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Otra vez viernes, había pasado bastante tiempo ya desde aquella primera cita y aún no tenían una segunda, se vieron muchas veces, sí, pero solo para arreglar los detalles de la escenografía de la obra. Había días en los que estabas sentada en tu escritorio y te quedabas mirando aquella lámpara que como supusiste apenas verla, al encender la luz se veía con un pequeño bosque encantado, la luz fría le daba un toque mágico ya que imitaba la luz de la luna y resaltaba maravillosamente esa mariposa de jade, tenerla en una de las esquinas de tu escritorio no te dejaba concentrarte como debías, pero no querías cambiarla de lugar.

Hoy lo verías nuevamente para seguir adelante con los diseños, no sabías a qué hora llegaría, él sabía que en tus días libres no salías de casa y te la pasabas comiendo comida chatarra mientras mirabas películas de misterios e investigación, lo había descubierto un día que olvidaste por completo que él iría y te atrapo en una condición algo deplorable, eso, después de estar prendido al timbre durante mas o menos hora y media, lo cual no le causó mucha felicidad exactamente. Pero esta vez estabas preparada, no muy arreglada, claro, no querías que pensara que te arreglabas por él, y de pronto el timbre sonó, caminaste en slow motion haciendo movimientos exagerados, creando un acto del que solo tú eras consiente, sabías que lo que más querías era abrir esa maldita puerta, pero debías hacerlo esperar, al menos un poco, tomaste el picaporte y te apoyaste sobre la puerta de manera melodramática, te reíste de ti misma y abriste, ahí estaba él, frente a ti, observándote de pies a cabeza.

-Y yo que venía preparado. – Dijo, al tiempo que levantaba una bolsa llena se cosas dulces y saladas, sonreíste.

-Eso nunca está de más.- Exclamaste mientras te hacías a un lado para que él pueda pasar.

Hacía horas que estaban sentados, uno al lado del otro frente al computador, comiendo todo tipo de cosas de las que había llevado, él intentaba explicarte una y otra vez cosas que no entendías, y no era por torpe que no lograbas entender, sino porque no podías dejar de observar ese pequeño y casi imperceptible, lunar en su oreja, quizás eso si te hacía torpe, pero te era imposible dejar de mirarlo y concentrarte en otra cosa. Él se volteó a verte y tus ojos se encontraron con los suyos, iba preguntarte algo, pero era demasiado tarde porque perdiste la razón durante unos pocos segundos y te encontrabas con tus labios pegados a los suyos, abriste los ojos y viste su expresión, sorpresa, nunca lo habías visto abrir tanto esos pequeños ojos marrón oscuro, semejantes a la borra del café, té separaste en ese mismísimo instante, cerraste los ojos con fuerza y te paraste de la silla, lista para salir corriendo y encerrarte en el primer cuarto que encontraras, no importaba si era el baño o esa habitación vacía que usabas de guardarropas para los trajes de tus obras, solo querías desaparecer y que la tierra te tragase. Pero algo te detuvo, sentiste su mano sosteniéndote la muñeca, tragaste saliva y te volteaste, él estaba acercándose a ti muy lentamente.

-Tengo que ir al baño. - dijiste con voz temblorosa.

-No mientas. - exclamó con una irónica sonrisa.

Perfecto, lo único que me falta es que ahora comience a burlarse de mí. Pensabas mientras lo veías acercarse e intentabas contener tus lágrimas de vergüenza y cuando lo tuviste lo suficientemente cerca como para sentir su respiración, oíste decir con la voz ronca que nublaba todos tus sentidos.

-Si vas a robarme un beso, al menos que valga la pena.

Sentiste como de un tirón te pegó a su cuerpo, te pasó fuertemente una mano por la cintura y con la otra tomó, con una suavidad inhumana, tu rostro ruborizado. Estaban tan cerca que podías sentir su corazón latiendo de una manera descontrolada, tus brazos estaban laxos a los costados de tu cuerpo, sutilmente curvado por la forma en la que te sostenía, te tomó un momento comprender que eso era real, te tomó solo un momento dejarte vencer por sus labios, y entregarte a ese beso iluminado por la luz de jade. Colocaste una mano alrededor de su cuello y la otra en el brazo que rodeaba tu cintura, nunca te habían dado un beso como ese, tan embriagador y dulce como el vino. El agradable sabor a limón de sus labios se mezclaba con lo salado de los tuyos, "¡Por Dios!" pensabas. Justo como creías, su piel se sentía tan suave como la seda, pero lo que nunca viste venir era que ese hombre con voz ronca, expresión seria, mal humor, y con una frialdad de acero, te daría el mejor beso de tu vida, un beso que era exactamente como ese aroma suyo que te hacía soñar, la mezcla perfecta entre dulce y salvaje. De fondo comenzó a sonar "Helium de Sia" tu tono de llamada, pero no querías dejar de besarlo para ir a atender, sentiste como de apoco se fue despegando de ti.

-Lindo tono de llamada. - dijo en un susurro -Deberías atender. - exclamó, y te sentiste una idiota nuevamente.

Sólo si eso es lo que quieres {Yoongi x Tu} Terminada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora