Dependiente.

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¿Qué puedo hacer con un chico como yo? Solía enojarme con él por no tener cuidado, pero soy yo quién lo perdió. El aire frío se propaga a través de mi ropa y en mi frío corazón. Aún es tan claro como si hubiera sido ayer, sus ojos que brillaban más que la nieve, él tenía un corazón cálido para mí, más que el de cualquier otra persona, para mí, tú, sólo tú.



Caminó por uno de los pasillos de su colegio, estaba feliz de poder estar junto a la persona que quería, hace un tiempo se había dado cuenta de lo que sentía y no había dudado dos veces en hacérselo saber, estaba de camino a la azotea del instituto donde lo había citado. Al abrir la puerta vio aquella débil silueta parada mirando hacia algún punto del cielo que él no lograba ver. 

- Ya estoy aquí.- Se acercó con una sonrisa.

- Necesitamos hablar.- Aún sin mirarlo añadió.- Espero que lo entiendas Jong In.-

-¿Qué sucede? - Su pulso extrañamente se comenzó a acelerar, su voz se escuchaba tan suave y vacía, algo lo asustaba.

-Terminemos.- Su corazón se detuvo, ¿qué había dicho? ¿terminar? ¿qué demonios significaba eso? No quitó la vista de su rostro, aquel rostro que cada vez se volvía más serio y frío.

-¿Por qué? - Musitó aún sin poder entender la situación.

- Me di cuenta de que no te quiero, nunca lo hice, solo acepté porque...simplemente lo hice por lástima. - Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir aquella dura mirada sobre su persona. 

- Yo te quiero.-

- Lo he estado pensado hace un tiempo, y he encontrado a alguien más.-

- Alguien más...- El frío comenzó a azotarlo contra la oscura verdad, ella amaba a alguien más a pesar de que le había dado todo.-  Por favor, no...- Al ver como aquella chica de cabellos claros tomaba su mochila para marcharse la abrazó fuertemente.- Quédate...en mis brazos es donde perteneces, Abril. - Apoyó su rostro en el hombro ajeno, sentía que su cuerpo temblaba y no era precisamente por el frío.

- Cuándo todo está hecho para que se rompa, simplemente lo dejas caer. -Se deshizo del abrazo y lo miró por última vez. -No te vuelvas a acercar más a mi, no te quiero, desaparece de mi vida.-

El sonido de la puerta cerrarse lo devolvió a la realidad, aquella partida había dejado mucho más que preguntas y no podía luchar contra las lágrimas que jamás vendrían. 



Cerró rápidamente  los ojos al recordar aquello que lo ataca en un intento de comparación, se levantó de la cama, empuñó sus manos y corrió tan rápido como pudo, las lagrimas comenzaban a perderse bajo sus pies mientras corría, lejos de Luhan, lejos del dolor, lejos del rechazo y lejos de sí mismo, ahora era tan diferente a su pasado, nunca había sentido algo tan incontrolable, en sus recuerdos nunca lloró por aquella chica cruel, le dolía, sí, pero nunca lloró y nunca la esperó, en cambio por Luhan se había derrumbado incluso cuándo le había sonreído. 

Llegó a aquel lugar donde podía esconder todo ese dolor. Se sentía devastado, no quería que todo fuese así, él no quería alejarse del mayor así, se sentía frustrado al no poder calmar sus sollozos que se escapan de su garganta hasta perderse por la fría habitación. 

Cuándo la noche comenzó a caer, fue cuando el dolor se propagó aún más, al igual que el frío que comenzaba a calarse por debajo de su ropa. Se encontraba en el suelo, llorando como un niño, su cabeza palpitaba haciendo presión en sus ojos, hace tiempo no sentía aquella sensación tan molesta. Miró su reflejo a través del espejo, el cual le dio a conocer todo lo que sentía, fue donde se dio cuenta de todo, sus sentimientos nunca se habían visto más claros, se había enamorado de Luhan, ahora se había dado cuenta que se había vuelto dependiente del mayor, mientras él pensaba que era él quien ayudaba al mayor, era todo lo contrario, no había podido decirle lo que sentía por él, simplemente lo había tomado las veces que le había dado la gana y el otro simplemente se había dejado, nunca pudo decirle lo que ahora lo ahogaba, no pudo nunca decirle cuanto lo quería, cuánto le gustaba, y cuánto lo necesitaba, pero ahora ya no servían todos esos estúpidos sentimientos  ya que no serían correspondidos. Cada vez que caía, se levantaba con la idea más que concreta de que había un corazón sólo para él, un corazón tan cálido como la sonrisa de su pequeño ciervo, él siempre dependió de él y no lo había querido aceptar porque estaba cegado por la tonta idea de que era el mayor quién dependía de una manera idiota de su persona...pero el único idiota había sido él, ya que junto al mayor tanto como kai, o como Jong In, siempre había sido un niño débil. 


Fin.

||Niño Debil||KaiHan||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora