Salí disparada del aula. Sabía que Jungkook no podría haber ido muy lejos, así que tenía que aprovechar mi oportunidad para poder estar con él a solas un momento. A Solas con Jeon Jungkook. Definitivamente me estaba volviendo loca.
Aumenté el paso; por suerte era mi hora libre y no había mucha gente por los pasillos. Aun así, no me puse a correr. Sabía que, si lo hacía, no solo sería patético, sino que también reduciría el tiempo que tenía para cambiar de idea. Pensando bien las cosas, la única iniciativa que tenía en esta vida era mi amor por la fotografía. Sabía que si me inmergía en alguna de las estúpidas ideas de mis padres, mis posibilidades de que se tomaran en serio mis sueños aumentarían; no había nada más que hacer. Y entonces, no tuve otra opción.
Me paré, tragando con fuerza e intentando estabilizar mi respiración. Mis ojos se posaron en la nuca de Jungkook. Tenía las manos hundidas en los bolsillos, y vagaba detrás de Yoongi, quién estaba unos pasos más adelante jugando con su teléfono móvil. Finalmente reuní todas mis fuerzas, me acerqué y grité su nombre.
Se giró en un periquete, igual que Yoongi. Los dos perplejos. Forcé mi sonrisa más dulce, inmediatamente sintiendo la necesidad de correr lejos, acurrucarme en una esquina y llorar de lo ridícula que llegaba a ser. Me acerqué a los chicos lentamente.
- ¿Sí? – preguntó vacilante mientras me aproximaba. Seguramente era la primera vez que hablaba con una chica que no le veía como un Dios.
- ¿Puedo hablar contigo un segundo? – pregunté en voz baja, intentando parecer amistosa, e intentando a la vez que el idiota de Min Yoongi no me escuchara.
Jungkook no dijo nada, simplemente me miró; una de sus cejas se levantó, mientras sus ojos color café se clavaban en los míos. Me sentí mal, incomoda por lo que iba a preguntarle, nerviosa por cómo reaccionaría y a la vez furiosa conmigo misma por haber escogido a ese chico como la salida a mis problemas. Pero ya no había vuelta atrás.
- ¿Qué pasa? - intervino Yoongi, colocándose al lado de Jungkook. - ¿Te conocemos? – se burló. Apreté la mandíbula. Era encantador que alguien con quien habías ido cinco años a clase no supiera quien eras.
- Yoongi. – Jungkook puso una mano sobre el pecho de su amigo, impidiendo que se acercara más a mí; sus ojos no se despegaron de los míos ni un momento. Apoyé todo mi peso en una pierna, obviando que me estaba cansado de esperar. Jungkook era imbécil, pero sabía que no era idiota; no tardó demasiado en darse cuenta del significado de mi postura – nos vemos después en la cafetería, tío. – dijo lentamente, mirando como su amigo se iba meneando una verde mata de pelo y yo ponía los ojos en blanco.
Giré sobre mi misma sin soltar prenda, retomando el camino hacia el aula vacía donde estábamos antes, esperando que Kook me pisara los talones; no me decepcionó. Podía ver por el rabillo del ojo que aún me miraba, confuso.
- Eres Kim Hye Jin, de arte. ¿Cierto? – me preguntó cuando entramos en clase. – Tengo que confesar que me sorprende que quieras hablar conmigo. Es decir, nunca habíamos hablando antes, creo.
- Mira Kook. –empecé, girándome para mirarle a os ojos, admitiendo interiormente que me había sorprendido que supiese quién era. – No estoy aquí para charlar contigo sobre lo increíble, guapo, atlético, perfecto, bla bla que eres o dejas de ser, como el resto de las chicas. Estoy aquí porque necesito tu ayuda. – confiaba en mi misma, tenía que ser directa y fría para que el plan surgiera efecto. Levantó nuevamente una ceja, poniendo las manos en sus bolsillos nuevamente.
- Si necesitas mi ayuda, no estás yendo por el buen camino, ¿no crees? – respondió burlón. Esbozó una sonrisa torcida, haciendo que los aretes de plata que colgaban de sus orejas se balanceasen – Y como parece que no puedes ser amable conmigo, lo siento, pero no hay nada que pueda hacer por ti. - se dirigió hacia la puerta y reposó una mano sobre el pomo.
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Tomorrow [JJK]
FanfictionHye Jin + fotografía = magia. O por lo menos en la mente de Hye Jin. Aun así, cuando sus padres rehúsan tomarse su pasión por lo fotografía en serio, se ve forzada a tomar medidas desesperadas donde, hacerse con su enemigo, se convierte en su cruda...