Capítulo 9: Todo irá bien.

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Una vez llegamos al piso, después de haber comido, Reece abriendo la puerta, George con su brazo en la cintura de su amigo por si acaso se cae, porque el médico nos avisó de posible debilidad a la hora de andar por la medicación, yo detrás de ellos, y Soulla en la farmacia comprando todo lo que Blake necesita para toda esta semana, sé lo cansada que he estado hoy y ayer con toda la tensión recorriendo mi cuerpo. Los tres estamos pendientes de dejar cómodo a B en el sofá, por lo que se le dejamos entero para él, Reece coge el pequeño sillón, y G y yo cogemos unos cojines y nos sentamos en el suelo, haciendo un pequeño círculo.

—Gracias chicos. —Dice Blake por décimo cuarta vez hoy.

—Que no hace falta que nos las des veinte veces el mismo día. —Recuerda Reece.

—Si quiero hacerlo, lo haré, ¿le vale al rubio teñido? —Salta B en un tono gracioso y nuestras risas resuenan por todo el salón.

El timbre suena unos minutos después, me levanto y le abro la puerta a Soulla. Ella se encarga de repetirle a su hijo el tratamiento que le han impuesto los médicos, se asegura de que Blake está recuperado y se despide de nosotros, poniendo rumbo a Cheshire.

Ahora mismo, me encuentro preparándole un poco de comida a Blake, para que tome la medicación sin que le siente mal, después de varias riñas porque "él no está inválido". Al final, conseguí convencerle de que no me costaba nada, así que en la cocina me encuentro. Los tres están en el salón, seguramente cotilleando de algo.

—¿Interrumpo? —Pregunto al volver, ya que nada más verme, los tres abandonaron el tema que trataban.

—Para nada. Sólo estábamos cotilleando un poco de todo. —Responde George, negando con la cabeza y lanzándole una mirada asesina al rubio enfrente de él. Yo dejo la bandeja de comida en la mesa, y Blake me hace una seña que indica que debo mirar el teléfono. Enseguida lo saca y comienza a teclear.

—Uy, B, ¿a quién le hablas? —Reece cuestiona al moreno con un tono gracioso.

Mi móvil rápidamente vibra. Los dos chicos me miran, y yo miro a Blake.

—A Char. ¿Por qué?

—¿Qué necesidad hay de hablar por teléfono? —Pregunta G esta vez.

—Es que la tengo que pasar unas fotos que la hice en el hospital y no se las puedo pasar de otra forma, rubio celoso. —Blake chincha a George, que inmediatamente baja la cabeza, intentando que no se note su rubor. Yo miro a Blake mal, intentando regañarle. — G, es coña.

—Lo sé. —Le sonríe el rubio, aún con un poco de color en sus mejillas.

—Sois más bipolares que una pila, no os entiendo a veces. —Río, volviéndome a sentar en mi cojín.

—¿Qué dijiste?

Al momento, tengo al rubio encima de mí, pellizcando mis costados. Otras dos manos se le unen, supongo que las de Blake. Las lágrimas no tardan en resbalar por mis mejillas, y mis manos tratan de quitar las suyas de mis costados, lo cual es imposible.

Unos dos minutos después, los dos chicos dejan de acribillar mis costados, George vuelve a su cojín, aunque lo trae un poco más cerca al mío, y Blake se tumba en el suelo. Los tres miramos a Reece, que ahora es quien está atontado con el móvil.

—Y luego soy yo... —Me susurra Blake, haciendo que ría.

—Luego le retengo, creo que tiene cosas que contarnos. —Le respondo, en un tono similar al suyo.

George nos mira a los dos, con una ceja enarcada. "No entiendo nada" me dice únicamente moviendo sus labios. "Luego te explico" le susurro de vuelta.

Viviendo con New Hope ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora