Pedido de: CaffeConRompope
Espero te guste ❤
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Habias despertado esta mañana sin entusiasmo en tu apartamento vacío. Había sido insoportablemente aburrido desde que Batman te había suspendido temporalmente tu permiso para patrullar. Cuando te levantaste para ir directamente al sofá, te encontraste a Damián, se acostó sin decir nada en el, parecía que había sido golpeado, bueno, en realidad así era.
- Um ... ¿Hola?- Saludaste y te acercaste al sofá, arrodillándote para que pudieras hacer contacto visual con él.
-Buenos días -respondió él, actuando como si fuera de lo mas normal.
Esto había sucedido antes, por lo que ya no te sorprendía.
- Tú, amigo mío, estás poniendo sangre por todo mi sofá - señalaste hacia donde este había dejado una gran mancha de sangre
- No es mi sangre - trató de tranquilizarte.
- ¡Eso no sonó mejor! Ahora, ¿por qué no te quitas ese uniforme?
- Nena, ¿estás intentando coquetear conmigo? - Damian respondió sonriendo.
- Si crees que esto es coquetear, estás fuera de tu maldita mente, estoy diciendo que hueles mal y quiero que te duches, así que mueve tu trasero de mi sofá - dijiste, rápidamente picoteándolo en la nariz.
Rodo los ojos y se levanto directo al cuarto de baño.
-¡Tu champú está ahí! -gritaste desde el armario de tu cuarto, donde tratabas de ver si Damián había dejado ropa en tu departamento.
Damian se paró en la ducha, mirando sus botellas de jabón en el estante de la ducha había una amplia gama de jabones, incluyendo el champú que habías conseguido para él cuando se quedó, sin embargo, una botella diferente llamó su atención.
Damián salió a tu habitación para encontrar la ropa que habías preparado para él. Alzó una ceja a la elección, pero decidió no quejarse. Unos minutos más tarde salió de tu habitación con sudadera gris y una camiseta negra de talla pequeña. Pero al ver tu sudadera rosa, pensó que seria algo provocativa ponérsela.
Estabas tumbada en el sofá, comiendo un tazón de fresas que habías conseguido para ti mientras esperabas a que Damian saliera de la ducha. Se escuchó un ruido fuerte, seguido de una serie de maldiciones.
- ¡No te atrevas a morir aqui!- Gritaste desde el sofá, tratando de asegurarte de que Damian no se matara en tu ducha.
Alrededor de diez minutos más tarde, Damián se acerco echandose encima de ti, el pelo húmedo de Damian fue presionado cerca de tu cuello. - Hola -, lo saludaste por segunda vez esa mañana. Antes de que Damian pudiera responder, volviste a hablar. -¿Usaste usó mi champú?-
- Olía a fresas, no pude evitarlo, cariño - te dijo cerca de tu cuello y enredando sus piernas con las tuyas.
- Huele bien en ti. ¿Y es esa mi sudadera con capucha? "Moviste una mano para pasarle los dedos por el pelo.
