capítulo tres

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Capítulo 3
Junto a la celda de interrogatorios se encontraba un cuarto de tres por tres con algunos monitores desde donde los agentes veían y escuchaban lo que ahí se hablaba.
Sanchez cruzado de brazos escuchaba con desgano la platica que sostenían Leo y la Doctora, a su lado izquierdo estaba sentado un tipo delgado y con gafas que era el que controlaba las entradas a la sala contigua junto con las cámaras y micrófonos.
Israel Sanchez era un agente de 40 años,  veinte de ellos los había pasado en la policía,  hombre corpulento, de 1.80 de estatura, de rostro duro, rudo y al parecer muy escéptico pues todo lo que escuchaba de aquella charla le parecía una tontería.
-Yo no sé porque no lo declaramos culpable y lo metemos a una celda a que se pudra toda su vida. - dijo Sanchez poniendo su enorme mano en el hombro de su acompañante que, al estar tan absorto en la plática de Leo y la Doctora casi cae de la silla por el susto.
- ¡ Carajo Sanchez!, no hagas eso - dijo el muchacho.
-¿Que?, ¿te asustaste?.
-¿Acaso no estás escuchando al tipo ese? -dijo señalando una de las pantallas.
- Eso no existe Diego - dijo Sanchez - llevo 20 años en esto y nunca he sabido de un caso en que un fantasma empuñe un arma y mate a alguien. Los muertos no regresan.
-Pues yo no se, pero este tipo me pone nervioso.
Sanchez movió la cabeza de un lado a otro en señal de desaprobación, quitó la mano de Diego y se dirigió a la salida.
-Voy a revisar el caso, este tipo ya me hartó, te dejo con tus espantos.
Sanchez salió al pasillo y se dirigió al cuarto de evidencias que se encontraba a unos cincuenta metros de ahí, iba pensativo, no era la primera vez que tenia el caso de un asesino pero, este en especial le llamaba la atención, la amistad para el era algo tan sagrado quizás porque, al ser hijo único, sus hermanos siempre fueron sus amigos.
-¿que te orilló a hacerlo muchacho? - pensaba.
Yo no podría hacerlo.
Sentada en un escritorio lleno de papeles estaba una linda chica de unos 30 años, algo desaliñada, pero muy hermosa, ella era la encargada del cuarto de evidencias
-Dichosos los ojos, Israel, ¿en que te puedo ayudar? -dijo la chica acomodándose el cabello.
-Hola Miriam, buenas tardes - saludó Sanchez pretendiendo sonreír - Necesito el expediente del tipo ese que mató a su amigo.
- El caso Liebig.
-Si, ese.
La chica se levantó de su asiento y se dirigió a unos estantes donde estaban los expedientes y las evidencias de cada caso. Sanchez aprovechó para encender un cigarro, le dio una tremenda calada mientras masajeaba su cuello, estaba cansado, casi no había dormido y se notaban unas enormes ojeras bajo sus ojos.
-Aquí esta - dijo la chica poniendo una pequeña caja de apenas 30 por 30 centímetros en el escritorio.
-Gracias flaca.
-Aquí no se puede fumar Israel, y lo sabes.
-No me vengas con eso chaparrita, si tu no dices nada, nadie se va a enterar - dijo Sanchez guiñándole el ojo para después apagar su cigarro en el cartel de no fumar.
-Ay Israel - dijo la chica moviendo la cabeza - bueno, ¿cuando me vas a aceptar la invitación a cenar?.
-Dejame cerrar este caso hermosa - dijo Sanchez abriendo uno de los folders que había tomado apenas recibió la caja - ¿los vídeos de las cámaras de vigilancia?.
-En un momento te mando los archivos a tu computadora.
- Gracias princesa - dijo Sanchez guardando el folder de nuevo en la caja - te debo una.
Sanchez tomó la caja y se dirigió a su oficina en la segunda planta del inmueble.
Dejó la caja en su escritorio y se sentó pesadamente en su silla. Cerro los ojos, estiró brazos y piernas se dispuso a trabajar. Sacó un folder con la declaración de Leo, lo hojeó un poco y lo dejo en su escritorio, todo lo escrito ahí ya lo sabia. Tomo el informe policíaco y comenzó a leerlo.
"El día seis del mes y año en curso, a las siete y dieciséis de la tarde se dispara la alarma en el domicilio de la Señora Judith Liebig, ubicado en calle centeno sin número, se envían dos unidades al domicilio antes citado y se realiza un barrido a la zona con cámaras.
Se ubica al sospechoso corriendo por sobre calle libano y se le da seguimiento, se realiza un cerco virtual, se envían unidades para su persecución y detención sin éxito.
Se realiza inspección ocular en domicilio allanado, la reja y la puerta de la entrada principal se encuentran abiertas.
Se realizan patrullajes en zona donde se vio al sospechoso por ultima vez.
El día siete a las seis de la mañana con Cincuenta y dos minutos se ve al sospechoso caminando de manera errática por sobre la carpeta asfáltica en calle valle de México. Los agentes hacen la detención.
Al momento de su detención, se le decomisa una mochila color verde, en su interior lleva un par de objetos metálicos de color dorado y la testa de un masculino de edad aproximada de diecisiete años.
Se procede a subirlo a una patrulla para su trasladó al centro de justicia y la cabeza al servicio medico  forense".
Sanchez cerró el folder y lo aventó al escritorio, había leído muchos informes e igual que todos los demás, no le daban mucho para trabajar. Se acomodó en su escritorio, presionó un par de teclas en su computadora y los archivos de vídeo aparecieron.
Abrió el primero en el cual se veía a Leo huir por las calles, el siguiente fue el de la detención. Sanchez se talló los ojos y un gran bostezo apareció, tosió un par de veces y se dispuso a abrir el otro video cuando su teléfono comenzó a sonar. Levantó el auricular y contestó.
-Bueno.
-Sanchez, buenas noches, ¿como estas?
-Quintana, amigo, ¿donde andas hermano?, te estoy esperando.
Alejandro Quintana era el mejor amigo y Comandante de Sanchez, él lo arropó cuando entró al cuerpo de policía, le tenia mucho cariño y respeto.
-Por eso te marco, estoy en Michoacán, el procurador me pidió investigar el caso de las castradoras.
-Ah cabrón, ¿castradoras?
-¿Que no lees el periódico?
-Últimamente, no.
Mientras hablaba por teléfono, Sanchez puso el ultimo video, en el se veía a Leo saliendo de la casa de la señora Liebig, volteando hacia todos lados y después huyendo a toda velocidad, de pronto, una variación de energía hizo parpadear todas las luces, el monitor presentaba estática, incluso, por instantes, la comunicación con Quintana se perdía. Sanchez volteó hacia todos lados y volvió a mirar el monitor, la imagen cambio mostrando algo que lo perturbó, Leo se encontraba jalando a Matias mientras un ser con enormes brazos lo jalaba al interior, la grabación se detuvo de manera abrupta, Sanchez presionaba el botón enter sin respuesta.
-¡Sanchez!, ¡Sanchez! - Gritaba Quintana desde el otro lado del auricular.
-Perdón Comandante- dijo Sanchez tragando saliva- el cansancio me esta cobrando factura.
-No te preocupes amigo, terminando este caso iremos a tomar unas cervezas, que buena falta nos hacen.
-Si amigo, nos vemos luego.
Sanchez colgó y el reproductor de video volvió a funcionar de manera normal, rebobino el video y este volvió a mostrar el video de Leo huyendo.
-¡Hola galán!
Sanchez volteo de prisa hacia la puerta, ahí estaba Miriam.
-Hola chaparrita, ¿que paso?
-Voy a comprar café, ¿quieres uno?
-Si, gracias. También me puedes  conseguir el periódico, por favor.
-Si claro, ya vuelvo.
Sanchez se levantó de su silla, camino hacia la ventana, la abrió, sacó un cigarro y, al encenderlo notó que su mano temblaba. Tenía miedo y ese sentimiento no le gustaba.

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