De nuevo estaba cruzando la calle, recibiendo el impacto del auto y volviendo a quedar en silla de ruedas. Los sueños eran lo mismo pero con la diferencia que poco a poco iba dejándolos de lado para que no fueran tan frecuentes como lo venían haciendo desde aquel día.
Llevó la cuchara hasta su boca para probar el helado que había comprado su madre hace poco para mimarlo y soltó un gemido de satisfacción al confirmar que estaba demasiado delicioso como había dicho Demyan en cuanto le cont. Amaba tanto el helado que podía vivir solamente comiéndolo. Estaba en medio de la sala mirando una película que estaba aburrida que si no fuera por helado el chico estaría durmiendo.
Escuchó la llave y la cerradura de la puerta principal, cosa que lo sorprendió demasiado porque su madre había tenido que ir al supermercado a comprar algunas cosas para la cena y su padre estaba trabajando. Sin embargo, en el fondo sabía de quién se trataba así que al verlo entrar a la sala soltó una linda risa. Demyan Lavrov era el único que tenía llave de la casa en caso de emergencias desde el accidente.
— ¿Quieres helado, MyanMyan? — Levantó la cuchara llena de helado hacia el contrario para invitarlo a acercarse.
Demyan negó con su cabeza antes de sentarse en el sofá que estaba junto a la silla de ruedas.
— Antes de venir he comido demasiado y estoy lleno — Mintió con una sonrisa.
Dominik miró fijamente el rostro de Demyan por unos segundos antes de decidir si decía la verdad o no.
— Abre la boca.
— No.
— Abre la boca, Demyan MyanMyan.
— Pero...
Dominik no esperó mucho más y metió la cuchara dentro de la boca de Myan llena de helado.
— Disfruta de todo lo que puedas comer.
El moreno tragó el helado sin problemas y totalmente encantado por el sabor. Abrió la boca de nuevo esperando otra cuchara del mismo para disfrutarlo todavía más. Dominik no fue egoísta, llenó otra cuchara y la llevó hasta la boca de su amigo aunque machó sus labios a propósito.
— Te ves tan lindo — Dominik susurró con una sonrisa.
Demyan quedó embobado por la sonrisa del castaño. Recordó la fotografía encima de su mesa de noches y también sonrió mientras se acercaba a la mejilla del menor, en ella plantó un suave y húmedo beso.
— Toma eso como un premio por darme helado sin pedírtelo.
Dominik apretó el bote de helado ligeramente, bajó la mirada y soltó otra risa. Estaba totalmente sonrojado con el corazón latiendo con demasiada fuerza que hasta pensaba que en cualquier momento se iba a salir de su pecho. No era la reacción que debía tener con su mejor amigo pero no podía evitarlo cuando hacia cosas así.
— ¡Eres un tonto, Myan!
En vez de molestarse, el nombrado sonrió y le dio otro beso en la mejilla a Dominik.
— Un tonto que te hace sonrojar.
— ¡Basta! — Recibió otro beso.
— No quiero.
— ¡Demyan!
— Nikkie, darte besitos me resulta muy tierno y más todavía cuando te pones tan rojito como un tomate.
La película que había estado mirando Dominik había pasado a segundo plano por estar tan concentrado en Demyan Lavrov y no estaba nada arrepentido con eso. El chico era lo mejor que le había pasado en la vida a pesar de todo y jamás lo dejaría en segundo lugar. Fue subiendo la mirada poco a poco y le mostró le lengua en un gesto que parecía un niño en vez de un chico de diecinueve años.
Demyan llevó su dedo índice hasta sus labios y miró al techo por unos segundos como si estuviera pensando para después devolverle la mirada a Dominik. Quería seguir teniendo a Dominik Romanov sonrojado, por ende, utilizaría los recuerdos de ambos a su favor y las experiencias que llos tenían que nadie más sabía por ser un secreto.
— Nikkie, ¿recuerdas cuando tenías siete años y quisiste hacer una pijamada solamente conmigo en tu habitación?
El nombrado asintió mientras comía de su helado.
— Tenías un pijama de ositos muy linda y no parabas de abrazarme. En la noche estabas asustado así que tuvimos que dormir juntos pero ni así se te pasaba el miedo.
— No vayas a decirlo...
— Nos sentamos en la cama mientras estabas haciendo puchero para que yo encendiera la luz.
— Demyan...
— Pensé en encender la luz por un m oento pero quería seguir viendo tu rostro tan lindo por unos segundos más.
— Detente.
— Terminé besando tus labios para quitarte el miedo.
Dominik se sonrojó todavía más y comió con rapidez el helado hasta que se lo terminó por completo antes de poder decir algo al respecto.
— Me robaste mi primer beso.
— Nunca te quejaste.
— Es que...
— Eres tan lindo. En ese momento estabas igual de sonrojado que ahorita y me encanta.
Dominik dejó el bote de helado vacío encima del suelo y cruzó sus brazos haciendo otro lindo puchero con sus labios luciendo para nada enojado, todo lo contrario, se veía tan adorable que a Demyan le daban ganas de abrazarlo y cuidarlo siempre.
— Estaba sonrojado por tener mi primer beso con mi mejor amigo.
— Y que te gustó — No evitó burlarse un poco.
— Bueno, no besaste nada mal.
Ambos se miraron fijamente y comenzaron a reírse a carcajadas por el recuerdo que tenían sobre el primer beso de ambos. Era un recuerdo un tanto extraño pero habían logrado superarlo sin problemas para seguir con la amistad que tenían hasta el día de hoy que parecía demasiado fuerte ante lo demás. Sin embardo, dependía siempre de un hilo aunque ellos no lo supieran. Una amistad de tantos años que podía ser destruida por unas simples palabras.
Demyan Lavrov había tenido su primer beso con su primer amor.
Dominik Romanov había tenido su primer beso con su mejor amigo.
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Love Yourself.
RomanceEn donde Dominik queda paralítico a causa de un accidente y Demyan se queda a su lado a pesar de todo. ➤ Terminada. ➤ Capítulos cortos-largos. ➤ Original.