Sangre azul.

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Sus alas se desplegan y su cuerpo empieza a llenarse de tatuajes. Me siento a su lado mientras miro sus hombros llenos de tatuajes al igual que su cara, su espalda y su barriga.

-Técnicamente no son tatuajes, son marcas que nos salen a todo los demonios, se puede decir que nos diferencian por esto-se señala las marcas.
Oigo el tic del horno, lo que significa que la pizza está hecha. Pero ahora se me ha quitado el hambre.

Paso mis manos de su barriga a su pecho y subo hasta su cara. Noto como su piel se pone de gallina a medida que le toco y me embriaga la felicidad. Su cara esta despejada por que no se ha quitado la pinza del pelo. Voy recorriendo con mis dedos las marcas. Pasa sus manos por debajo de mi jersey de lana, me aprieta contra su pecho y me va tumbando poco a poco en el sofá. Cuando estoy tumbado él se tumba encima de mi barriga con su boca en mi cuello.

-Cada vez me gustas mas gatito.

Me muerde un poco el cuello, aprieta durante un rato que se me hace demasiado corto e intenso y le agarro del pelo.

Suena él timbre y le suelto el pelo. Que puñetera forma mas mala de cortar él rollo. Se levanta rascándose la nuca. Voy a abrir la puerta y la figura de una dulce chica de ojos carmesí y vestido largo azul cielo aparece radiante en la puerta. Su pelo rubio parece incluso brillar por él sol.

-¿Quien es?

Salgo de mi asombro y me dirijo a la chica.

-¿Quien eres?

Me mira, sonríe y despliega sus blancas alas.

-Soy Ikia.

Kum llega con un impulso a la puerta.

-Ikia-me aparta de la puerta y le hace un gesto para entrar-¿por qué estás aquí?

Hace desaparecer sus alas y entra en mi casa-¿puedo sentarme?

Asiento con la cabeza. Agarro él brazo de Kum y intento esconderme un poco tras él.

-Hace años que no nos vemos.

-Nadie puede verte, tu vida es demasiado estricta.

La chica parece tener unos treinta años. Está muy calmada y tiene un aura de tranquilidad. Tengo curiosidad por lo que ha dicho Kum.

-¿Quien eres?-digo saliendo un poco de detrás de Kum.

-Sientate a mi lado.- Señala un sitio a su lado en él sofá.

-¿Por que?-pregunta Kum mientras agarra mi muslo.

-Yo no muerdo-me hace de nuevo una señal para que me siente.
Me siento a su lado y procuro no rozarle ni él vestido.
-Esto te va a sonar extraño pero confio en que ya estarás acostumbrado a la vida de un ángel. Por lo que se yo se sabes manejarte en peleas cuerpo a cuerpo, eres muy rápido pero no has empezado con tus poderes.

-No, Kum quería prepararme bien físicamente para empezar con mis poderes.

-Vas un poco atrasado en comparación con otros.

-¿Otros ángeles?-ignora mi pregunta.

-Soy la reina de los ángeles, la que les ayuda cuando no encuentran un anillo o no pueden manejar sus poderes o no quieren vivir en la tierra, puedo ayudar a mi gente en lo que quieran. Además siempre tiene que haber una reina o un rey y un príncipe o una princesa. Yashiko Yukinayo tu eres un príncipe.

Tardo un poco en darme cuenta de lo que acaba de decir. Creo en la historia de los ángeles pero las historias de príncipes y princesas no quiero por favor que sea real.

El camino al infierno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora