Capítulo final.
Israel se encontraba en su silla, con la mirada fija en el monitor, le dio una última calada a su cigarro y lo apagó en su cenicero que desbordaba de colillas y ceniza, colocó nuevamente el cursor en la tecla de pausa y, por décima vez, reprodujo el vídeo de seguridad de la casa Liebig.
- ¡Carajo!, no estoy loco - decía Israel mientras con su puño golpeaba su pierna izquierda que no había dejado de moverse desde hacía rato - yo se lo que vi.
Estaba tan ensimismado en la pantalla que el sonido del teléfono lo espantó, lo volteó a ver y lo dejó timbrar un par de veces mas antes de contestar.
-¡ Sanchez ! - dijo Israel un tanto molesto.
- Agente Sanchez, buenas noches - dijo una voz del otro lado, parecía una persona de entre 60 o 70 años, - soy el Doctor Ricardo Guardiola de medicina forense.
- Si doctor, digame.
- Solo para informarle que ya he levantado el oficio en contra de usted y sus dos agentes.
- Disculpe doctor pero, no le entiendo - dijo Israel arqueando las cejas.
- ¡Ah! ¿no entiende?
- No, expliqueme, ¿es sobre el caso Liebig?
- Ese mismo.
- ¿ya tiene los resultados?
- ¿¡quiere resultados cretino!? - dijo el medico enfadado - muy bien, cabeza de aproximadamente 30 centímetros de hocico a oreja, macho, de 5 a 7 años de edad, la cabeza en cuestión fue desprendida, no, mejor dicho arrancada, a la altura de la primer vertebra con algún tipo de instrumento desconocido.
-¿Era la cabeza de ¡un perro!?
- De un pastor inglés para ser exactos.
Israel no respondía, rápidamente buscó el expediente con el informe policiaco, lo puso en su escritorio y con su dedo iba repasando lo ahí escrito, se detuvo cuando encontró lo que buscaba, 'la testa de un masculino de aproximadamente 17 años de edad.
- Bueno Agente Sanchez, lo espero en la audiencia, ¿bromitas a mi?, ¡ni en la universidad!.
Israel se había quedado mudo, el forense había colgado ya y solo el molesto sonido taladraba sus tímpanos, Sanchez ya no entendía nada, esto se había convertido en un circo del infierno.
¡Israel! - gritó Lidia detrás de la puerta, dio un par de fuertes toquidos y entró.
Sanchez volteó a verla, luego al escritorio y por último a sus temblorosas manos, colgó el teléfono y guardo el fólder.
- Dime preciosa, ¿porque esa manera tan agresiva para entrar?, ¿viste un fantasma?.
- Creó que todos lo vimos Israel.
- ¿A que te refieres?
- Mira el periódico.
Sanchez se levantó de su silla y se acercó a Lidia, tomo el periódico sonriendo pues ya nada le parecía extraño pero al leer la nota, sus ojos se abrieron y su piel se puso pálida, al terminar de leer salió disparado hacia la celda de interrogatorios.Dentro de la celda, Leonardo se sentía aliviado, el haber contado su historia le había servido para amainar el peso sobre sus hombros, lo que viniera después ya no importaba, quería pagar por la muerte de sus amigos, tomo el último cigarro de la caja y se lo llevo a la boca.
- ¿Tiene alguna pregunta Doctora?
-No, creo saber tu diagnóstico.
-¿De verdad?, vaya que es buena - dijo Leo encendiendo su cigarro.
- Eres un ladrón - dijo la doctora guardando su libreta en la mochila - un mentiroso - a cada sílaba la voz se iba transformando - que dejo morir a sus amigos - la doctora se incorporó, puso sus ahora garras en la mesa y, gateando se fue acercando a Leonardo - entraste a mi casa - el rostro iba cambiando, primero el de la vieja Liebig, luego el ente, al reptar por la mesa sus uñas se clavaban en el metal - robaste mis urnas -, su rostro cambió nuevamente y el de Aurora apareció deteniéndose a un metro del rostro de Leo - te dije que te encontraria.
- Leonardo sin poderse mover, solo gritaba y lloraba, imploraba con sus ojos llenos de lágrimas -¡Dios mio perdoname!
-¿Dios? - dijo Aurora - Dios ya te perdonó, yo solo te voy a purificar para que entres al reino de los cielos.
Una carcajada hizo cimbrar la habitacion, Aurora puso su garra en la cabeza de Leo y clavo las uñas arrancando grandes alaridos de dolor, después, solo sintió como millones de agujas al rojo vivo entraron en su cuerpo y perdió el sentido, una niebla verde comenzó a llenar la habitación engullendo a todos.Israel llego corriendo a la sala de control gritándole a Diego que abriera la puerta, Diego extrañado dejo su café a un lado.
- Sanchez, tranquilo, todo esta bien allá dentro - dijo señalando uno de los monitores donde se veía transcurrir todo con normalidad.
- Ya no se que es normal Diego, mira - Israel le extendio el periódico - ¡ahora abre la maldita puerta!
Diego presionó el botón de la celda y Sanchez entró, al cruzar el umbral, Israel tuvo que detenerse de las paredes por la impresion, la silla que ocupaba Leo estaba cubierta de ceniza, del muchacho solo quedaba un par de piernas y la mano derecha, sosteniendo un cigarro aun humeante.
Diego abrió el periódico y comenzó a leerlo en voz alta
"Joven Psicóloga Forense muere en aparatoso accidente.
La Doctora Lucia Arellano falleció la noche de ayer al impactar su automóvil detrás de un camión de pasajeros, en la carretera México - Querétaro a la altura del km. 38. El cuerpo fue llevado al servicio médico forense para..."
Diego dejo de leer cuando unos toquilla que provenían de los monitores le hicieron voltear, en cada uno de ellos estaba el rostro de Aurora con estática como fondo, sonriendo, Diego cayó fulminado como por un rayo, la impresión lo mató.
Israel salio de la celda sosteniéndose de las paredes, Lidia le ayudo.
-¿que pasa ahí dentro?
-Es..est...Esta muerto - tartamudeaba- y Ella no esta.
Lidia tomo el radio de Israel y, en clave pidió ayuda, al instante llegaron los socorristas, entraron a la celda solo a certificar la muerte de Leo, mientras otros le aplicaban RCP a Diego, sin éxito.
Para Israel todo ocurría en cámara lenta, por fin se sentó y todo se volvió oscuro, se desmayó.
Días después, al presentarse a rendir su declaración, Israel se encontraba frente a tres sujetos que le cuestionaban los pormenores del caso y, obviamente, la cabeza del perro.
-...y, cuentenos agente ¿que paso con el cuerpo?
- Ya les dije lo que sé
-¿Que?, ¿que el diablo lo mató?
-Si, el diablo lo mató.
Israel Sanchez miro sus temblorosas manos y pensó:
-¡Si no me van a creer!, ¿para que me siguen interrogando?.
FIN.
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Las urnas
Horror¿que hacer cuando le robas a una bruja las llaves de las puertas del infierno? Leonado tenia que convencer a la policía de que él no había matado a su amigo