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Cerré los ojos al sentir su sangre espesa y -ahora- fría sobre mi rostro; le había dado el disparo más certero que alguna vez había dejado escapar.

Justo entre las cejas.

Dejé a las lágrimas salir y de un momento a otro sentí como si la vida se me fuera a mí también, justo como a ella.

«¡No, no, no!», repetía en mi mente, sosteniendo mi cabeza, llorando con los ojos cerrados. Apretaba, golpeaba y sacudía mi cráneo, esperando que fuese un sueño y que con dolor pudiese despertar.

Pero no era un sueño, ya estaba seguro. Había hecho lo mismo tantas veces en el transcurso de éste año, pero no había dado resultados, simplemente no podía despertar, simplemente no era un sueño; había pellizcado, mordido, golpeado y cortado muchas partes de mi cuerpo, tratando de despertar, gastando mi valioso tiempo en algo casi tan inútil como lo había sido yo para salvarla.

Abrí los ojos y me mareé un poco. Tragué saliva al ver el cádaver, que ahora sí estaba muerto, sobre el piso. El hoyo en su cabeza era casi del tamaño de un ojo.

Conté hasta tres y me di la vuelta. Ya no importaba, ya no se podía hacer nada. Estaba muerta, bien muerta, al menos hice lo correcto, lo que ella me pidió; la maté para que no se convirtiera en uno de esos monstruos.

Era la manera correcta.

🐍
aún no estoy segura de esto bye.

To die for ; stydia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora