CAPÍTULO 8

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Callista caminó por la habitación irritada, se había hecho de noche y no sabía de su ahora marido.
Los machos nuevas especies se habían portado respetuosos y condescendientes sin embargo algo la hacía sentirse fuera de lugar, quizás si 135 estuviera con ella sería más fácil.
Suspiró para dejarse caer en el sofá y ver el reloj en su muñeca, cerró los ojos mientras que recostaba su cabeza en la suavidad del mueble.
Era muy tarde ¿Por qué aún no llegaba?
Callista nunca hubiera imaginado su noche de bodas de esa manera. De hecho nunca la había imaginado en absoluto pero de todas formas no era la manera tradicional de empezar un matrimonio, él debería estar allí, con ella.
Pero este no es un matrimonio tradicional Callista.
Las personas se casan por amor y no por otra cosa.
Y ella lo sabía pero no podía evitar desearlo.
A él.
A 135 yaciendo en su cama, con esa piel dorada entre sus dedos.
La puerta se abrió de golpe ocasionando que se sobresaltara volviéndose al rostro contraido de Danger, por un momento experimentó un extraño desasosiego, entonces el macho entró y sus fracciones se volvieron como el granito.
Una especie de escalofrío cruzó por su cuerpo y de pronto supo que algo malo estaba pasando.
—Callista... hemos perdido el rastro de tu padre y 135 ¿Tú sabes dónde pueden estar?
La vista se le nubló ante aquello mientras que la verdad la golpeó en la cara recordando las palabras que le había dicho su padre antes de la boda pensando que ella era su hermana.
¿Valentina sabía sobre eso?
Oh Dios mío que no le hagan daño.
No.
Aquello era una mera casualidad, ellos aparecería, 135 estaría bien.
—Yo no sé dónde puedan estar —Dijo entre balbuceos—.
La expresión de Dangerous era como su mismo nombre peligrosos, salvaje.
Y ¿Desde cuando ella le había temido a un hombre? Nunca antes pero toda su persona dejaba mucho que desear.
—No quiero que finjas, ahora mismo estoy tratando de ser un caballero y de no echarte los brazos al cuello para acabar con tu vida hembra, le he dado luz verde a 135 para que solucione ese problema de su pasado a cambio de que lleve un gps ya que no quería que nadie de nosotros fuera con él pero la señal desapareció y no sabemos dónde pueda estar ¡Y será tu momento de cantar, hembra, o algo muy malo va a pasar!
En que me he metido.
Yo no sé dónde está mi marido, ¿Por qué recuerdas que 135 es mi marido, no?
Danger entornó los ojos exasperado conteniendo un bestial gruñido.
—¡No era un matrimonio real, 135 se casó a cambio del encuentro con su pasado, encuentro que está a punto de hacerlo perecer! ¡Dime dónde está! Estoy perdiendo la jodida paciencia, no sé como mi padre toleraba tantos secuestros ¡Esta mierda me pone los pelos de punta!
A pesar de que lo que le había dicho era cierto y su matrimonio era solo un acuerdo entre dos partes le dolió pero más la asustaba no hacer nada por él.
—Yo no sé dónde puedan estar, lo juro.
Maldita sea.
Su voz no sonaba como la de ella, ni siquiera un poco ciertamente estaba presa del terror.
No quería que nada malo le pasara a 135 pero el macho frente a ella no le creería.

***

135 abrió los ojos en la penumbra maldijo al sentir su cuerpo molido entonces fue cuando se dio cuenta de lo que realmente pasaba, casi rugió de ira al sentir como las cadenas se abrazaban a sus tobillos y muñecas, 135 pensó que nunca más volvería a estar en esa situación, pero ahí estaba y se maldijo por eso.
Las voces familiares hicieron eco en sus oídos a la vez que no pudo evitar escuchar.
—Hubo un cambio de planes, el bastardo es muy listo y hubiese sospechado de inmediato, me costó como el infierno persuadirlo de acompañarme y sobre todo de engañarlo pero aquí está el amor por una familia que desconoce pudo más —se carcajeó—.
Esa era la voz de Theo.
Maldito fuese.
Si hubiera escuchado a Rossie.
Cerró los ojos pensando en su hermana, probablemente nunca la vería otra vez debido a su estupidez, ni a Love, ni siquiera había conocido a su sobrino.
Era un estúpido.
El sonido de un par de tacones hicieron que abriera los ojos de golpe encontrándose como ese rostro familiar que había borrado de sus pesadillas, una sonrisa malvada cruzó por su rostro a la vez que se acercaba a paso lento.
—Oh déjame verte amor, ¿Me has extrañado? Porque yo si que lo he hecho.
Sus dedos tocaron la piel desnuda de su torso entonces él trató de alejarse de su toque.
—No te resistar 135, sabes que me deseas tanto como yo a ti ¡¿Pero adivina qué?! Ahora no está la perra de Tabbitha para salvarte, ahora te tengo solo para mí.

***

—Vuelvo a preguntar humana ¿Dónde está 135?
—¡No lo sé! —Respondió Callista histérica—.
Hacían más de 78 horas que no sabían de él y más de 1 hora desde que la habían llevado como esa hembra que la interrogaba.
Estaba volviéndose loca de preocupación por 135 sumandole las acusaciones de que ella supiera dónde estaba su marido.
—Esta es la última vez hembra —dijo en tono despectivo Kit—, ¿Dónde está él?
—¡No lo sé!
Esta vez el seco golpe retumbó por la habitación como un relámpago fue allí cuando entraron los machos.
Dos de ellos sostenían a una furiosa Kit mientras que Callista incrédula por lo reciente tocaba su mejilla ardiendo con la yema de los dedos.
—¿Acabas de golpearme gata estúpida?
Kit siseó al igual que los felinos en la habitación.
—Sueltenla voy a defenderme.
—No tienes oportunidad —dijo uno de ellos—, a demás esto no es un juego Kit hizo mal golpeandote pero la has sacado de quicio y a nosotros tambié, confiesa ya.
—No tengo nada que confesar.
Estaba furiosa, pero no se quedaría con ese golpe, ya conseguiría la manera.

***

La mujer deslizó sus huesudas y frías manos por su pecho hasta llegar a la ingle donde tomó el pene grueso en sus manos comenzando a masturbarlo, 135 se removió asqueado por su toque, lo odiaba al igual que a ella. Quería matarla con sus propias manos Helena había huido del primer lugar donde lo habían tenido y la maldita había logrado traerlo de vuelta.
—Eres la máquina de matar favorita de todos ¿Lo sabías? Por eso quieren que procrees, un asesino como tu dejando a sus crías como relevo, Valentina fue la primera opción pero adivina qué huyó de ti tan rápido como pudo entonces la siguiente fue su hermanita Callista quien tan pronto se casó supo que no podía tener sexo contigo sin asco de por medio, dijo que eres un animal, una bestia...
Y por eso estoy yo aquí, a mi sin embargo no me da asco tocarte.
Gimió al introducir el pene de él en su boca, 135 trató de apartarse asqueado y dolido.
No por la mujer que lo tocaba sino por aquella que era su esposa, su compañera.
A Callista le daba asco tocarlo.
Vio a la mujer quedar desnuda delante de él entonces habló.
—Vuelve a acercarte y te mataré.
Pero ella no hizo caso, soltó una carcajada y se dejó caer en su regazo empalandose con su miembro.
Furioso 135 como prometió llevó sus dientes de tigre al blanquecino cuello y mordió tan fuerte que la mujer murió en segundos entre sus brazos.

Si puedo mañana estaré publicando el capítulo 9.

Adelanto: Quizás va a haber acción entre Callista y 135 e.e 

135 (LUNA DE ESCARCHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora