Capítulo 3 | Canción

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Capítulo 3. Canción.

Daniel.

Hoy es el día de la muestra. Uno de los pocos días donde puedo apreciar su belleza sin necesidad de buscar una foto en Internet.

Las manos me sudan por nerviosismo. El profesor de música me pidió que toque una canción escrita por mí en la muestra. Hace meses estoy preparando y traduciéndola en inglés para que quede perfecta.

Mi motivación e inspiración para escribirla fue ella. Necesitaba decírselo, aunque sea por una canción. La música es mi método de desahogo.

Está en inglés porque es su asignatura favorita y sé que la entenderá.

—En 3 minutos debes salir —me avisa mi profesor y asiento.

Cantaré que estoy enamorado de ella al frente de toda la escuela. Espero que nadie entienda el inglés, aunque por Natalia no me importaría pasar vergüenza.

Tal vez me odien por haber besado a dos de sus mejores amigas. Mejor dicho a su mejor amiga y a su ex mejor amiga, pero todo tiene una razón...

Estoy enamorado de Nats desde hace 2 años. El primer día de secundaria la vi pasar por el pasillo del colegio y me deslumbró. Ella y su madre estaban hablando con la directora sobre los horarios de clase mientras yo miraba todo a través de la ventana de mi salón.

Escuchaba su hermosa voz y cuando la vi reír caí por completo. No sabía cómo, pero tenía que acercarme a ella.

En un momento la directora dijo su nombre. Al instante la busqué por las redes sociales e investigué a que salón iba. Estaba en esta misma escuela, pero en el turno de la tarde.

Conocía a una chica que estaba en su salón: Amanda. Hablé con ella con el propósito de acercarme a Natalia, quien casualmente se convirtió en su amiga. Amanda no me vio como un simple amigo así que poco tiempo después me pidió ser novios.

Entré en pánico; si le decía que no, me alejaría completamente de Nats y si le decía que sí, sería una farsa, pero por lo menos me acercaría más a ella. Elegí la segunda opción.

Salimos juntos un par de semanas. Cada vez que me hablaba debía fingir interés y cuando me besaba no sentía exactamente nada. Pero hablar unos cuantos minutos con Natalia hacían que no todo pareciera un desastre.

Entre todo eso conseguí a una mejor amiga. Tatiana era mi confidente; la única que sabía que todo era pura actuación.

Un día me di cuenta que todo eso estaba mal. Yo estaba ilusionando a una chica inocente sólo para conseguir lo que quería. Necesitaba contárselo así que a la salida del colegio busqué a Tatiana y la llevé a unas calles lejos para que pudieramos hablar.

Le conté lo mal que me sentía. Ella me entendió y dijo: "Si deseas luchar por alguien, no debes estar con otra persona".

Ante las palabras de mi comprensiva amiga tuve demasiados sentimientos encontrados: enojo, tristeza, rabia.

Pero la que más me desbordaba era impotencia. Impotencia por estar estancado en una relación en la cual no quería estar y saber que si hacía algo para romperla me alejaría de la única razón por la que estaba allí.

Tuve un deseo intenso y repentino de besar a Tati y lo hice. Creo que todas las emociones juntas provocaron que hiciera las cosas sin pensar en las consecuencias. Al principio me descargué con ella porque me seguía sin problema alguno. El beso era tan enérgico y violento que mi respiración estaba agitada en cuestión de segundos.

Sin embargo al darme cuenta que a la que besaba no era Natalia me separé. Otra vez estaba besando los labios incorrectos.

Cometí otro error. La diferencia fue que esta vez fuimos vistos. Al poco tiempo le habían dicho a Amanda que la estaba engañando y terminamos.

De todas formas Tati sigue siendo mi mejor amiga y no le contó a nadie mi secreto.

Respecto a Natalia; conseguí su número telefónico y de vez en cuando nos saludamos. Simplemente compartir sonrisas con ella es maravilloso.

—Ahora recibamos a un chico que escribió su propia canción con ayuda de las asignaturas de música e inglés —habla el presentador por el micrófono—. Él es... Daniel Lisboa —escucho los aplausos y gritos.

Me levanto con mi guitarra en manos y una gran sonrisa en el rostro. Subo los escalones del escenario y me siento al frente del micrófono.

Los nervios escalan por mi espalda. Mis ojos se ajustan a la luz y miro a los adolescentes frente a mí. Después de un suspiro empiezo a cantar.

—I wanna follow where she goes. I think about her and she knows it.
I wanna let her take control. 'Cause everytime that she gets close, yeah —miro a Nats, está junto a Tati. Me sonríe—. She pulls me in enough to keep me guessing. And maybe I should stop and start confessing. Confessing, yeah —mis ojos no se separan de ella y los nervios no desaparecen en ningún momento—. Oh, I've been shaking.
I love it when you go crazy. You take all my inhibitions. Baby, there's nothing holding me back.

Canto la canción completa y cuando escucho el ruido de los aplausos miro alrededor. El auditorio está repleto y la mayoría son caras conocidas o amigables.

Salgo del salón con una sonrisa en la cara. Ahora puedo respirar normalmente. Pronto llegan Tati, Nats y su amigo Facundo.

—¡Wow, Daniel! ¿De verdad la escribiste tú solo? —me pregunta la chica a quien se la dedico.

—Sí, la estuve preparando hace meses.

—Estuvo genial —conseguí lo que quería, a ella le gustó.

—¿Quién habrá sido la chica que te inspiró a escribirla? —cuestiona su amigo.

Miro a Tati que me sonríe cómplice. Ella sabe perfectamente a quién va dirigida la canción.

Natalia me observa con escrutinio, sus ojos se achican por un segundo y al siguiente sonríe denotando felicidad y emoción. No sé muy bien por qué, pero no me importa en lo absoluto; ella está sonriendo.

Y yo soy capaz de hacer lo que sea para ver esa gratificante sonrisa todos los días de mi vida porque no hay mejor sensación que la que llena mi pecho al verla de esa forma.

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⏰ Última actualización: Nov 13 ⏰

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