𝙰𝚗𝚒𝚎 "𝙿𝚛𝚘𝚋𝚕𝚎𝚖𝚊𝚜" 𝙿𝚎𝚟𝚎𝚗𝚜𝚒𝚎 | 𝕮𝖆𝖘𝖕𝖎𝖆𝖓

Capítulo 6: Encuentros inesperados y... ¿Esperados?

Capítulo 6 ENCUENTROS INESPERADOS Y... ¿ESPERADOS?

Anie

Cuando al anochecer finalmente encontramos un campo donde los árboles nos dan el camuflaje necesario y el mullido césped nos brinda la comodidad necesitada, colapso cerca de la hoguera que el enano, que creo que se llama Trumpkin y Peter han hecho, no puedo creer que en Narnia, el supuesto mundo mágico donde todo se puede tengas que caminar tantos kilómetros para llegar a un no sé que valle en no sé que montaña y no precisamente para unas vacaciones ya que hay que salvar a estas criaturas de las que no tengo conocimiento alguno pero con las que me siento comprometida porque sus tierras están en manos de los Telmatontos... que digo, Telmarinos.

Lucy se acuesta a mi lado y mientras miramos las estrellas me pregunto mentalmente si seré capaz de sacar a mis hermanos de aquí y ponerlos a salvo. 30 minutos antes Peter me dio una ardilla a la parrilla y yo lo miré con mi cara de pócker pues pretendía que comiera una cosa que sabe dios de donde salió, mi mellizo se encogió de hombros y me miró como perrito regañado, pidiendo disculpas en silencio, yo lo fulminé con mi mirada azul verdosa y sino es porque mi estomago rugió pidiendo, demandando mejor dicho, algo de comida, Peter ya no existiría, finalmente me comí la endemoniada cosa, que no estaba tan mal por cierto... Ahora volviendo a Lucy y yo mirando las estrellas... mis brazos me sirven como almohada y mi vista esta clavada en los brillantes puntos en el cielo que me mantienen despierta, esta conexión con este lugar se hace cada vez más fuerte y mi miedo mayor, ¡¡¡Por toda Inglaterra y Narnia juntas, un oso casi se come a Lucy!!! ¿Qué pasará después? ¿Una ballena se tragará a Edmund?

Escucho como Susan y la menor de mis hermanos susurran y como Peter y Edmund hablan sobre planes de ataque con el enano, llega un punto en el que el cansancio es tanto que me quedo dormida sin darme cuenta.

El ruido de las hojas secas siendo aplastadas me despierta y abro los ojos de golpe causando que la luz del sol que aparece por el horizonte me ciegue momentáneamente al colarse por estos y un dolor agudo los taladre, una vez recuperada miro a mi alrededor donde todos están dormidos rodeando la mancha negra de la leña quemada que hace solo unas horas era una refulgente hoguera, menos Lucy a la que veo desaparecer en el bosque con su vestido color borgoña ondeando en el aire, la sigo y lo que veo me deja atónita los árboles e incluso los pétalos de las flores parecen tener vida propia y todos danzan a su alrededor, el león gigante que nos ayudó a llegar hasta aquí me ve y creo que es mi imaginación pero me sonríe y hace un gesto para que me acerque, mi cabeza se mueve de un lado a otro para despejarse y mi mente desconcertada me grita que esto no es posible pero aquí estoy... en Narnia un lugar ficticio producto de la imaginación de mis hermanos y donde he tenido que hacer cosas que ni en la guerra, cuando Lucy ha terminado de hablar con el león y este no trata de comérsela me acerco y con un asentimiento lo saludo, al parecer el mamífero no sabe lo que es espacio personal, porque se acerca y lame mi cara, yo por instinto me alejo pero me acerco por un raro impulso buscando más de su caricia, ¡mi cuerpo aquí no me hace caso! El león vuelve a lamerme y esta vez no me aparto.

___Celeste... estas en casa hija mía, ayudando a tu pueblo, hermosa como tu madre.- Dice el León y no entiendo un coño... espera!!! ¿El león está hablando? Bah! Estamos en Narnia, ya nada me sorprende.

___En primer lugar mi nombre es Annabeth señor, en segundo lugar este no es mi pueblo porque no he comprado un circo de criaturas extrañas y tercero no me parezco mucho a mi madre, ella es castaña.- Le explico con el ceño fruncido.

___Estás aquí por una razón Annabeth, todo lo que pasa y ha de pasar en este lugar es porque así es necesario que ocurra, te traje aquí por una razón... No eres hija de Eva y Adán como te he hecho creer, eres mi hija y de Skye Markdonnan, eres la princesa de Narnia.- Dice el león con su voz profunda, una vez terminado su discurso suelto la carcajada de mi vida.