CAPÍTULO I

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Solté un gemido, cerrando los ojos con fuerza, y golpeé la alarma de mi mesilla de noche en un intento de hacerla callar. Despertarse a las 7am es siempre la peor parte del día, especialmente cuando es lunes por la mañana y tienes que ir al instituto. Me despojé de las mantas y las dejé arrugadas a los pies de la cama antes de entrar en el baño. Después de ducharme encendí mi estéreo y empecé a vestirme al ritmo de GOT7.

- ¿Hye Jin, estás despierta? – escuché a mi madre hablando al otro lado de la puerta.

Puse los ojos en blanco. "No, escucho la maldita música mientras duermo", murmuré sarcástica para mí, antes de apagar el equipo de música. Definitivamente no era una persona madrugadora.

- ¡Estoy despierta! – grité.

- ¡Vale, baja el volumen de la música por favor, está muy alta!

- ¡OK! – resoplé, encendiendo el estéreo otra vez y bajando el volumen.

Me lavé los dientes y la cara, y después abrí mi armario, donde predominaban los colores oscuros y la ropa más bien discreta. No soy el tipo de chica que se pasa horas arreglándose. Me gusta tener mi propio estilo.

Como aún era verano, me decanté por unos shorts tejanos, una camiseta gris jaspeado y mis Vans negras. Dejé mi pelo secarse al aire, pues al apenas llegar a mi barbilla se secaba con rapidez. Negro y lacio, virgen de tinturas, algo poco común entre la gente de mi edad.

Delineé mis ojos con un lápiz, pues no era de maquillarme mucho y lo único que quería era resaltar mis oscuros ojos. Tengo que confesar que la principal razón por la que me interesé en la fotografía fueron mis ojos. Recuerdo sacarles fotos con mi camera del móvil cuando tenía unos doce años. En una en particular, la iluminación era muy extraña y acabó siendo una de mis fotos favoritas ya que los colores y la tonalidad de esa imagen, aunque no fuera adrede, me cautivaron. En ese momento supe que la fotografía era lo que quería hacer el resto de mi vida. Exactamente eso.

Desde entonces empecé a sacar fotos a todo y a todo el mundo con cualquier cámara que tuviese a mi alcance. A los catorce, ahorré suficiente dinero para comprarme una cámara decente, una Nikon F 35mm SLR; y al cabo de cuatro años mi colección había crecido exponencialmente.

Recogí mi cuarto, preparé la mochila, apagué la música y bajé las escaleras. Mi plan era irme directamente hacia la puerta y ganar algo de tiempo antes de llegar al instituto para tomar algunas fotografías de camino, pero cuando llegué al recibidor mi madre me llamó desde la cocina.

- ¡Hye Jin, tienes que comer algo!

- No tengo hambre. – mascullé como respuesta – Solo quiero llegar pronto al instituto, así podré sacar algunas fotos antes de...

- Otra vez con la fotografía no. –suspiró, e inmediatamente me maldije a mí misma por haber abierto la boca. – No entiendo porque no puedes concentrarte en cualquier otra cosa, otra cosa que te sirva en el futuro.

Y aquí estábamos otra vez. Estaba tan acostumbrada a que mis padres me dieran la charla sobre como "la fotografía es una carrera sin sentido" que hasta había aprendido a desconectar mientras hablaban. Se repetían diciendo "queremos que abras la mente; tienes que ver y sentir cosas que no hayas visto ni sentido antes", pero para mí su palabrería era una pérdida de tiempo.

No he podido entender nunca su perspectiva, y me indignaba como mi madre me tachaba de "mentalmente cerrada". Asentí, fingiendo que estaba prestando atención. No podía evitar pensar en cómo de equivocados estaban. En cómo yo puedo llegar a ver mucho más de lo que ellos podrían imaginar a través de las lentes de una cámara; en cómo, para mí, no hay nada más exquisito que capturar una memoria, haciendo que permanezca, y conservándola para siempre en una fotografía. La fotografía es mi pasión, cosa que ellos se negaban a entender.

- Creo que te estás perdiendo muchas cosas.- continuó mientras yo volvía a la realidad. Su tono vaciló- Esta misma mañana, tu padre yo pensamos que a lo mejor te iría bien salir más a menudo con ciertos amigos.

- Yo ya salgo con mis amigos. – respondí enfadada. Me estaba tachando de perdedora sin vida social.

- No, no. Ciertos amigos, como... chicos.- mis ojos se abrieron como platos. Estaba atónita por el nivel de obstinación de mis padres. No evitarían que dejara la fotografía, hicieran lo que hiciesen.

Estaba horrorizada por el simple hecho de pensar que mis padres se habían sentado y habían estado hablando tranquilamente sobre los chicos con los que me iría bien salir, como si hablasen del tiempo que hará mañana. Y más aún por ver el asco que tenían a mi pasión por la fotografía; tanto, que habían tenido que llegar al punto de incitarme a salir con chicos para probar cosas nuevas. Patético.

Puse los ojos en blanco y me dirigí a la puerta principal. La familiar sensación de brisa veraniega y el movimiento de mi cabello en contacto con esta, hicieron que me destensara un poco. Puse la mano en mi mochila y saqué mi cámara de fotos, sujetándola con seguridad entre mis manos y respirando, intentando calmarme. No funcionó. La única cosa que afectó en mi humor la noté al acercarme a la cámara, cerrar un ojo, mirar a través de la lente y ver las encantadoras posibilidades de fotogramas a capturar. Era mágico.


N/A: ¡Annyeong! Bienvenidos otra vez más a un nuevo fanfic, de Kook cómo no *risas* Esta historia la tenía escrita desde hace muchos años así que si el estilo de escritura es diferente a Paper Hearts y a The Last no me lo tengáis en cuenta por favor (era una joven alocada que apenas sabía redactar kekeke). Espero que la novela sea de vuestro agrado. ¡Gracias por leerme! ~ 

Tomorrow [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora