Capítulo 12: Matt.

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—Oye, Char, ¿qué es eso de que te declaraste a Matt? —Me pregunta, mientras nos sentamos en el bus de vuelta a casa. Me quedo un poco asombrada por la pregunta.

—Fue hace bastante tiempo. A mí me gustaba mucho y dos amigas que tenía siempre me decían que intentara decírselo, que guardándomelo para mí no iba a conseguir nada. Entonces, un día me armé de valor y fui a decírselo. —Río.

—¿Y qué te dijo?

—Literalmente dijo: "si me lo hubieras dicho unos meses antes, hubiéramos salido juntos, pero ahora me gusta alguien más."

—Vaya corte... —Reece y yo reímos. — Aunque, mirando el lado bueno, estás mejor ahora con G.

Yo ruedo los ojos y suspiro, negando. Río un poco, porque G seguro que es mil veces mejor que Matt.

—Oh, no seas idiota. No somos nada.

—Por ahora. —Ríe y yo golpeo su brazo, fingiendo enfado.

—¡Reece!

—Vale, vale, ya termino con las bromas. —Levanta las manos, riendo. Sus ojos se ven preciosos hoy.

—Aun así, ahora mismo por mucho que cambiaran las cosas, no me volvería a gustar.

—Yo no diría nunca jamás.

—Reece, su historial con cómo ha tratado a sus antiguas novias es pésimo. —El rubio se sorprende. — Es demasiado posesivo, demasiado controlador. Demasiado tóxico, vaya.

—¿Y con sus amigos no? Porque suele pasar en ambos ámbitos...

—Conmigo no, porque sabe de sobra cómo soy y que a la mínima que me intenten controlar ya me pongo a la defensiva. No sé de sus otros amigos, pero me le puedo imaginar. Cambió radicalmente a los 14, cuando se mudó aquí, creo que se juntó con gente con malos hábitos, según lo que he oído. Dejamos de hablar unos cinco meses después de que se mudara aquí. Y, sinceramente, creo que no sería capaz de mantener una amistad con alguien como él ahora. Somos demasiado diferentes y yo trataría de cambiarle a mejor, lo que no surtiría efecto y me dejaría peor a mí que a él...

—Pues sí, es mejor que quedéis como amigos y si un día os apetece veros, os veis. Y ya está. Haces bien siempre, Char, tomas la decisión correcta la mayoría de las veces.

Y así, después de la conversación sobre Matt y después riendo de todo un poco, el autobús nos deja en nuestra parada.

—Cuidado, Reece. Al final patinarás. —Digo, al ver que va moviendo los pies de lado a lado, haciendo un ruido horrible con la suela mojada de sus playeras.

Nos llovió justo cuando salíamos del centro comercial y cuando llegamos a la parada, el bus se había ido, estábamos empapados y teníamos que esperar al siguiente que pasara, 20 minutos más tarde.

Llega al primer escalón para bajar del autobús y su pie derecho patina. Yo le agarro de su sudadera y él se agarra a la barandilla.

—¡Te lo dije! —Río, cuando llegamos al suelo firme, dándole un suave toquecito en su nuca.

—Vamos a casa, que tengo un poco de frío. —Sugiere el rubio. Yo asiento y ambos corremos para llegar al portal y mojarnos lo mínimo posible. Yo también tengo un poco de frío.

Una vez los dos llegamos, empapados, al portal Reece se quita la capucha de su sudadera y ambos reímos. Parecemos dos idiotas mojados enteros.

—¿Hacemos una carrera? Aprovechando que el ascensor está en esta planta, tú subes por las escaleras y yo subo en ascensor. ¿Trato? —Reece y yo juntamos nuestras manos, cerrando el trato e inmediatamente comenzando.

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