Pereza

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Mahiru estaba confundido, el chico extraño de melena oscura tocaba libremente a Kuro y eso le hacia sentir extraño

— ¡Feliz cumpleaños!— se sobresaltó el castaño al mirar a la criaturita aun lado de él, tenía una toga de color terroso y una corona de laurel en la cabeza y este le saltó encima para colocarle una igual.

Mahiru se sintió tentado en quitarse eso de la cabeza, pero desechó ese pensamiento, el poder de Kuro rara vez parecía tan melancólico

— ¡Bien! Supongo que con eso estarás vivo…al menos hasta que vengan por ti— el desconocido volvió a su lugar de descansó, la cual era una cama de concretó

— ¿Están en prisión?— pregunto Mahiru mirando a la criatura, la cuál veía dos tipos de túnicas, demasiado grandes como para que le queden.

—No—respondió ausente, el muñeco miro a Mahiru—¿Prefieres el rojo o el morado?—

Mahiru no entendió la pregunta, y se sonrojo cuándo el chibi le despojo de sus ropas poniéndole una manta morada

—Es una túnica, muy comunes en la Roma antigua—

— ¿Qué?— ¿Qué diablos estaba diciendo?

—Esto es un recuerdo…mas específico los últimos momentos del Kuro humano—

¿Humano? ¿Kuro humano?

— ¿Qué?—su voz sonó entrecortada, miró a Kuro, quién no parecía querer cambiar su posición, al menos su frente no sangraba y por lo demás esperaba que el desconocido se hubiera encargado.

Ni siquiera sabía como le había curado

…a menos que

“Últimos momentos del Kuro humano”

—Él…él está— cubrió sus labios, sus ojos cafés se empañaron en lágrimas, se negaba a decirlo en voz alta o siquiera pensarlo.

— ¡Feliz cumpleaños! —el poder de Kuro estaba levantando una copa vacía en señal de brindis, talvez aprovechaba ser una especie de “fantasma” para ser ruidoso. Mas de lo requerido.

—Feliz cumpleaños —la sangre de Mahiru se heló, miro con asombro a quién había dicho esas palabras, Kuro levantó la mirada mirando con molestia algún punto del lugar, tan cerca de dónde él se encontraba que sintió un frío recorriéndole la espina dorsal.

— ¿Haz dicho algo?—el joven desconocido parecía estar mas confundido que espantado

Sólo hubo oscuridad por unos cuántos segundos, segundos bastante caóticos en los que el muñeco le dio por darle golpecitos en la espalda, como si le estuviera consolando

Pero eso solo lo hacía sentir aun mas desolado

La luz volvió, el sol parecía estar en su máximo punto y Mahiru tardó un poco en acostumbrarse, haber estado en la oscuridad total y después estar en la luz fue un duro golpe para sus retinas.

Los gritos a su alrededor le confundieron, el estaba en algún lugar de un estadio, parado en las gradas, miró a su alrededor observando a las personas, se sintió un poco cohibido, todas esas personas permanecientes aun siglo diferentes

—Me equivoqué —la voz del poder de Kuro le hizo ser consciente de su presencia, atrás de él sentado encima de la cabeza de uno de los espectadores, con una caña de pescar agarrando palomitas fuera de esa época

Las personas se levantaron en un vitoreó y el muñeco salió lanzado en sus brazos, este se acomodó en su cabeza

— ¿Dónde estamos ahora? —pregunto extrañado, ya había estado en el subconsciente de Kuro, sabía que habían saltado en otro recuerdo, la única diferencia del antes y el ahora era que está vez no había seguido al ahora humano.

Evento de HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora