Epílogo

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*Siete años después*

Entró en el supermercado y cogió un carrito. Se apoyó contra la pared mientras esperaba a que llegase.

El chico entró en el lugar y le sonrió a su esposa.

-¿Te lo llevo?- Le preguntó señalando al carro. Ella asintió y se dirigió a un pasillo en específico. El chico la siguió.

-¿Qué te parece este?- Le preguntó levantando una caja.

-Es bonito- sonrió. Lo agarró y lo metió en el carro.

-Cato- le llamó Clove mirando los estantes- todavía nos queda decorar la habitación.

-Podemos ir ahora- ella asintió y metió todo lo necesario en el carrito.

Fueron a la caja y pagaron.

-¿Las puedes llevar tú?- Le preguntó Clove dejando el carrito en su sitio. Él asintió.

Entraron en el coche y el chico condujo hasta Ikea.

-¿Cómo te encuentras?- Le preguntó por el camino. Ella se masajeó las sienes y le miró.

-No sé. Sólo llevo a dos personas dentro de mí. Por lo demás genial, quitando las náuseas, dolores y sobretodo los mareos-. Le contestó la chica. Al instante se arrepintió de lo que había dicho- Lo siento- Cato estacionó el coche.

Clove sintió unas fuertes ganas de llorar y no lo pudo evitar. Soltó un sollozo y se cubrió la cara con las manos. Su marido se giró hacia ella y la miró preocupada.

-¿Te duele algo?- Le preguntó preocupado quitándole las manos de la cara. Ella negó con la cabeza y abrazó al chico.

-Me he comportado como una gilipollas desde que estoy embarazada- el chico soltó una risa y le acarició la espalda.

-No te preocupes amor- la separó de él y le besó la frente-. No te comportas como una gilipollas. Estás embarazada, tienes cambios de humor. Es normal-. Ella sonrió y le besó. Pasó sus manos por los hombros del chico y las metió debajo de la camiseta, trazando círculos en su espalda.

Clove iba a intensificar el beso cuando sintió que las bebés le daban patadas. Se separó de su marido y este la miró extrañado.

-¿Qué pasó?- Le preguntó besando su frente. Ella cogió las manos de él y las colocó en su barriga de nueve meses.

-Me están dando patadas- le dijo sonriendo. El chico sintió como sus hijas daban patadas en la barriga de su mujer y sonrió. Cuando pararon ambos bajaron del coche y caminaron de las manos hasta la puerta.

Por el camino sintieron un flash alumbrarlos.

-Solo es un paparazzi-. Dijo la chica con simpleza. El libro que publicó tuvo una gran acogida entre la gente y la chica se hizo famosa. Siempre que salían Cato y ella había algún paparazzi siguiéndoles.

Entraron en Ikea y fueron a la sección de bebés. Primero fueron a las cunas.

La pareja se paseó por todo el pasillo mirando las cunas.

-Esta es preciosa- dijo el chico tocando una cuna gris con varios cajones.

-Me gusta, pero le falta algo- le respondió ojeando las demás. Su vista se posó en una cuna. Esta era como la anterior pero tenía varios adornos-. Creo que está es perfecta.

-Sí, ¿compramos las dos iguales o diferentes?

-Sabes que nunca me ha gustado vestir a las gemelas iguales. Sería mejor comprar dos diferentes-. El chico asintió y siguiente mirando las cunas. Clove se paró delante de una cuna. Esta era parecida a la otra, pero en vez de tener adornos tendía talladas en la madera figuras- ¿Te gusta esta?

No me quiero enamorar.(Thg) ||Terminada||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora