Capítulo 4

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En estos días había caído en un ciclo que se repetía, pero era cómodo y  agradable
Llegaba a la cafetería y él ya estaba ahí, podía sentir como su mirada me seguía desde la puerta de la entrada a mi mesa y ahí se quedaba, observándose con una mirada tan cálida que sentía como derretía cada una de mis terminaciones nerviosas.
Tenía contadas las pocas veces en las que me arriesgaba a hacer contacto visual.
No porque no quisiera mirarlo, si no porque temía que solo fuese mi imaginación y en realidad él no me estuviese mirando en absoluto.
Pero siempre que me encontraba con sus ojos, mi corazón se detenía y era como si todo mi cuerpo despertara de un letargo.
Después de unos días ya ni siquiera intentaba leer los libros que Jae me prestaba.

Solo me dedicaba a imaginar como sería mi vida si solo fuera un humano.
¿Podría quizás tener una vida con él?
Quería cuidarlo, compartir con él cada momento.
Prepararle un baño caliente cuando llegase a casa empapado por la lluvia.
Quería estar ahí para sanar sus heridas.
Sostenerlo cuando resbalara o sanar con caricias sus golpes.
Pero no podía, no debía.

Pero que me condenarán si me importaban las reglas ahora.
Solo quería una oportunidad.
Solo por hoy quería ser humano.
Solo por hoy quería estar con él.
Solo hoy quería saber lo que se sentía ser amado.
Solo por hoy quería todo de él.

Así que levante la mirada y ahí estaba él, observándome tan atentamente que sentía mi cara enrojecerse.
Me obligué a sonreír, aunque me estuviera muriendo de los nervios.
Me encamine a su mesa, rogando porque mis rodillas dejaran de comportarse como gelatina y fueran fuertes para que me sostuvieran en pie.

-No soy un angel.
Senti la necesidad de mentir, solo quería que el me viera y me tratará como un humano.
Sabía que no era necesario ya que para los humanos los ángeles no existimos.

-¿Pe...pe...perdon?

-Que si puedo sentarme.

Sonreí sin poder evitarlo.
Su desconcierto y su sorpresa era tan adorable que me enternecio demasiado.

-Oh, Claro por supuesto.

Me sente a su lado, pero una fuerza invisible me ataría más a él y su aroma fresco y limpio no ayudo para nada a aliviar mis sobrecargadas sensaciones.

-Bueno, ahora cuentame sobre ti ¿o quieres que comience yo?

No se de donde había salido eso, solo agradecí el no haberme desmayado en el proceso.

-¿Uh?

¡Eres un tonto Chani!
Genial, ahora eres un total acosador a su vista. ¡Bravo!
Reí nerviosamente sin poder evitarlo.

-Quiero decir nos hemos visto por casi 3 semanas, no es que seamos unos desconocidos.

-¿Tu me haz visto a mí?

-Sería imposible no hacerlo.

-Oh, no se como tomar eso, yo...
¡Genial, ahora también eres un pervertido.

-Quiero decir, eres un chico muy guapo, y eclipsas a todos a tu alrededor, tienes a por lo menos la mitad de la cafetería mirandote, ¿no lo haz visto?

Su cara era todo un caso.
Era tan enternecedor que por un momento me volví codicioso.
No quería que nadie más lo mirará, quería que todos se enterarán que el me pertenecía, aunque solo fuese por hoy.

-Bien, entonces dejame dejar clara una cosa.
Sonreí, esta vez con premeditación.

-¿Uh? ¿Que co...?
No le deje terminar, y con todo el valor que mis celos me habían brindado me acerqué a él y junte mis labios con los suyos.
Pude sentir su suavidad y un ligero temblor me recorrió.
Su aliento era dulce y especiado.
Y su sabor fue embriagador.
La adrenalina me golpeo de repente así que desde ese momento actúe mecánicamente, me sentía embriagado y feliz.

Yo Soy Tu Ángel. •Rochan•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora