Capítulo 3

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-Ya verás- dijo el pequeño de ojos azules, corriendo detrás de mí, cuando me alcanzó me tomó por la cintura y susurró en mi oído

–Ahora paga las consecuencias- haciéndome cosquillas, nos tumbamos en el amplio jardín y no podía parar de reír.

-Basta- dije en medio de risas, de pronto el niño estaba encima de mí, me miraba con sus profundos ojos y yo estaba encantada, en un pestañeo ya no era un niño, era un chico, era Andrew.

***

Estuve el resto del día pensando en aquel extraño recuerdo que se repetía una y otra vez en mi mente, Dustin caminaba a mi lado y me preguntó -¿Todo bien pequeña?- asentí.

-Vamos por unas bielas- dije sonriendo pícaramente, necesitaba distraerme, pasarlo bien, hace mucho tiempo que estaba portándome como una niña aburrida y eso empezaba a fastidiarme.

Eran recién las nueve de la noche pero ya estaba disfrutando, bailando como una loca en medio de la discoteca y Dustin conmigo tratando de imitarme, pase de las bielas al vodka y comenzó a subirme el alcohol a la cabeza, pero me sentía bien, o era lo que creía, salimos a tomar aire un rato.

-Eres preciosa Jinet- observó Dustin, yo le sonreí 

–Gracias, tu eres un papi- devolví el cumplido dándole un piquito en su boca, al parecer no era algo que esperaba, pero yo estaba bien, me sentía extremadamente feliz, demasiado ebria, haciendo cosas sin pensar. De pronto se me ocurrió algo, lo tomé de la mano y nos alejamos corriendo hasta un lugar del que me habían comentado antes de venir, conseguí lo suficiente para pasarlo bien esa noche, fuimos hasta mi casa, una vez dentro armamos uno, dos, tres, y ya no pude más, empecé a sentirme mal y no recuerdo más.

Mi cabeza daba vueltas cuando me levanté, Dustin estaba durmiendo aún alado mío, estaba desnudo, por desgracia yo igual. "Lo volví hacer" me abofeteé mentalmente. Mientras me daba una ducha pensaba que decirle, yo siempre vi a Dustin como un hermano mayor y no quería que nuestra relación se dañara.

Cuando salí, Dustin estaba despierto, se acercó a mí y me dio un beso en los labios, una mala señal "Esto va mal"

–Buenos Días preciosa- me susurro al oído, decidí cortarlo de raíz, me senté en el borde de mi cama

–Escucha Dustin, no sé qué paso ayer, pero quiero que entiendas que solo te veo como un hermano mayor,  que no siento nada más que eso, lo siento- suelto tranquilamente mirando mis pies, me observa, su cara lo dice todo, no se lo esperaba.

–Entenderé si quieres marcharte- finalice. Solo tomo sus cosas y se fue, sin decir nada, la había vuelto a dañar, perdiendo otro buen amigo por mis estupideces de una sola noche.

A las cinco de la tarde Nathan me fue a visitar y me invitó a jugar voleibol con los chicos, ya me sentía mejor así que accedí, fue una tarde tranquila, cuando regresé a mi casa, me senté en la orilla del mar y comencé a pensar, tendría que tomar una decisión acerca de la universidad y esas cosas, no podía pasar el resto de mi vida siendo así.

Lo ocurrido con Dustin me hizo reflexionar a cerca de lo que estaba ocurriendo en mi vida.

-Eh, hola- dijo Andrew tímidamente sentándose a mi lado y yo le sonreí forzadamente

-¿Sucede algo?- preguntó en tono preocupado, su presencia no me afectaba, me gustaba que estuviera ahí, sin nervios ni nada respondí 

–Pues sí- mire mis pies y no dije nada más.

¿A qué lugar? Ella mi enfermedad, tú mi cura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora