El castillo en el boque

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Disclaimer: Bleach y sus personajes pertenecen a Kubo Tite

La Bella y la Bestia y sus personajes pertenecen a Disney

Fanfic hecho con el único propósito de entretener y sin fines de lucro

Rukia y su padre estaban empacando varios relojes en cajas, su padre los vendería en un mercado de un pueblo cercano y debían estar en perfectas condiciones. Cada año Shunsui hacía una viaje de 2 dias para vender sus más finas piezas y creaciones. Guardaban los objetos en silencio, en ocasiones Shunsui le daba indicaciones a la chica, pero ella ya tenía todo controlado. Rukia empezó a sacar cajas a la entrada de la casa mientras su padre preparaba la carreta con su caballo Pesche, un hermoso caballo blanco con cril y cola gris.

La carreta era pequeña pero cabía una buena cantidad de productos en ella. Rukia hacia lo posible para acomodar todo y que no se resbalaran por el riesgo a que se rompieran. Shunsui se colocó un abrigo y un sombrero y subió a la carreta.

—¿Qué quieres que te traiga del mercado?—preguntó él sonriendo.

—Ya lo sabes—respondió su hija con un divertido gesto de obviedad—una rosa.

—Cada año me pides lo mismo.

—Y cada año la año la obtengo.

—Cierto—lanzó una pequeña risa y miró a la morena—ya debo irme—le dio un beso corto en la frente—cuidate, hija.

—Tu también—respondió ella—que tengas buen viaje—continuó alejándose de la carreta. Su padre tiró de las riendas y Pesche empezó a trotar—¡Nos vemos mañana!—Rukia se despedía con su mano mientras veía a su padre alejarse, él tambien respondía el gesto a la distancia.

La morena suspiró profundamente, una vez que la figura de la carreta se perdió de vista, entró a su casa para terminar de hacer sus deberes. Entró a su casa y volvió a suspirar, tenía que lavar ropa, pero al mismo tiempo quería leer un poco; afortunadamente había heredado los dotes de su padre al momento de crear estructuras. Tomó un barril y lo rodó, después dibujó una estructura en su cuaderno; tomó unas cuerdas y una polea que tenían en el granero y los unió atándolos al barril. Un extremo de las cuerdas lo ató al barril y el otro extremo lo ató a la silla del burro que tenian. Lo hizo caminar y se cercioró de que su invento funcionara, y lo logró, su pequeña lavadora casera había sido un éxito. Llevó el burro con el barril sobre él al pozo de la aldea, en una bolsa aparte llevó la ropa que debía lavar. Posicionó al burro a un lado del pozo, colocó el barril en el agua y lo llenó de ropa, puso pasta para lavar y le dio una palmada al animal que empezó a caminar, vió como poco a poco se formaba espuma en el barril, señal de que todo marchaba a la perfección. Sonrió con satisfacción y sacó el libro que el padre Ukitake le prestó por la mañana del bolsillo de su mandil, se sentó y empezó a leer mientras su pequeña maquina hacía lo suyo. No estaba consiente de cuanto tiempo había pasado, pero si notó una mirada sobre ella, quitó la vista del libro y buscó el origen de esa mirada tan penetrante y descubrió una pequeña niña que la veía con interes.

—Hola—saludó Rukia amablemente.

—Hola…—respondió la niña—¿Qué estás haciendo?

—Leo un libro… ¿Quieres verlo?—preguntó la morena con una sonrisa.

—Me encantaría… pero no se leer.

—¿Qué?—preguntó la morena con aire ofendido—Bueno…—suspiró con resignación—Yo puedo ayudarte.

—¿De verdad?—preguntó la niña con un especial brillo en su mirada.

The Beauty and the BeastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora