CAPÍTULO V

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- Buenos días tesoro. – me despertó una voz suave mientras caminaba hacia la cocina.

No era la voz estridente de mi madre, la que estaba acostumbrada a escuchar todas las mañanas al despertarme, aunque tampoco me cogió desprevenida. O puede que sí, pero no porque no la reconociera, sino porque fue escuchar esa voz en ese momento del día lo que me descolocó.

- ¿Papá? – pregunté, ya sabiendo la respuesta mientras me frotaba los ojos. - ¿Qué haces aquí? Se supone que deberías estar en el trabajo.

Me dejé caer a su lado mientras me cogía de la mano y me acercaba a su cuerpo. Estaba prácticamente dormida; me sorprendía el hecho de que me estuviera aguantando de pie, aunque gran parte de mi peso estaba apoyado en él. Rió silenciosamente mientras pasaba sus dedos por mi pelo enredado.

- Sí, pero quería hablar contigo antes, esta mañana. – sonrió, besándome la frente. Lo miré confusa, ya que mi mente seguía obstruida por los sueños, y salir de ahí requería un gran esfuerzo que no estaba dispuesta a hacer tan temprano.

- ¿Sí? – bostecé.

- Es sobre el chico con el que sales. - empezó, continuando después de que yo asintiese con indiferencia. – Tu madre me ha puesto al día, y me gustaría que lo invitaras a cenar esta noche, si te parece bien. Nos gustaría conocerle, es justo, después de que hayáis estado saliendo un par de semanas. –acabó, acariciándome la mejilla con los nudillos.

- Vale. - bostecé nuevamente, sin apenas entender lo que me decía.

- Esa es mi chica. - asintió, despeinándome cariñosamente y dirigiéndose a la puerta principal. – ¡Asegúrate de que trae sus modales también! – gritó a lo lejos.

- Vale. - mascullé nuevamente mientras el aire frío entraba por la puerta abierta y me hacía cosquillas en los tobillos

Me desplomé encima de una de las sillas de la cocina, apoyando mi cabeza sobre las manos. El ruido de la puerta cerrarse indicó que mi padre ya se había ido, haciendo que pegara un salto, despertándome todos los sentidos.

- ¿Espera, qué? - Dije mirando la puerta, mientras mi mente repetía lo que acababa de ocurrir. Apreté los dientes con desesperación, golpeando la mesa con la cabeza. Acababa de aceptarlo. – Genial Hye Jin, eres una estúpida.

. . .

Me encontraba a solo dos pasos de la puerta del instituto cuando noté un brazo pesado rodeándome. Una suave y agradable sensación contra mi sien hizo que sonriese, segura de que era Hoseok quien me estaba sosteniendo. Tardé un segundo en darme cuenta de quién era realmente, y la comodidad de la situación desapareció en un abrir y cerrar de ojos. Su esencia me invadió los sentidos nuevamente. Ese olor dulzón mezclado con tabaco.

Se me removió el estómago. Giré el cuello brutalmente rápido, y un gemido de dolor se escapó de mis labios mientras el crujido de mi columna vertebral se hacía audible hasta el exterior de mi cuerpo. Y no me equivocaba; entre el momento en el que su esencia me había paralizado los sentidos, y el pinchazo en el cuello, había levantado la vista y esa había aterrizado sobre la mandíbula de Jungkook.

- ¡Mierda! – exclamé enfadada, apartándome de su abasto, tirando la mochila contra el suelo y poniéndome una mano en la nuca en un intento de reducir el dolor. Jungkook estaba a mi lado, recogiendo mi mochila y pasando un asa sobre sus anchos hombros. Seguramente ya había maldecido en voz alta, pero mi cerebro estaba siendo bombardeado por incivilizadas palabras mientras veía como él se ponía en pie otra vez.

Tomorrow [JJK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora