Capitulo 10

102 5 0
                                    

Lizzy estuvo todo el día pensativa por lo que había pasado con Nash. Esa noche, recibió un mensaje de él.

Nash: Tengo algo que decirte. Ve al parque que hay al lado del colegio. Ahora.

Lizzy miró la hora, 21:19. Seguramente sus padres no la dejarían salir tan tarde sin ningún motivo, y menos si les decía lo del misterioso mensaje. De todas formas no era buena idea ir.

Entonces entró su perra a su habitación y se la quedó mirando, como si realmente entendiese lo que estaba pasando y quisiera darle una idea a Lizzy.

-Puede que... - Lizzy se dirigió hacia la puerta de su habitación y bajó las escaleras- Mamá, ¿puedo ir a sacar a la perra? Creo que necesita salir.

-¿Tan tarde?- su madre lo pensó un momento. -Está bien, pero no tardes y no vayas muy lejos.

Casi sin pensarlo, Lizzy asintió y buscó la correa de la perra. Al salir, miró al cielo y vió que había luna llena.

Comenzó a caminar hacia el parque, que quedaba cerca de su casa. Antes de llegar se paró en seco. ¿Qué estaba haciendo? Era de noche y en ese parque casi nunca había nadie, y ella estaba llendo a ese lugar para encontrarse con alguien que quería asesinarla. Pero algo la decía que siguiera, en el fondo ella quería seguir pero a la vez no. Su perra ladró y tiró de la correa. Lizzy dió un paso, luego otro, y siguió su camino hacia en parque. Quería llegar al fondo de todo este asunto.

Al llegar al parque, se paró delante de un tobogán y una caseta que había allí. Un viento helado la recorrió de arriba a bajo.

Miró en todas direcciones pero no veía a nadie.

-Bu- oyó en su oído una voz familiar y pegó un brinco.

Nash la contemplaba con una sonrisa, pero había algo diferente en él, su sonrisa parecía más melancólica que nunca.

-¿Qué... Qué tenías que decirme?

-Te amo.

Lizzy se quedó sin palabras, mirándole como una tonta y cuando se dispuso a decir algo, Nash la calló con un beso que Lizzy correspondió.

Cuando se separaron, Lizzy miró al suelo sin saber muy bien qué decir. Entonces lo vió.

Un rastro de sangre se extendía por el suelo hasta llegar a la caseta junto al tobogán. Lizzy levantó la mirada, sorprendida y horrorizada. Tate la miraba con ojos rojos y una maléfica sonrisa.
-Te amo, pero ¿sabes? el amor te hace débil y eso es algo que no me conviene.

Nash apuntó a Lizzy a la cabeza con la pistola y disparó sin vacilar. Lizzy se desplomó en el suelo, oyendo los ladridos de su perra y más disparos, pero ya no sentía nada. Lo último que pudo escuchar fue la macabra risa de Nash. JA JA JA JA

NashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora