CAPÍTULO DOS

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La alarma de las 9:30 sonaba, la castaña algo perezosa alargó el brazo para apagarla, hoy tenía que ir a la nueva entrevista de trabajo en la oficina, su turno empezaba a las 11:30 y tenía que ir antes.

Se puso unos vaqueros negros ajustados, una camiseta blanca ancha y unas Vans, salió de la habitación y se hizo el desayuno.
Cuando terminó entró al aseo, se lavó los dientes y peinó.

Agarró su bolso y salió de la casa, bajó hasta el sótano y agarró su coche. Eran las 10:15, la oficina estaba ya abierta y ella tardaría aproximadamente diez minutos en llegar.

Cuando llegó al gran edificio pudo aparcar en la acera de enfrente. Cuando llegó a la puerta del edificio lo contempló, era bastante moderno y en la parte de arriba había un cartel en el que ponía "Oficina Barnes".

Dejó de mirar el edificio y entró encontrándose con mucha gente andando de un lado para otro, lo que más se podía escuchar eran los teléfonos sonar y las impresoras imprimir.

Wanda se quedó parada en medio del pasillo, sin darse cuenta que estorbaba, hasta que un hombre llamó su atención.

-Hola señorita, ¿se le ofrece algo?- preguntó el hombre ya de avanzada edad, su pelo canoso se lo demostraba.

-Sí, bueno... me dijeron que viniese aquí por una entrevista- Wanda estaba nerviosa.

-Espere un momento y por favor póngase a un lado- Wanda se fijó y podía ver cómo los hombres y mujeres la esquivaban rápidamente.

-Sí, perdón- Wanda se disculpó y sé apartó quedando al lado del mostrador del hombre.

-Sr Barnes hay aquí una señorita que dice tener una entrevista- dijo el hombre por el teléfono- de acuerdo- respondió el hombre después de unos segundos.

-Suba al piso nueve, el último- le explicó el hombre a Wanda, esta asintió y se dirigió al ascensor, el cual ya estaba abierto y lleno de personas.

Entró y se colocó lo más cerca posible de los botones. La mayoría de las personas estaban calladas, otras estaban contestando llamadas y otras hablando entre sí.

Las personas fueron bajando hasta quedar dos en el ascensor, Wanda y otro chico, bastante joven. Bajaron y el chico se metió en una puerta, ella miró en las cristaleras y podía ver a la gente trabajar, se echó dos pasos hacia atrás y chocó con alguien.

-Lo siento- Wanda se dio la vuelta y se encontró con una chica rubia de unos 20 años.

-No pasa nada, ¿buscas a alguien?- preguntó la joven.

-Sí, vengo a una entrevista- respondió Wanda.

-De acuerdo, espera aquí- Wanda siguió a la joven con la mirada y vio que se metió en la habitación de lo que parecía ser el despacho del jefe. Tardó poco tiempo en salir y acercarse a Wanda.

-Pasa, el Sr Barnes te está esperando- dijo la rubia, poco después se marchó.

Wanda comenzó a andar hacia el despacho, tocó la puerta dos veces y la abrió asomando la cabeza por ella.

-¿Se puede?- preguntó Wanda en cuanto vio a un hombre dándole la espalda, este estaba sentado en su silla con las piernas subidas a un mueble.

-Pasa- el chico se levantó y se dio la vuelta, Wanda quedó fascinada, el hombre que tenía delante era extremadamente guapo.

El chico se acercó y le agarró la mano a Wanda.
-Soy James Barnes- el chico le besó la mano mientras la miraba fijamente a los ojos, Wanda se entremeció por el roce de sus labios en su piel.

-Wa...Wanda Maximoff, señor- Wanda se presentó y cogió asiento en frente de él. Observó cada movimiento que daba, como se colocaba el pelo, como se remangaba las mangas, la manera en la que se sentaba, era todo un galán.

-Bueno señorita, ¿que le ha traído hasta aquí?- preguntó el hombre sin dejar de mirar a Wanda, esta al ver los ojos azules del chico clavados en ella tragó en seco.

-Mi tía Peggy me dijo que teníais un puesto para mi- respondió ella.

-Peggy, sí, ella es muy amiga de mi familia, tu puesto es de secretaria, mí secretaria- James recalcó el "Mí".

-¿Cuando empezaría?- preguntó Wanda, observando como el hombre se echaba lentamente hacia atrás si dejar de mirarla.

-Mañana por la mañana- respondió James.

-De acuerdo, pues no vemos Sr Barnes- dijo Wanda estirándole la mano al chico.

-Nos vemos Srt Maximoff- el chico sonrió y le estrechó la mano. Wanda le miró por última vez y salió del despacho.

Estaba tensa, la cercanía con ese hombre le había puesto nerviosa.
Cuando estuvo en el coche agarró su teléfono y llamó a David.

-Dígame- respondió el rubio.

-David tengo que contarte una cosa, madre mía- suspiró la chica.

-¿Vale?, ¿comemos, cenamos...?

-Comemos, hoy a las 14:30 en el bar de abajo de mi casa- respondió Wanda un tanto emocionada.

-Vale, nos vemos- Wanda colgó y arrancó el coche para dirigirse a su trabajo actual.

Ya después de acabar su turno y pedir su cheque final se dirigió a la cita que tenía con David.

Entró en la cafetería y divisó a David en el mostrador coqueteando, como no, con un chico más bajo que él, su pelo era negro y su cuerpo estaba totalmente tatuado, sus orejas agujereadas y su ropa era oscura y estaba rasgada.

-¿Interrumpo?- dijo Wanda acercándose al rubio.

-No, este chico ya me ha dicho todo lo que me tenía que decir- David miró al muchacho y le guiñó un ojo.

-¿Que sí o que no?- le preguntó Wanda al muchacho de cabellos oscuros.

-Sí- sonrió vergonzoso y David sonrió.

-Mala elección amigo- Wanda le palmeó en la espalda al muchacho y se marchó a una mesa.

-Oye- se quejó David.

-Nos vemos David- el muchacho le dio un beso en la mejilla y se marchó.

-¿Algo serio?- preguntó Wanda cuándo David se sentó.

-Sabes que no- David se paró a pensar y luego precedió- ¿que era eso tan importante de esta mañana?- Wanda se emocionó ante la pregunta del rubio.

-Pues... esta mañana he ido a la entrevista de trabajo en las oficinas y pues he visto a mi jefe y madre mía que jefe- Wanda suspiró y se dejó caer en el respaldo de la silla.

-¿Tienes alguna foto?- preguntó David interesado.

-Ojalá.

-Quiero verlo y darte el visto bueno, mañana te acompaño, no acepto un no- David señaló a Wanda con su dedo índice.

-De acuerdo, ahora vamos a pedir algo, me muero de hambre.

¿Seducida?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora