Seis y cincuenta y siete minutos. Me senté incómoda sobre la esquina de la cama, mirando a través de la ventana sin dejar de reseguir la calle con la mirada. Buscaba alguna señal de vida. Estaba empezando a oscurecer. Jugaba con la tapa de la cámara, inhalando y exhalando con rapidez; mis ojos seguían fijos en la carretera, siendo consciente de que el tiempo iba pasando y que Jungkook aún no había aparecido.
Seis y cincuenta y nueve minutos. Aún no había ni rastro de Jeon y me hería tener que admitirlo; el pánico empezó a hacerse presente en mi estómago mientras soltaba un suspiro ahogado. Siempre había sido una chica con recursos, y no recordaba cuanto rato llevaba esperándole, pero apreté la carpeta llena de fotografías de muestra contra mi pecho, sin apartar la vista de la calle. Odiaba reconocerlo, pero mis manos habían empezado a temblar.
Siete y dos minutos. Me negué a creer que me hubiese plantado, no sabiendo como era de importante para mí ese casting. Puede que en un pasado hubiese sido un idiota, pero habíamos mejorado, habíamos progresado desde ese pasado. Estaba segura de que no me heriría de esa forma adrede, confié en que no lo haría; intenté convencerme a mí misma de que solo llegaba tarde. Apoyé mi frente contra el cristal frío, mirando en la oscuridad y esperando. Esperando, esperando, esperando... pero nunca llegó a presentarse.
. . .
Aún me pregunto cómo llegué al instituto la mañana siguiente. Empujé las puertas del edificio. Todo lo que había pasado entre ese momento y la noche anterior se había convertido en una mancha borrosa; como si no fuese consciente de mis acciones, pero habían pasado igualmente, ya que mi cerebro había puesto el piloto automático. Mis ojos aún estaban rojos. Apreté con fuerza el asa de mi mochila y me dirigí a hacia mi taquilla. Fue entonces cuando escuché su voz.
- ¡Hye Jin! - gritó. Aceleré el paso, empujando a un grupo de estudiantes que caminaban en dirección opuesta, para escapar de él. - ¡Hye Jin, espera! – oí nuevamente, solo que esta vez había sonado mucho más fuerte, y en un par de segundos ya estaba a mi lado.
- No tengo nada que decirte. - respondí fría, con la mirada fija en el pasillo.
- Hye Jin, lo siento. - empezó, girándose hacia mí, intentando conectar nuestros ojos. No perdería el tiempo con él. Sus palabras resonaban en mis orejas como tambores, su voz, veneno. Había perdido mi gran oportunidad por culpa de un imbécil.
- Me da igual, Kook. - le interrumpí, arisca, y con la misma actitud giré la esquina. Él daba grandes zancadas detrás mío, pisándome los talones.
- No, Hye Jin, venga, por favor. - susurró con urgencia, tirándo del asa de mi mochila – Deja que lo hablemos.
- ¡No hay nada que hablar! – grité, captando la atención de los estudiantes. - Toda esta farsa acaba aquí. - le espeté en voz baja, intentando que nadie me escuchara. Estaba enfadada pero no dejaría que la rabia me jugase una mala pasada; no por su culpa.
- ¡No, no puedes! - dijo con un gemido. Noté la desesperación en su voz.
De repente me cogió con fuerza de la mano y me apartó del cúmulo de estudiantes, conduciéndome hasta una clase vacía, ignorando mis intentos para deshacerme de él.
- ¿Qué hay de tus padres? - preguntó una vez la puerta se cerró; se colocó tácticamente frente esta para impedir mi huida.
- La única razón por la que hacía todo eso era para impresionarles, y así poder progresar en la fotografía. - solté gélida, mirándole por primera vez a los ojos, con odio. – Pero parece que se te olvidó que yo también estaba contigo solo para conseguir algo, ¿Verdad? - la rabia se me escaba con cada una de las palabras; me dolían los dientes de lo mucho que los estaba apretando.
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Tomorrow [JJK]
FanfictionHye Jin + fotografía = magia. O por lo menos en la mente de Hye Jin. Aun así, cuando sus padres rehúsan tomarse su pasión por lo fotografía en serio, se ve forzada a tomar medidas desesperadas donde, hacerse con su enemigo, se convierte en su cruda...