Corazón Roto [Parte 6]

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Una vez se reagruparon, todos pasaron la tarde por el centro de la ciudad. El grupo optó por no dejar más a la pareja a solas, ya que igual Kanzaki podría acabar algo molesta.

Visitaron gran cantidad de puestos, compraron souvenirs, se hicieron fotos... Todo lo típico de una excursión en grupo. Pero se percibía cierta tensión entre Karma y Nakamura; y al parecer Nagisa no era el único en percibirlo.

—Oye, Nagisa-kun —Kayano se le acercó muy sutil, dejando que el resto del grupo se adelantara—. ¿Sabes que ocurre entre esos dos? -su mirada mostraba preocupación, y Nagisa intentó que no les prestara mucha atención.

—Creo que sigue enfadada porque no pudimos ayudar a Sugino en los jardines... —se mostró falsamente entristecido—. Aunque bueno, en parte también fue culpa mía... —esa última parte la dijo completamente en serio, ya que se sentía culpable de haber entorpecido a Karma durante la "misión".

Ella le miró con ojos compasivos.

—No te preocupes por eso —con una sonrisa, aminoró el paso—. Yo creo que es algo mas a nivel personal. Nunca había visto a Karma así de molesto.

A Nagisa le entró un escalofrío. ¿Era su culpa que ahora ellos no se hablasen? Una sensación de angustia empezó a apoderarse de él, y sintió la afilada mirada de Karma mirándole con fuerza. Durante un momento, el chico pelirrojo se relajó, como si hubiera olvidado con quién estaba enfadado.

—Nagisa-kun —Nakamura se le acercó sin prestar atención al otro chico—. ¿Te encuentras bien? No tienes buena cara.

Le agarró de la mano para comprobar su temperatura, y Nagisa hizo un amago muy suave de librarse de ella, bastante nervioso por el encontronazo anterior. Pero antes de poder hacer nada, Karma tiró a la chica del brazo y la abrasó con su mirada ambarina.

—No le toques —con una voz fría como el hielo, le apretó la muñeca con fuerza.

Nakamura no dijo nada, pero en su cara se podía ver que la chica estaba aguantando el dolor.

—¡Karma, suéltala! —le espetó Nagisa, demasiado asombrado para reaccionar.

No hubo respuesta por parte del pelirrojo.

—¡Karma-kun! —Kanzaki, quien no se limitó a mirar la escena, le dió una bofetada que le dejó marca.

El chico la soltó y simplemente soltó un gruñido.

—¡¿Qué se supone que estás haciendo?! —le espetó, furiosa—. ¡Con tu fuerza podrías haberle roto la muñeca!

Todos guardaron silencio.

—¿Algo que decir? —Kanzaki parecía especialmente molesta.

El chico hizo una pausa y acto seguido se dio la vuelta para andar hacia delante.

—Os veré en el lugar donde se celebra la prueba de valor —muy seco, continuó—. Necesito dar una vuelta... Yo solo.

Se internó entre la multitud y despareció.

—¡Karma!

Nagisa no pudo evitar llamarle. Tuvo que resistir las ganas de correr en su busca, ya que no debía separarse del grupo. Entonces, un mensaje de texto llegó a su teléfono. Al abrirlo, vio que era de Karma.

Lo siento.

Por un momento, sintió como si un agujero se abriera en su pecho, y sus lágrimas quisieran salir para llamarle a gritos, pero no debía. Si Karma quería estar solo, al menos respetaría eso.

El resto del grupo tomó una vía diferente para pasar el resto de la tarde, intentando ignorar la grave discusión que habían tenido.

Por suerte, vieron un puesto en el que vendían takoyakis, y Kayano tuvo una idea para aliviar aquella tensión.

—¡Chicos! —les llamó a todos—. ¿Os apetecen unos dulces?

—Voy contigo —lo que menos le apetecía a Nagisa en aquel momento era quedarse a solas con Nakamura.

—¡Yo también! —Sugino se acercó a ambos con una sonrisa en la cara, pero cuya mirada delataba evidente preocupación.

Los tres se dirigieron al pequeño puesto dejando solas a las chicas, e hicieron cola esperando su turno.

—¿Qué tal va todo, Sugino-kun? —le preguntó Kayano—. ¿Ha habido algún problema?

El chico suspiró.

—En general bien, pero creo que no le ha hecho mucha gracia quedarse tanto tiempo a solas conmigo —parecia algo entristecido—. Realmente prefiero que estemos todos, así sonríe con mucha más naturalidad.

Eso dio que pensar a Nagisa. Él también quería ver sonreír a su amigo, no verle con aquella expresión de dolor tan desagradable.

—Esperemos que no haya sido muy malo —confesó Kayano—, después de todo, parece estar pasándoselo bastante bien.

El grupo se giró para observar a ambas desde lejos, y parecían estar hablando entre ellas.

—¿De qué creéis que estarán hablando? —les preguntó Sugino algo preocupado—. ¿No será sobre la cita verdad?

—No creo —le tranquilizó su amiga—. Nakamura es mucho más sutil que eso.

El chico suspiró de nuevo, ahora bastante más aliviado.

—Por cierto Nagisa —poniendo la mano en su hombro, el chico se sobresaltó—. ¿Qué te ocurre? Desde que salimos del centro comercial estás muy raro.

El chico empezó a pensar que le diría a su amigo. No quería mentirle, pero tampoco decirle lo que ocurría con Karma; probablemente él no querría.

—Es sólo que... —comenzó, intentando buscar las palabras adecuadas—. Tuve una discusión con Nakamura cuando fui al baño, y Karma se puso en medio. Pero al final han sido ellos los que han salido más perjudicados... No sé qué hacer...

Kayano se quedó pensativa.

—Claro... Además, a Karma-kun le gusta Nakamura-san ¿no? —dijo como si fuera algo lógico—. Eso hace las cosas más complejas...

El corazón de Nagisa se rompió en mil pedazos. ¿A Karma le gustaba Nakamura-san? Poco a poco, sintió como el cuerpo se le hacía más pesado.

Tiene sentido —pensó—. Por eso se enfadó tanto con ella cuando intentó besarme... No quería ver cómo la chica que le gustaba se besaba con su amigo.

Una amarga risa escaló por su garganta.

—Sí... Claro —dijo finalmente—. A Karma le gusta ella...

—Nagisa-kun —Kayano hizo una pausa y continuó, sorprendida—. ¿Estás llorando?

El chico estaba tan metido en sus pensamientos que no se había percatado del torrente de lágrimas que se deslizaban por sus mejillas.

—¿Eh? —retirándoselas de la cara, y siendo sustituidas por otras nuevas, no pudo evitar reírse—. ¿Qué es esto?

—Nagisa... —Sugino fue a abrazarlo, pero él se apartó de inmediato.

—Estoy... Estoy bien —con una expresión rota en su rostro, más lágrimas asomaron por sus ojos—. Yo sólo... —una fuerte opresión en el pecho le hizo salir corriendo, dejando atrás a sus compañeros.

Sus voces llamándole no le hicieron mirar atrás, simplemente salió corriendo hacia donde le llevaran sus piernas.

Varios minutos después, llegó a un parque sorprendentemente poco transitado. Vio un árbol algo apartado, y se sentó allí, apoyando su espalda contra el tronco de la enorme planta.

Su pecho le dolía. Le dolía tanto que no creía poder aguantarlo. Decidió desahogarse con un potente grito tan desgarrador como la noticia que acababa de recibir; y ocultó su rostro entre sus rodillas, llorando en silencio.

No quería pensar en nada, quería olvidarse de todo lo ocurrido aquel día. Y sobretodo...
Quería olvidarse de él.

Pero como si el destino lo hubiera querido, una voz tan familiar como acogedora, llamó su atención.

—¿Nagisa?

Al alzar la vista, se encontró con aquel chico pelirrojo, atravesándole con su férrea mirada dorada.

Operación: ¡Sugino Enamorado! [Karma x Nagisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora