucho a ti, simplemente te siguen y tratan de ver lo que haces; cuando entraste a tu antiguo hogar, realmente no se preocuparon, no se acercaron demasiado, debiste tardar media hora o algo así y los miembros se alarmaron cuando escucharon el disparo, una vez que llegaron te trajeron a nuestra zona segura, pero no encontraron nada ni a nadie, es decir los planos se lo llevaron, no obstante, trataron de buscar pistas, no hubo muchas, salvo un granjero que fue sobornado por él, después por nosotros, lo describió como un humano rubio bien vestido, creemos que era otro de los que buscan los planos.
-¿Otros? ¿Qué otros?
-No lo sabemos a ciencia cierta, nosotros nos juntamos porque estamos cansados de los abusos se los Silius, pero lo que ellos planean es demasiado grande y llama la atención de las personas.
-¿De qué demonios son los planos? - preguntó sintiéndose cansada de no saber realmente de lo que se había metido desde el principio. Abottford suspiró y miró hacía otro lado.
-Los Silius... creemos que están tomando todo el Blyor, la energía de este planeta para crear un arma que quite la energía de otros planetas, creo que realmente quieren ser los reyes galácticos. Esos planos significarían toda una guerra, creo que sabes porque son valiosos...
Debbie comprendió muchas cosas, se quedo estupefacta y entonces de nuevo sintió el ambiente pesado y todo se tornaba oscuro.
Corrió mucho, el arenosos suelo no le favorecía justo ahora, aún menos con los retumbantes pasos del Pluwif que la perseguía, entonces, tropezó, y sólo pudo sentir como la levantaba.
-La próxima vez que hurtes, asegúrate de que sea alguien más débil que tú humano tonto.
Y se marchó tomando la nazan, Debbie sólo se levantó y se dirigió a la cueva de nuevo, en donde lloró, lloró porque tenía hambre, y lloró porque nadie la alimentó esa semana, y sólo era una niña.
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De nuevo abrió los ojos, está vez más familiarizada, aunque tenía el deseo de estar en cama todo el día, que nadie la haya visitado la desconcertaba. Esta vez era un lugar diferente, pero de alguna forma confiaba en Abottford; su sala era color blanco, las paredes un poco gastaras y se podía oler la madera mojada, se levantó y se sintió como nueva, como si jamás hubiese recibido el disparo. Miró sus pies, un poco raspados y su mirada vagó hasta un banco, había ropa nueva, una blusa de un color verde, unos pantalones azules y botas, sí que habían sido una buena elección las botas.
Se vistió y salió, había varios humanos, Zannies, Evannins, Maziz y otras especies, conversando, nadie le prestó mucha atención, Debbie trató de buscar a Abottford pero no lo encontró, así que salió de la casa, se sorprendió mucho más aún, era un campo totalmente fértil, había distintos tipos de hortalizas, y en mucho tiempo tuvo que aceptar que el paisaje era totalmente hermoso, el cielo no era completamente rojizo, era brillante, había mucho verde y azul decorando el lugar, también veía a muchas personas trabajando, fue inevitable no recordar sus vestigios terrestres, o al menos de los que había leído.
De pronto alguien la tomó del brazo, ella miró, era una humana, era pelirroja, tenía pecas distribuidas por sus mejillas y unos ojos verdes, era claramente más bajita que ella.
-Hola, soy Zoila, Debbie, ¿verdad? - ella no sabía que gesto hacer exactamente, así que sólo sonrió.
-Soy Debbie, ¿Que es esto Zoila?
-Tranquila, estás en un campamento, el Comandante Abottford te trajo aquí esperando a que te familiarizaras.
-Abottford... ¿Donde se encuentra?
-Seguramente dando patrullajes, pero no debe tardar, por cierto, me dijo que eras buena con las nazanes, ¿Me ayudas? - Aunque sus instintos le decían que no, que se marchara, no pudo hacer nada más que decir que sí y ayudarla.
Tuvo que admitir que se sintió muy en paz, de nuevo tocar la Tierra, pensar que era todo, aunque a veces la voz de Zoila la distraía la pasó bien, incluso disfruto cuando el cielo se volvía morado hasta convertirse en oscuridad.
Los miembros del campamento hicieron una fogata, hablaban diferentes idiomas, y aunque podía entender la mayoría, no se sentía en la misma sintonía de platicas, comieron y se comenzaba a quedar dormida cuando alguien la levantó, Debbie se alarmó pero sonrió ligeramente cuando vio que era Abottford.
- Hey Mclee!, tenemos que hablar...- dijo mientras la conducía dentro de la casa.
-Bájame, puedo caminar- Dijo bostezando, Abottford rió, pero no protestó, la bajó, entonces caminaron hasta una sala aún más grande, donde se sentaron.
-Debbie, sé que todo a sido alocado, y confuso, seguramente ni siquiera te imaginaste aquí la semana pasada, sabes que este planeta va en picada, la sociedad cada vez es más reprimida, y el xalart quiere dominar la galaxia bajo ninguna circunstancia, es por ello que te buscamos a ti, queremos luchar por el Sarnox libre que nunca fue, esto es la resistencia, detengamos juntos este caos.
Imágenes de Fodoll, Nathaniel, y el tipo que le disparó la inundaron, ni siquiera sabía quien era, o por qué estaba en Sarnox, toda su vida había sido trabajo, se enojó, y lo miró, quería justicia.
-Se llenó de un gran entusiasmo y coraje, así que asintió.
-Oficialmente bienvenida Mclee.
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SARNOX
Science FictionDesertar un planeta no es facíl, la humanidad vivío un gran golpe así que buscaron planetas en los que vivir, pero hubo un problema, ya estaban ocupados.