― xi. "AND THE SUNSHINE RETURNED"

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chapter eleven

"AND THE SUNSHINE RETURNED"

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El domingo iba y venía, y el lunes se precipitaba como un toro en una tienda china. Emilia había pasado la mayor parte del domingo por su cuenta. No le importaba, realmente, porque necesitaba un día para recuperarse de lo mucho que se sentía el sábado. Emocionalmente, estaba agotada. Físicamente, ella estaba bien, tenía unos cuantos metros más que correr a la izquierda en ella, pero Emilia sintió que el agotamiento emocional sería capaz de agarrar fácilmente lo último de su energía física, y tirar de ella hasta el suelo.

Las chicas de su dormitorio no la habían molestado. Gracias a Merlín. Desde la cosa con el fuego, ella no los había visto. No correctamente, al menos. Al parecer se iban a dormir después de que ella lo hiciera y se despertaban antes. Comprendía por qué, porque estaba personalmente aterrada por esa cosa con el fuego.

Emilia pensó que probablemente no encontró el fuego tan aterrador como las cuatro chicas. Había estado pensando, y tenía la sensación de que estaba relacionado con lo que su abuelo había dicho. Sobre sentir demasiado. ¿Tal vez lo tenía atado? Tenía la sensación de que sí, pero no le gustaba la redacción. Sentir demasiado. ¿Cómo se hacía eso? ¿Qué sentido tiene?

Sorprendentemente, las cuatro no se le habían dicho al resto de la casa (y por lo tanto a la escuela) lo ocurrido. Emilia debió haberlas asustado lo suficiente como para que sus bocas quedaran cerradas. ¡Y pensar que Emilia planeaba trasladar a Ripper al dormitorio de sus amigas! Eso fue un alivio. Emilia sabía que lo odiaría, porque siempre era oscuro y muy diferente a las habitaciones terrenales y soleadas de Hufflepuff. Pero tenía miedo de que las cuatro chicas lo persiguieran.

Aparentemente no. Al parecer, Emilia podría ser aterradora. De algún modo. No estaba muy segura de cómo, pero no iba a quejarse. Ella no estaba siendo pisoteada, no como antes.

Ella podría acostumbrarse a esto.

Emilia llegó al vestíbulo justo cuando vio a Sirius levantándose para marcharse. Se las arregló para alcanzarlo antes de que se fuera, arremolinándose alrededor de un grupo de cuarto año para hacerlo.

—Hey, um —Emilia sonrió—, siento por lo de sábado. No quería tener un colapso. Especialmente en el pasillo, considerando lo terrible que fue la lluvia después de un par de minutos. Y también me molesté por nada.

—¡No! —él dijo. Puso sus manos en sus brazos—. Llorar es bueno. Y, de todos modos, tuviste una razón, una muy buena, de verdad. Quizá interesante. ¿Quizás misteriosa?

Emilia puso los ojos en blanco.

—¿Aún sigues interesado en que el tejón se vaya mal?

—¿Qué puedo decir? —él sonrió—. Soy un hombre de palabra.

✓ Mean Spirits ⋆ Sirius BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora