En la 803 surgió la pasión

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Con tu cuerpo danzando sobre mí y tus brazos agarrándome la cintura, la habitación comenzó a llenarse de gemidos y gritos de placer (después me enteraría por distintas fuentes que las paredes eran un poco más delgadas de lo que hubiese preferido, pero tampoco me importaría mucho entonces). Mis uñas recorriendo la superficie de tu espalda, tus labios en mi cuello y en mis pechos y en mi estómago. Yo revolviendo tu pelo, vos tirando del mío. Tu compañero durmiendo en la cama de al lado, sin enterarse de nada. Mi espalda arqueándose y tu boca entreabierta. 

La historia se repite y entonces estamos los dos sentados en las piedras de una playa fría, con el viento a -2°C golpeándonos la cara, calándonos los huesos. Las montañas en frente y Callejeros en nuestros oídos. Sexo oral y anal entre papá y mamá... o algo así. Entre mates y papas fritas, y risas e insultos (porque me levantaste de la siesta y ahora tengo frío, mucho frío), te acomodé la gorra y vos te sacaste mis pelos de la cara (porque hay viento y yo tengo el pelo largo). Me diste un beso en la boca, en la punta de la nariz, en el cachete. Me sonreíste y tenés lindos dientes. Me abrazaste y tu pecho me da calor. Tus brazos combinan con mis hombros. Sé que es tonto pensarlo, pero es la verdad. 

Tarareo la canción contra tus labios y vos te reís porque sé que te pone nervioso. Porque te parece sexy que te susurre así. Y a mí me parece tierno que yo te parezca sexy, y me parece hermoso que me busques por todo el hotel. Y me parece lindo que me hayas venido a levantar de la siesta, aunque ahora me queje. Hasta me parece lindo que te guste el gore, porque es diferente. Y me gustan tus gorras y tus gorros y que seas tan obvio. Y que estemos caminando entre mucha gente y mucha música y mucho alcohol y me digas "¿No ves que todos te miran?"  aunque nadie me mire, porque nadie me mira. Todos están en otra, pero vos igual pensás así. Y es tierno.

También me parece increíble que no hayamos intercambiado números hasta que vos te fuiste y yo me quedé, y entonces había que mantenerse en contacto porque sabemos que pegamos bien juntos. Porque me mostraste tu poesía y yo te dije que era buenísima (porque me pareció buenísima), y me preguntaste si prefería leer o escribir y te dije que leer. Y me preguntaste si escribía y te mentí y te dije que no, porque de otra forma hubiera tenido que mostrarte algo de lo que escribo y me hubiese dado vergüenza. Y antes de parecer una pelotuda preferí mentir. Prefiero mentir. 
Entonces sentí que vivíamos como en una película, porque los celulares no existían y si nos encontrábamos era por pura casualidad y eso no pasa casi nunca. Y te encontraba entre pasillos, comedores, discotecas... Y salíamos juntos al frío de la noche y volvíamos en micros gastados, entre balbuceos alcoholizados y gritos de euforia. 

El último día amanecimos juntos en la 803, pero yo volví a la 810 porque vos tenías que tomar un vuelo. Pero media hora después apareciste por mi puerta y me abrazaste y me besaste, y fue una despedida corta porque yo sabía que te vería en Capital. Pero entonces yo te abracé más fuerte y sé que te querías ir porque forcejeaste un poco, pero a mí me chupó un huevo. Y te abracé. Y te besé torpemente y como pude (estaba medio dormida). Y te dije chau. Porque un "nos vemos" me pareció demasiado optimista. 

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Perdón. Extraño muchas cosas, pero en realidad hace mucho que no me sentía así. 

Escrito en: martes 15 de agosto del 2017, a la(s) 19:36 p.m. en CABA


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