Gunter Pierce - Encuentro de dos Líneas Temporales

5 0 0
                                    


1919, abril 15.

Gunter era hijo de un general de la ahora extinta Alemania imperial, sus visiones políticas y las extrañas "visiones" que tenía que soportar su hijo eran perfectas para un nuevo y lento método de tortura. De la noche a la mañana podía ser una podre hombre arrepentido, triste que se arrepentía de todas las atrocidades que él y el bando que apoyó hace años causaron a un total cretino y violento que lograba hacerlos escapar su esposa y su descendiente a lugares alejados de la ciudad de Berlín. Cuanto más Gunter crecía menos esperanza le quedaba, pero eso no lo detuvo a ser un total genio en la escuela a la que asistía. En 1929 y a la edad de 10 años mostró su interés y entendimiento en las matemáticas al el estudiante con mejores notas en esa materia y un rango muy alto en ciencias. Sus compañeros lo adoraban, pero no por las razones correctas, para ser directos se agarraban de su talento y adoración de los profesores para así conseguir una pisca de la atención que él lograba conseguir en cada rincón de su colegio.

Aparte de toda la fama que consiguió el joven a tan temprana edad, nunca visualizó un futuro claro ni una meta a seguir, por ahora era probarle a su padre que él tenía valía para lo que hacía, pero su padre nunca le importó todo su empeño en esa materia. Cuando estaba cuerdo o medianamente tranquilo, tomaba a su hijo a cualquier hora del día sin importar qué estuviera haciendo y lo hacía practicar disparo en el patio y/o parque más cercano. Su madre, Samina Larense, era una judía americana que tras una mudanza de su familia en 1900 (mismo año ella fue concebida) terminaron quedándose en ese país. Gunter era un chico bastante perfeccionista y amargado para la situación en la que fue creciendo, exigía que no le interrumpieran en sus horarios pre-determinados de estudio, dibujo o lectura. En el colegio no socializaba en cantidades propias de un chico de su edad, pero tenía un buen amigo que estuvo ahí cuando más lo necesitaba Albeth Belanossa, un chico forastero proveniente de Austria. Era fastidiado por sus compañeros en aquél entonces por ser de diferente nacionalidad y su acento extraño del alemán, Gunter lo conoció y lo defendió hasta que el resto de chicos pararon con sus burlas.

Un día, al regresar del bachillerato camino a casa acompañado de Alberth, una ambulancia con una multitud enorme de personas alrededor de la casa de Gunter estaba presente. Murmullos y especulación rodeaban el escenario, Gunter se abalanzó rápidamente a ver que estaba sucediendo, y para su sorpresa su padre salió del hogar cargado por dos doctores... Su padre estaba enfermo. Tenía un cáncer pulmonar a respuesta de su adicción al cigarro en sus días en las trincheras, de ahí en adelante verlo toser sería pan de cada día.

Era el año 1933, una fecha bastante importante en la vida de Gunter, puesto que fue ahí cuando poco a poco le iba restando respeto a su madre y como él era visto de mala forma al pasar con la mano en la de su madre caminando por la calle. Él no era judío, su padre se lo prohibió, sangre alemana corría por sus venas y el apellido Pierce en su nombre le defendía de cualquier insulto. Samina iba perdiendo derechos cada vez más, hasta que con el pasar de los años, su padre segado por las ideologías de los nacionalsocialistas e injusticia que sentía con el tratado de Versalles hubo una ruptura entre los dos cónyuges... Firmando así el fatal destino de ésta mujer al haber ocurrido nada más y nada menos la misma noche en la cual el evento en respuesta al asesinato de dos oficiales nazis perpetrado por un simple judío, conocido como "La noche de los cristales rotos" ocurrió. Esa noche fue la última vez Gunter vería a su madre antes de ser enviada a un campo de concentración.

Los días pasaban y la pérdida de su madre comenzaba a colar en la mente de Gunter. En su hogar no tenía derecho a lamentar su pérdida, su padre terminaría descubriéndolo y golpeándolo por ser "cómplice" del estado actual de la gran Alemania. Tuvo que recluirse en la casa de Alberth por apoyo, aun cuando tuvieran ideas diferentes sobre el papel de los judíos en todo el embrollo. Cuando después de tres años Gunter perdió toda emoción en cualquier tema de conversación o materia en el colegio, sucumbió a los deseos egoístas de su padre y se unió al Wehrmacht sin mucho entusiasmo, y sobre todas las cosas y con toda la exigencia de su padre y sus generales nunca levanto un musculo al escucha la palabra "hail". Nunca se lo permitió, iba en contra de su madre y lo que ella representaba para él. Los generales tenían dudas sobre que estuviera libre de sangre judía, ya que ellos estaban prohibidos en el ejército, pero al escuchar el apellido "Pierce" y ver quien era su padre nadie cuestionó si era un verdadero alemán.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Mar 30, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Iván Kracovicht: la trilogíaWhere stories live. Discover now