Prólogo

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Le di otra calada a mi cigarrillo, el viento helado de la noche elevaba mechones de mi oscuro cabello, el sonido de las olas invadían mis oídos, en el horizonte casi desdibujado podía ver como un mar negro se extendía. Mis sueños se han marchado contigo, mi corazón sigue físicamente en su lugar pero no lo percibo. Es como sentir que solo eres un cuerpo vagando sin alma.

¿Qué debía de hacer? O más bien ¿Qué quería hacer?

Me reacomodé de manera que mi motocicleta no se cayera, aún desprendía calor de la carrera que embestí hace menos de veinte minutos, esta era mi herramienta para escapar siempre de todo y este era mi lugar favorito para sentirme miserable.

El recuerdo de sus manos aferrándose a mi cabello, tirando de este mientras sus labios me envolvían con desesperación, necesidad, ella siempre había sido así, temeraria, rebelde, fría pero no me importó, quise seguir su juego y me terminé convirtiendo en alguien muy parecido a ella justo cuando tú llegaste con tu dulzura, inocencia, amor, a salvarme de ese precipicio en el que estuve a punto de caer.

Me pregunto si es justo para ti seguir luchando, porque estoy consciente de que mereces a alguien mejor que yo. A pesar de que ella se llevó una parte de mí, mi corazón está contigo.

Vuelvo a sacar la carta que está en mi chaqueta, me debato por quinta vez sí debería entregártela, desvío mi mirada hasta donde está la mano que sostiene la carta y aún en la oscuridad el anillo brilla con intensidad, algo tuyo, algo que decidiste entregarme.

Me exaspero porque sé la respuesta a todas a mis preguntas, simplemente me da miedo aceptarlas. Guardo la carta con brusquedad, he tomado una decisión.

Enciendo mi motocicleta y el ronroneo del motor me causa placer, iré por lo que dicte mi consciencia, iré por lo que diga mi corazón, mejor iré por ti.

¿A qué lugar? Ella mi enfermedad, tú mi cura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora