Soy Scott, un chico normal, su vida friki, vivo solo y vivo feliz con mi consola de videojuegos. Un día empezarón a suceder cosas extrañas. Al parecer era perseguido por un ente maligno y Bla, bla bla... Muy tipico si me lo preguntas. Todo empeoro...
Salté, en el intento me torcí el tobillo con el impacto de la caída, el oficial llego al balcón apuntando con su arma a cada una de sus esquinas, al momento de revisar el patio que se encontraba bajo del mirador, no pudo encontrar nada; con mucha suerte había logrado esconderme justo en el punto ciego del mirador. Claramente seguirían buscando hasta encontrarme, tenía que encontrar una salida a todo este, y rápido.
Cojo, con mi camisa llena de sangre y con una gran confusión rodeando mi cabeza. La herida en mi hombro no cesaba de sangrar, a este paso ya estaría muerto en cuestión de horas por un desagradable sangrado. Deslice la puerta corrediza de mi vecina; para mi suerte su familia estaba en una clase de viaje familiar por ello la casa estaba vacía, caminando lentamente y tratando de no hacer el mínimo ruido posible abría repisa por repisa tratando de encontrar algo para detener ese maldito sangrado. Ya comenzaba a sentirme algo mareado, la vecina ya llevaba unos cuantos años de jubilarse, entonces debería tener medicamentos o cosas por el estilo a la mano, llegué a su habitación donde seguramente debía haber algo que me sirviera.
Revisé en la mesa de noche, para mi suerte había una botella de alcohol con una bolsa de algodón y unas cuantas agujas. Lastimosamente era hora de detener el sangrado, ya le estaba tomando un poco de cariño... <<Perdón, en ese momento estaba delirando>>
Sin tener mucho conocimiento sobre estas cosas, suavemente deje caer unas cuantas gotas de alcohol sobre la herida para desinfectarla un poco, con un trozo de algodón la limpie con un poco de afán, no sabía si el dolor era mucho o poco, la bala atravesó, así que la bala no quedo incrustada dentro de mi hombro. Lo cual al parecer era más grave de lo que pensaba; raramente sentía como una débil brisa pasaba por entre la herida, no era una sensación muy grata la verdad. Tuve que quitarme la camisa la cual estaba arruinada por tanta sangre desparramada, está la rasgué en forma de tiras y las dejé a un lado, pusé unos algodones sobre ella con un poco de alcohol. Lo sé, uso mucho alcohol, me pusé la improvisada venda rodeando mi hombro y espalda, algo así como Leon en Resident Evil 2
(Referencia)
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Ahora vendado ya podría preocuparme por una buena prenda de ropa. La querida vecina tenía un hijo de mi edad más o menos, fui a su habitación; ya sabía donde estaba porque me habían ofrecido esa casa antes que la del segundo piso aunque en aquel entonces ellos no vivían ahí aun, así que tampoco llevaban mucho tiempo en el vecindario. UNa vez allí busqué en su closet, como yo solo tenía ropa de color negro, un clásico, tome prestada una de sus camisas con un diseño algo peculiar, tres triángulos dorados formando un triángulo más grande, ajá, la referencia se me hace un poco familiar.
Fuí hasta la sala, revisé por la ventana levantando levemente la cortina que la cubría, solo quedaban unas cuantas patrullas, medicina forense al parecer se habían llevado el cuerpo, los noticieros y responsables de la prensa tal vez se habían ido por el general a cargo de la operación en mi contra, por seguridad me imagino. La verdad, solo era cuestión de tiempo para que los policías pudieran bajar en cualquier momento, la verdad... Tenía miedo.
